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ahora la ciencia sabe que la corteza prefrontal de las personas con TDAH se desarrollan con unos tres años de retraso en comparación con una persona sin el Trastorno, y algunas otras curiosidades, como por ejemplo: Falta de memoria no verbal: Los afectados por este Trastorno somos capaces de hacer una cosa mal, darnos cuenta de que lo hemos hecho mal, sabemos que es algo que debe corregirse… pero costarnos mucho poner en práctica esa corrección. Si dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, los TDAH tropezamos no dos veces, sino veinte, sin importar cuán buena sea la intención o cuánto daño nos haga fracasar de nuevo. No tenemos lenguaje interno: Cuando se creó el mundo y repartieron los libros de instrucciones para organizarse mentalmente, a los TDAH nos tocó la página en noruego defectuosa de imprenta. Por ejemplo, si la trama de una película es muy compleja y en algún momento dado no nos queda bien claro lo que está pasando, es muy posible que perdamos el hilo y la película termine cuando nos parece que todavía quedan cabos sueltos. ¿Con quién se casó al final el rubio? ¡¿Pero no se fueron a Wisconsin?! Esto puede resultar gracioso, y siempre está bien tomárselo con humor y no fomentar el drama, pero cuando se trata de hacer una gestión de cierta complejidad -incluso siendo un nivel de complejidad que cualquier persona consideraría fácil-, intentar organizar mentalmente la información, ya sea para hacer un informe, para explicárselo a otra persona, para hacer un resumen, o sencillamente para acordarse al día siguiente, puede traerle a uno de los nervios hasta el punto de no poder soportar el estrés. Y recordemos: No es uno un blandengue, un tonto, un inútil, un despistado… Realmente hay funciones cerebrales que no están cumpliendo con su labor. Es como intentar encender una lámpara: Si no hay filamento dentro de la bombilla, ya se te puede hinchar la vena de la frente todo lo que te dé la gana. Control del paso del tiempo: Ayer mientras leía el artículo de Rocío Mayoral, intentaba explicarme esto a mí mismo de forma sencilla, y creo que puede resumirse de esta manera: Imagínate que tienes una caja grande de cartón (que es el tiempo que dispones a lo largo del día) y tienes que meter dentro distintas piezas, de diversas formas y tamaños (que son las tareas que debes hacer ese día, tu tiempo de ocio, tu tiempo de estudio, la jornada de trabajo, etc). Pues bien: A los TDAH en vez de una caja de cartón tenemos un cono de tráfico y en lugar de piezas de distintas formas, tenemos pompas de jabón. Complicado hacer encajar nada con nada, ¿verdad? Evidentemente, el tiempo transcurre igual para todo el mundo, pero esta alteración ejecutiva de los TDAH hace que nosotros apreciemos esa realidad distorsionada. Así, a un TDAH puede darle la impresión de que tal vez le dé tiempo a hacer algo a ultimísima hora cuando es evidente que le resultará imposible, del mismo modo en que se nos puede pasar increíblemente rápido cierto espacio de tiempo (una mañana, un fin de semana…), sentirnos invadidos por una sensación de prisa que no podemos comprender… y cuando finaliza ese lapso de tiempo, nos cuesta comprender en qué hemos invertido todo ese tiempo en realidad. Podemos hacernos cierta idea con un poco de esfuerzo, pero en términos generales no lo sabemos y si alguien nos pide explicaciones de qué hemos hecho durante todo ese tiempo, no se trata de poner excusas o de huir de nuestras responsabilidades: Las funciones ejecutivas del cerebro no han cumplido con su misión y no sabemos qué hemos estado haciendo. O mejor dicho, no sabemos cuánto tiempo hemos dedicado a cada cosa ni, probablemente, en qué orden. Baja tolerancia emocional: De lo peor que puede pasarle a alguien con Déficit de Atención es que se le trate como si fuera inútil, o un vago, o un torpe, un descuidado… Tal vez las personas con TDAH somos quienes más cuidado tenemos siempre, pero aun así cometemos torpezas, y nos sentimos muy angustiados, estresados e impotentes cuando se nos echa en cara. Por supuesto, esto no debe ser utilizado como excusa: “Si soy un completo inútil, lo achaco al TDAH y ya está”. Eso no está bien, del mismo modo que tampoco está bien para quienes nos rodean acusarnos de ser unos desastres porque nos da la gana, por pereza, o que el TDAH se activa en ciertos momentos del día o sólo para ciertos asuntos. Cuando se echa en cara a un TDAH que puede tener problemas para recordar la lista de la compra pero no para estudiar matemáticas, o cuando se le recrimina que se agobie al hacer crucigramas pero no para completar las tareas (o viceversa), es porque no se ha comprendido en qué consiste el trastorno. Estas acusaciones de torpeza, vagancia, desinterés, etc. no ayudan en absoluto. Al contrario, disparan el estrés queteniaquehaceryo.wordpress/2013/03/08/algunas-pautas-para-comprender-y-ayudar-a-alguien-con-deficit-de-atencion/
Posted on: Mon, 19 Aug 2013 09:39:40 +0000

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