sa misma tarde de marzo, en otro lugar de la ciudad. —Y ahora - TopicsExpress



          

sa misma tarde de marzo, en otro lugar de la ciudad. —Y ahora despeja la x. —¿Qué? —Si lo hemos hecho ya mil veces... Despeja la x. —¿Cuál de ellas? Mario suspira, le arrebata a Diana el lápiz y rodea con un círculo la x a la que se refiere. —Esta. —Ah, vale. No es tan complicado, entonces. —No, no lo es. —Pues haberlo dicho antes, hombre. —Uff. El chico resopla ostentosamente. —¿Qué pasa? —dice la chica, muy seria y alejándose un poco de él—. ¿Te agobio, no? —Es que llevamos toda la tarde con esto. —Ya. Estás harto de mí. —De ti, no. De esta parte, sí. —Ah. Muy bien, muy bien. Comprendido. Diana se pone de pie y comienza a meter sus cosas en la mochila. —¿Qué haces? —Me voy. ¿No es eso lo que quieres? —Bueno... EE Blue Jeans ~ 411 ~ Canciones Para Paula —Tranquilo, tranquilo. Ya no te molestaré más. Mario la observa en silencio mientras recoge. No para de susurrar cosas que no consigue entender, pero que seguramente serán sobre él y no muy buenas, precisamente. En el fondo, siente que se vaya. Diana no está tan mal. Si, es una pesada, y a veces las formas le pierden. Pero también es cierto que se está esforzando por aprender. Y es... ¿resultona? No tiene la belleza natural de Paula ni su cuerpo y le falta la magia que desprende esta allá donde va. Pero es mona y tiene un punto de locura muy simpático. — No te pongas así. La chica se detiene un instante y lo mira fijamente a los ojos. No son demasiado expresivos, pero poseen cierta ternura y calidez. —Que no me ponga ¿cómo, Mario? Si llevas todo el rato quejándote. —Eso no es cierto. Ah, es verdad. Cuando le explicabas las cosas a Paula no te quejabas. Es más, hasta sonreías. ¡Pues perdona por no ser Paula! Los ojos de Diana brillan, húmedos, llorosos. Está de pie, con la mochila colgada en la espalda, enfrente del chico del que se ha enamorado perdidamente. Él permanece pasivo, inmóvil: alguien que hace tres días solo era el hermano de Miriam y que ahora se ha transformado en su obsesión. — Verás, Diana... —No quiero explicaciones, Mario. ¿Crees que no sé qué pasa? —¿Cómo? — Vamos, Mario, a mí no me engañas. Puedo parecer tonta, y quizá lo sea, pero soy la única que se ha dado cuenta de lo que sucede. —No entiendo de lo que hablas. Diana se deja caer en la cama. El colchón se hunde un poco y gruñe débilmente. Deja de mirarlo, huye de sus ojos, y sentencia: — Tú estás enamorado de Paula. —¡¡Qué dices!! —Para mí está muy claro. Estás loco por ella. El chico no sabe qué contestar. Se sienta en una de las sillas del dormitorio y escucha lo que su amiga piensa. Blue Jeans ~ 412 ~ Canciones Para Paula —Se nota, Mario. Todo lo que te pasa es porque ella te gusta. No duermes, no comes bien, estás más despistado que de costumbre. Incluso miras hacia nuestro rincón en clase, frecuentemente. Es por Paula. Todo eso es por ella, ¿verdad? Pero Mario no responde. Cuando Diana vuelve a mirarlo, el aparta sus ojos de los de ella. —Así que estoy en lo cierto. —La chica sonríe amargamente—. Soy gilipollas. Diana se levanta de la cama de nuevo y mira al chico, que desearía desaparecer en ese momento. Su secreto, desvelado. —Por favor, no digas nada a nadie —murmura, por fin, tras unos segundos en silencio. —Tranquilo, no diré nada. —Gracias. La chica suspira. Tenía razón en sus sospechas. Y le duele, le duele en lo más profundo de su corazón. De pie, con la mochila a cuestas, no sabe qué hacer. ¿Huye? ¿Pelea? ¿Abandona? ¿Se enfrenta a la realidad? —¡Joder! Si es que los tíos sois... —¿Qué? —¿Por qué Paula? ¿Por qué todos os fijáis en ella? ¿Qué tiene! —No lo sé. —Hay más tías en el mundo, ¿sabes? —Su tono es de reproche, valiente, sincero—. Tú no has estado con ninguna, ¿verdad? No has besado nunca a nadie. ¿Me equivoco? Mario vuelve a quedarse callado. No quiere contestar a eso. —¿Y qué vas a hacer? ¿Esperarla toda la vida? ¿Esperar que la