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https://facebook/alejandro.morenoburgos Mi México querido Mi México querido tan criticado y llorado. El que ha pasado por dolor y sacrificios. El que se ha glorificado bajo la escénica de mitos, y de leyendas sin par. México, el de verdades a medias y mentiras completas, el de ídolos sin cabeza y de calendario azteca. El del maíz y de Tláhuac, el de Cuauhtémoc y Malinche. El del tirano llamado conquistador de piel blanca y barbado de mirada lasciva llena de codicia, sin escrúpulos ni piedad de las manos ensangrentadas y corazón forrado de hiel. El de cadenas para atar y látigo para azotar las morenas espaldas quemadas por Tonatiuh. México, el del ahuahuete milenario, el de la noche alegre para nosotros. México, el de hombres como Morelos e Hidalgo, Juárez y Madero, el de Porfirio Díaz, el héroe prócer, amado y malquerido que nos sigue gobernando desde el más allá y sin que nadie se lo crea. México el de las minas de plata, el de torres de petróleo, el del cuerno de la abundancia. El saqueado, el explotado, el envidiado. El que se pasa sus penas y cuitas, cantando su desventura con tequila y guitarra, el de la carcajada franca y abierta que ríe de la muerte, pero primero de sí mismo. México, el de tortillas con sal, el del mole poblano, el del pescado zarandeado y los chiles rellenos... chiles en nogada. México, el que huele a epazote y frijol. El de las danzas prehispánicas, el de jarabe tapatío, el que vuela cual pájaro arriba del palo alto, México, el del águila en la bandera sobre el mentado nopal. El tricolor, patriota y orgulloso, el noble y trabajador. El de vecinos ingratos que hacen de nosotros su traspatio. México, el de emigrantes que dejan huérfanos y viudas sin saber de su destino, los que marchan tras el sueño del poder americano y retornan derrotados con el odio reflejado en el rostro. Manos que se van porque no tenemos tierras que labrar y si muchas bocas que alimentar. Y les pagan con Hotdogs envueltos en papel de estraza que nosotros fabricamos. México, el del templado clima, el de los tejocotes en almíbar, el de las charamuscas y los muéganos, los merengues y las alegrías, el de la fruta cristalizada, el de las paletas de limón, el del jardín con vergeles, flores de todos colores de perfumes embriagadores, el de contados volcanes nevados, playas de ensueño con mares azul turquesa. El de los antiguos canales con sus canoas trajineras y sembradíos de verduras sobre legendarias chinampas navegando sobre Texcoco, y donde al fondo se levanta majestuosa la gran Tenochtitlán. México el aguerrido, el de amores y balazos, el del indito sentado con sombrero de ala ancha que no le deja ver la cara, a un lado del jacal, con sus gallinitas a un lado, que se ha levantado por fin y a todos ha demostrado que es un hombre templado y desafiante que irradia nacionalidad, orgulloso de su estirpe, de sus raíces de indígena y que al mismo tiempo presume su mestizaje. México, el de la Virgen Morena, el de San Diego, y Fray Juan de Zumárraga. México el de la olla de grillos, en donde se burla la ley, en donde el dinero es quien manda y el poder, su servidor. México, tierra de contrastes, de pillajes y narcos, de raptores sin escrúpulos. México, el del sufrido pueblo que se ha quitado la venda para poder ver sus necesidades, y se la vuelve a poner, espantado de lo que mira. Todo parece al revés. Sin embargo México se quiere y se admira, es cuna de nuestros ancestros, suelo que nosotros pisamos y hemos desarrollado cada uno con nuestro esfuerzo. México, te llevo en la sangre y en el alma, en el tocar de tus mariachis y en tus cielos límpidos con olor a zempazuchil. Por tus valles y cañadas, por tus bosques repletos de mariposas, por tus caídas de agua, por tus mares y montañas, por las costumbres y tradiciones. Por tu tabaco, por tu café, por tu gente hospitalaria y noble, deseosa de tener fe en una vida mejor que ofrecer ya no a los que estamos, sino a los que vienen detrás. México, creo en ti, muy a pesar de lo adverso, muy a pesar de que merecemos más de tus gobernantes. En tus hijos está levantarte en hombros ante todas las naciones. No se vale solo cantar, las virtudes y fracasos, hay que demostrar lo que realmente valemos, para ofrendártelo a ti, mi querido, mi amado y mi bello MÉXICO. Apunte anónimo rescatado y aderezado por el Bridón.
Posted on: Fri, 19 Jul 2013 23:40:06 +0000

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