jueves, 27 de junio de 2013 Cierran el Centro de Recursos - TopicsExpress



          

jueves, 27 de junio de 2013 Cierran el Centro de Recursos Educativos Luis Braille de Sevilla, colegio para ciegos donde cursé la EGB y al que tanto, tanto debo. Ya en mis tiempos promovían la integración de alumnos con deficiencia visual en colegios normales; por eso no continué el Bachillerato en Madrid, lo cual pesa aún en mi desarrollo formativo y rehabilitador. La atención que una persona ciega recibía en estos centros era individualizada; la preparación exquisita, fomentando campos como la música, la informática, el deporte, el ajedrez... Y por supuesto las habilidades de vida diaria y orientación, alcanzándose así una autonomía personal y una realización muy dignas. En definitiva, se preparaba a estas personas para no ser unas excluidas de la sociedad, para desempeñar un trabajo más que digno en muchos casos dentro de la ONCE: bien como profesores a su vez en colegios especializados o como personal en agencias o delegaciones de la Organización, técnicos (informáticos, etc.)... Esos puestos se alcanzaban por oposición, algo totalmente justo que desde hace años se ha perdido. También se ofrecían módulos interesantes de estenotipia, afinación de pianos, telefonía..., bastante apropiados para nosotros y con futuro laboral. Ahora prácticamente se nos está restringiendo el campo a la venta del cupón, algo más que digno pero que cada vez va a peor. ¿Qué nos queda entonces? ¿La marginación absoluta? Un ciego necesita atención individualizada, necesita adaptaciones de materiales, necesita instrucción en habilidades de vida diaria... Y, lo más importante: necesita asumir su ceguera del modo más natural posible; viendo que hay otros como él que pueden hacer muchas cosas, tomándolos como referencia, sabiéndose capaz de acometer tareas que emprenden los videntes y no estar limitados por su discapacidad visual, ni superprotegidos o marginados por padecerla. A un ciego debe exigírsele más, está claro, y no perdonarle la vida con benevolencia o valorarlo de un modo irreal y artificial en atención a su minusvalía, de modo que se crea merecerlo todo sin dar golpe. La receta perfecta para alcanzar ese desarrollo, esa dignidad, esa autorrealización estaba en los colegios específicos, y ahora desaparecen... Lo lamento tan profundamente, yo, semi-víctima del sistema... ¿Qué hacer ahora? ¿Qué futuro nos espera? EN el extranjero existen centros para ciegos; aquí ya no... ¿Quiénes saldrán adelante? ¿Cuántos quedarán retrasados, faltos de estímulos, aislados en casa? Y, en el mejor de los casos, aunque hayan recibido la educación adecuada: ¿dónde encontrar un trabajo? ¿De nuevo mendigando, leyendo romances, dando pena al prójimo? De acuerdo, eso quieren; eso tendrán. Porque, díganme: en una clase de 35 alumnos, con autistas, sordos, hiperactivos y sujetos aparentemente normales pero con mala leche, ¿cómo se puede esperar que el chico ciego tenga la educación que precisa? Un maestro de apoyo dos veces en semana no es suficiente. Oh, estoy de luto, en serio. Hemos perdido una gran batalla que se inició en 1938. Hemos sucumbido. Que Dios o no sé qué otra fuerza de la Naturaleza nos proteja. jueves, 27 de junio de 2013 Cierran el Centro de Recursos Educativos Luis Braille de Sevilla, colegio para ciegos donde cursé la EGB y al que tanto, tanto debo. Ya en mis tiempos promovían la integración de alumnos con deficiencia visual en colegios normales; por eso no continué el Bachillerato en Madrid, lo cual pesa aún en mi desarrollo formativo y rehabilitador. La atención que una persona ciega recibía en estos centros era individualizada; la preparación exquisita, fomentando campos como la música, la informática, el deporte, el ajedrez... Y por supuesto las habilidades de vida diaria y orientación, alcanzándose así una autonomía personal y una realización muy dignas. En definitiva, se preparaba a estas personas para no ser unas excluidas de la sociedad, para desempeñar un trabajo más que digno en muchos casos dentro de la ONCE: bien como profesores a su vez en colegios especializados o como personal en agencias o delegaciones de la Organización, técnicos (informáticos, etc.)... Esos puestos se alcanzaban por oposición, algo totalmente justo que desde hace años se ha perdido. También se ofrecían módulos interesantes de estenotipia, afinación de pianos, telefonía..., bastante apropiados para nosotros y con futuro laboral. Ahora prácticamente se nos está restringiendo el campo a la venta del cupón, algo más que digno pero que cada vez va a peor. ¿Qué nos queda entonces? ¿La marginación absoluta? Un ciego necesita atención individualizada, necesita adaptaciones de materiales, necesita instrucción en habilidades de vida diaria... Y, lo más importante: necesita asumir su ceguera del modo más natural posible; viendo que hay otros como él que pueden hacer muchas cosas, tomándolos como referencia, sabiéndose capaz de acometer tareas que emprenden los videntes y no estar limitados por su discapacidad visual, ni superprotegidos o marginados por padecerla. A un ciego debe exigírsele más, está claro, y no perdonarle la vida con benevolencia o valorarlo de un modo irreal y artificial en atención a su minusvalía, de modo que se crea merecerlo todo sin dar golpe. La receta perfecta para alcanzar ese desarrollo, esa dignidad, esa autorrealización estaba en los colegios específicos, y ahora desaparecen... Lo lamento tan profundamente, yo, semi-víctima del sistema... ¿Qué hacer ahora? ¿Qué futuro nos espera? EN el extranjero existen centros para ciegos; aquí ya no... ¿Quiénes saldrán adelante? ¿Cuántos quedarán retrasados, faltos de estímulos, aislados en casa? Y, en el mejor de los casos, aunque hayan recibido la educación adecuada: ¿dónde encontrar un trabajo? ¿De nuevo mendigando, leyendo romances, dando pena al prójimo? De acuerdo, eso quieren; eso tendrán. Porque, díganme: en una clase de 35 alumnos, con autistas, sordos, hiperactivos y sujetos aparentemente normales pero con mala leche, ¿cómo se puede esperar que el chico ciego tenga la educación que precisa? Un maestro de apoyo dos veces en semana no es suficiente. Oh, estoy de luto, en serio. Hemos perdido una gran batalla que se inició en 1938. Hemos sucumbido. Que Dios o no sé qué otra fuerza de la Naturaleza nos proteja.
Posted on: Thu, 27 Jun 2013 15:08:33 +0000

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