chica de tus sueños algún día descubra que su amigo de la infancia la quiere? —Déjame, por favor. —Y, mientras, soportarás que salga con otros, que la besen, que se la lleven a la cama. —¡Joder, Diana! ¡Déjame! —¿Qué te pasa Mario? Es la verdad. ¿Duele? Blue Jeans ~ 413 ~ Canciones Para Paula —¡Déjame! —¿Serás virgen hasta que ella se encapriche de ti y pase del resto? —¡Coño, Diana, te he dicho que me dejes! ¡Aunque te joda, la quiero a ella, no a ti! El grito de Mario retumba en la habitación. También en su cabezas. Y en sus corazones. Son palabras que hieren y cortan sangre. La de la chica se derrama a borbotones por dentro, Invisible, fría, punzante. En ese instante, Miriam entra en el cuarto sin llamar. —Mario, ¿has gri...? Ah, Diana, ¿qué haces aquí? —pregunta, extrañada, sin comprender nada de lo que pasa. Pero esta no puede articular palabra. Sale del dormitorio, apartando con el codo a su amiga y con aquella última frase clavada en el corazón. Blue Jeans ~ 414 ~ Canciones Para Paula se mismo día de marzo, minutos más tarde, en otro lugar de la dudad. Sopla un poco más de viento. Es frío. La noche termina de caer y la luna no aparece, escondida entre nubes que llegan desde el Norte. La primavera, que parecía tan cercana, ha huido sin avisar y el invierno ha regresado inesperadamente con fuerza. Irene aparca el coche. Ha tenido suerte. Desde ahí puede vigilar el lugar exacto donde ha quedado con Paula. Es la hora. ¿Habrá llegado ya? Tiene las dos manos en el volante y observa atenta. No hay ninguna joven esperando con el perfil adecuado. Entonces se pregunta si no habrá sido demasiado osada, si no ha confiado excesivamente en su intuición y en la suerte. Sí. También necesita suerte: necesita que Álex no se haya puesto en contacto con ella, que no hayan hablado, ni se hayan mandado mensajes en las últimas horas. Si no... En ese instante se le ocurre algo. ¿Y si no viene? ¿Y si el que se presenta es su hermanastro enfurecido? ¿Qué haría? No ha pensado en un plan B. Sin embargo, Irene se olvida rápidamente de todo porque una chica acaba de detenerse junto a una farola en el sitio indicado. Mira el reloj, luego a un lado y a otro. Parece que espera a alguien. Podría ser ella. Tendrá entre dieciséis y dieciocho años y es realmente guapa. Tiene el pelo recogido en una coleta alta. Su cuerpo parece perfecto debajo de un jersey que se le ajusta al pecho y unos vaqueros ceñidos. Una tentación para cualquier hombre. Sí, esa tiene que ser Paula, comprende perfectamente que Álex se haya se enamorado de ella. Es una rival de entidad y eso la motiva. Mientras sonríe para sí, continúa observando a la recién llegada. En ese mismo instante, bajo la luz de una farola. Se abraza, abrigándose, cruzando los brazos bajo el pecho. Qué frío hace. Quizá debería de haberse puesto algo más de ropa. La temperatura ha bajado muchísimo. "¡Achís, achís!". Estornuda dos veces y se suena la nariz con un pañuelo de papel que saca de su pantalón vaquero. Luego lo guarda y resopla. ¿Y Álex? EE Blue Jeans ~ 415 ~ Canciones Para Paula Paula mira una vez más su reloj y chasquea los dientes. Aquella situación le es familiar. Hace seis días le ocurrió con Ángel: esperó y esperó hasta que, cansada de hacerlo, se metió en aquel Starbucks donde conoció a Álex. Y ahora el escenario es similar, pero con un protagonista distinto. ¿Qué querrá decirle tan importante? Tal vez le ha surgido algo. Podría llamarlo y preguntarle si va a tardar mucho o si no va a venir. Sí, no es mala idea. Un minuto más tarde, en ese lugar, dentro de un coche. El móvil de Irene suena. Sonríe satisfecha: ahora ya está confirmado, aquella chica es Paula. Desde su Ford Focus ha visto cómo la jovencita de la farola sacaba el teléfono de su mochila y hacía una llamada. Su plan está funcionando. Al menos, la primera parte. Ya la tiene allí, ahora le toca actuar a ella. El móvil deja de sonar. Es el momento. Irene se baja del coche