la sonrisa de la ventana: - TopicsExpress



          

la sonrisa de la ventana: Katia y Ruth son mejores amigas desde la infancia. Fueron al mismo colegio, al mismo instituto y el año que viene estudiarán en la misma Universidad. Era 28 de julio y ambas se habían apuntado a un campamento de verano en la sierra de Madrid. Katia y Ruth se subieron al autobús entusiasmadas y deseosas de pasarlo genial en aquel campamento. A medida que el autocar se aproximaba a su destino el bosque parecía engullir la pequeña carretera que conectaba con las cabañas del campamento. Una vez allí, Ruth y Katia se bajaron del autobús junto con el resto de compañeros y contemplaron las instalaciones de aquel lugar. Un comedor y diez cabañas de madera que delimitaban el recinto y en el centro de ellas un viejo parque oxidado. Todo ello abrazado por un inmenso y denso bosque que escondía el campamento de la civilización. Katia y Ruth junto con otras 6 compañeras les colocarlon en la cabaña número 10. Katia dormiría en la cama que estaba pegada a la ventana que daba al bosque. Los primeros días de campamento transcurrieron con normalidad, Katia y Ruth se lo estaban pasando en grande y disfrutaban con cada actividad del campamento. Allá por la quinta noche, Katia no podía dormir. Era normal ya que en pleno mes de julio las temperaturas son muy cálidas y apenas descienden cuando llega la noche. Katia daba vueltas y vueltas en la cama sin poder dormirse y terminó yendo al baño a refrescarse. Al volver se sentó sobre la cama y se quedó un rato mirando por la ventana. La vista era terrorífica; el bosque presentaba un aspecto tétrico y sórdido. Apenas iluminado por las tres farolas del campamento eso le hacía aún más terrorífico, proyectando sombras que parecen corretear entre las ramas de aquellos siniestros árboles. A Katia le recorrió un escalofrío sólo de pensar el hecho de estar ahí afuera en ese momento. Lentamente se introdujo de nuevo en la cama para intentar dormir. Serían las 4:00 A.M. de aquella misma noche cuando Katia, que al fín había logrado dormirse, se despertó por un pequeño ruido que destacaba en el completo silencio de la noche. El sonido penetraba en los oídos de la muchacha impidiéndole conciliar el sueño. Pudo distinguir que se trataba de rasguños, arañazos constantes y pequeños golpes monótonos que provenían del exterior de la cabaña, concretamente de la pared de la ventana que Katia tenía frente a ella. Ella se autoconvencía de que era algo normal dado que estaban en medio del bosque y allí este tipo de ruidos pasaban desapercibidos. Se dio media vuelta, cerró los ojos y se dispuso de nuevo a dormir. Pasados unos quince minutos el sonido cesó y ella seguía despierta. Esta vez se colocó boca arriba mirando hacia la ventana agotando las últimas posturas que le quedaban por probar. Su vista se fue adaptando y fue entonces cuando el terror se apoderó de la muchacha. Frente a ella, en la ventana, pudo distinguir la figura de un rostro humano. La silueta era de un hombre que la miraba con una sonrisa de oreja a oreja espeluznante. Katia horrorizada cerró los ojos y trató de olvidar todo aquello. No los abrió hasta el día siguiente en el que se despertó aún temblando. A lo largo del día, Katia se fue olvidando de lo sucedido y trató de disfrutar lo que quedaba de campamento. Todo iba bien hasta que llegó de nuevo la noche. Katia pidió a sus compañeras de cabaña que la cambiasen de cama pero ninguna cedió. Ella pidió entonces a Ruth que la dejase dormir con ella, y esta accedió. Katia una vez más no podía dormir hasta altas horas de la madrugada y temía abrir los ojos por el temor de que aquella historia se repitiese. En ese momento Ruth se despertó: -Katia, ¿Pero aún estás despierta? -Si, esque el calor no me deja dormir. -¿Pero tú sabes la hora que es? -Sí, más o menos. -Voy al baño Katia, ¿quieres que te traiga agua? -Si, por favor. En ese momento Ruth abandonó la cama y atravesó la cabaña hasta el baño. Unos 10 minutos más tarde se abrió la puerta y salió del servicio. Dejó la botella de agua en la mesita para Katia y se introdujo en la cama sin ensender la luz y bajo el completo silencio para no despertar a sus compañeras. -Gracias. -Respondió Katia. A la mañana siguiente una de las compañeras se levantó tras el sonido de la campana que indicaba el inicio de la jornada. Acudió al baño, abrió la puerta y se quedó petrificada. Allí estaba el cadáver de Ruth completamente ensangrentado y amordazado. El grito esta chica alertó a las demas compañeras que acudieron a los monitores para avisar de lo sucedido. Esa misma tarde el campamento se clausuró permanentemente y todas las chicas fueron enviadas a sus casas de inmediato. Katia permaneció en estado de shock durante varias semanas aún perpleja por lo que había sucedido y con la imagen del cadáver de Ruth merodeando su mente. En ese momento un helado escalofrío recorrió cada rincón de su cuerpo al recordar que alguien se había metido en su cama esa misma noche después de que Ruth entrase al baño y depositándole en la mesita, una botella de agua...
Posted on: Thu, 29 Aug 2013 20:19:16 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015