confiada, segura de sí, como habitualmente. Es su ocasión, la oportunidad de eliminar a aquella preciosa chica de la vida de su hermanastro. Ese instante, un día de marzo cualquiera, con la noche fría cayendo sobre la ciudad. "Joder, no lo coge. ¿Qué le habrá pasado?". Hace frío. Cada vez más. Tirita un poco y se abraza a sí misma con más fuerza. Da pequeños saltos sobre las puntillas de sus zapatos. ¿Y si Álex no viene? Paula no entiende nada. ¿Qué le hace ella a los tíos para que siempre se demoren cuando queda con ellos? Normalmente, ¿no es al contrario? "Joder, es la novia la que llega tarde al altar, no al revés", piensa irritada. Vuelve a mirar a un lado y a otro. Derecha, izquierda. Se gira. Nada. Álex no viene. Solo aparece una chica despampanante acercándose hasta donde está. Pero, ¿no tiene frío con ese vestido tan corto y escotado? Sin embargo, a la muchacha no parece importarle la baja temperatura. Es extraño, tiene la impresión de que la chica camina hacia ella. ¿Le querrá preguntar por alguna dirección? —Hola, ¿eres Paula? —pregunta Irene, que se ha parado enfrente. Paula no responde enseguida. Está sorprendida. ¡Sabe su nombre! ¿Quién es? No recuerda haberla visto nunca. —Sí, me llamo así —termina contestando cuando consigue reaccionar. Blue Jeans ~ 416 ~ Canciones Para Paula —Ya lo imaginaba. Encantada, soy Irene. La desconocida le estrecha la mano. La chica acepta y extiende la suya. El apretón dura algo más de lo normal y la fuerza que Irene imprime también es mayor que la que habitualmente se emplea en un saludo. —Igualmente. Aunque yo... —No, no me conoces, si es eso lo que ibas a decir. Yo tampoco te conocía. Bueno, físicamente. Solo te conocía de oídas. —¿De oídas? —Sí, tenemos un amigo en común. —Ah. ¿Quién? Aquello cada vez es más raro. Paula no comprende nada, aunque algo le indica que esa chica no va a contarle nada bueno. —Álex. ¡Álex! Se había olvidado unos segundos de él por completo. ¿Ha venido esa chica porque él no puede ir? —¡Anda! ¿Eres amiga de Álex? —Soy la novia de Álex. Las palabras de Irene la descolocan completamente. El frío de la noche penetra en ella. Un inexplicable sentimiento inunda su Interior. —¿La... la novia? —Sí. Llevamos cuatro años juntos. Nunca te ha hablado de mí, ¿verdad? —No —murmura, sin demasiada fuerza. —Es un cabrón. Ya imaginaba que no te había contado nada. —Bueno, la verdad... es que no nos conocemos desde hace mucho. —Ya. —Irene clava sus ojos en los de Paula—. Pues resulta que se ha enamorado de ti. —¿De mí? ¡Qué dices! Eso no es verdad. Es... es imposible. —Me ha puesto los cuernos contigo, ¿no? —No..., no, de verdad que no. Él y yo apenas nos conocemos... Blue Jeans ~ 417 ~ Canciones Para Paula Está nerviosa. No logra articular bien las palabras. ¿Qué está pasando? ¿Por qué le dice todo aquello? —Claro, claro. ¿Te has tirado a mi novio? —¡Por supuesto que no! —No me mientas, niña. ¿Cuántas veces lo habéis hecho? —¡Ninguna! —Mentirosa. Te has metido en medio de una relación. ¿A te dedicas? ¿A romper parejas? —¡No sé de qué me hablas! Te prometo que entre él y yo no hay nada. Paula empieza a sentir una terrible angustia. Le falta aire, se asfixia. ¡Aquella chica la está acusando de acostarse con su novio! —Mira, guapita, Álex y yo éramos la pareja perfecta hasta que apareciste tú. No sé qué le hiciste, pero cree que está enamorado de ti. Y eso no es lo mejor... —Irene de repente coge la mano de Paula y la sitúa en su vientre— ... para nuestro hijo. La chica enseguida retira su mano. No puede más. Un millón de sentimientos de procedencia indeterminada la sacuden. Quiere salir corriendo, huir de allí, pero Irene está atenta y la vuelve a agarrar del brazo, deteniéndola. —Olvídate de nosotros. Borra su número, elimínalo del MSN, no le cojas más el teléfono. Estás destrozando una familia. No vuelvas a hablar con el padre de mi hijo. Si no, te prometo que te haré la vida imposible y no solo serás la responsable de todo, sino que puede pasarte algo grave. Te lo digo como mujer, como novia y como madre. Desaparecerás, ¿a que sí? Paula llora en silencio. No quiere que nadie se entere de lo que le está acusando aquella chica. Mira a Irene con miedo. Va en serio. Cree que quiere apoderarse de algo que es suyo y lo va a defender a muerte. Con los ojos encharcados, asiente con la cabeza. Desaparecerá para siempre. Irene la suelta y relaja todos los músculos de su cuerpo. Lo ha conseguido. Paula la mira una última vez. Es increíblemente hermosa y atractiva. Perfecta para Álex. Seguro que hacen una gran pareja y que su hijo será guapísimo. Se da la vuelta y abandona la luz de la farola. El frío es intensísimo. Sus huesos están helados. Tiembla mientras camina hacia la parada de metro más cercana. Irene la ve alejarse. Aquella chica sería la pareja ideal para su hermanastro si no estuviera ella, por supuesto. Blue Jeans ~ 418 ~ Canciones Para Paula Satisfecha, regresa al coche con la seguridad de que ahora nadie se interpondrá en el camino hasta Álex. Es cuestión de tiempo. Blue Jeans ~ 419 ~ Canciones Para Paula a es de noche, ese mismo día de marzo, en la ciudad. Llega al coche que le ha prestado su hermana y se sube. Acaba de bajarse del taxi que le ha llevado al lugar donde antes había aparcado el Citroen Saxo. Menos mal que no ha aparecido ningún fan alborotador, solo un par de tíos que se han girado para mirarla. No le apetece ni hablar ni escuchar nada de nadie. Si alguien la hubiera molestado, posiblemente habría reaccionado como en el campo de golf con aquella pareja entrometida. Katia se siente muy rara. Introduce la llave, pone la radio y arranca. El tráfico de la ciudad es denso a esa hora. Miles de coches van de aquí para allá y crean interminables hileras de luces. Los cláxones suenan ensordecedores y la emisora que sintoniza reproduce una vez más el éxito del momento, Ilusionas mi corazón, que esta semana sigue siendo el tema más votado por los oyentes de la cadena. —¡Joder, qué pesadilla! ¿No se cansan? —dice en voz alta. Hace una mueca de fastidio y cambia la emisora. En Kiss FM suena What is love, de Haddaway. Le gusta y decide dejarla. ¿Qué es el amor? Resopla. Ella lo sabe muy bien. O eso cree, pero en su versión más cruel. Y toda la culpa es de... ¡Bah! Quiere olvidarse un rato de todo. Quizá la música le ayude a no pensar en Ángel. Tararea e intenta sonreír. Incluso mueve un pie y la cabeza al ritmo de la canción, pero la enmienda es imposible. No se quita de la cabeza la conversación que han tenido hace un rato en su piso. ¿Por qué le ha pedido eso? Semáforo en rojo. Katia deja caer despacio su cuerpo hacia delante y su frente choca suavemente contra el volante. —Soy completamente estúpida. Minutos antes, en el sofá del salón del piso Ángel. —Katia, tengo que hablarte de una cosa muy importante. YY Blue Jeans ~ 420 ~ Canciones Para Paula El chico la mira directamente a los ojos. La cantante siente un cosquilleo en el estómago. ¿Será bueno o malo lo que le tiene que decir? —Cuéntame. —Verás... Ángel duda un momento. Sorbe un poco de café y mira hacia un lado como tratando de ordenar las ideas. Quizá le falte valor para contárselo y se termine echando atrás. —Venga, Ángel, que me tienes en ascuas con tanto misterio. Suéltalo ya, por favor. El periodista vuelve a centrar sus ojos azules en los celestes de Katia. Pero es una mirada diferente a la de antes. La chica entonces se teme lo peor. Tal vez le va a recriminar lo de las llamadas de teléfono. ¿Y si no quiere volver a verla? Tanta amabilidad no es normal después de todas las desavenencias que han tenido últimamente. —¿Recuerdas el día que nos conocimos? —Sí, claro. Fue el jueves de la semana pasada —responde Katia, que no alcanza a adivinar por dónde va a ir aquella charla. —Sí, fue el jueves. —Parece que hace más tiempo, ¿verdad? Tengo la impresión de conocerte desde hace mucho más. —Es verdad, también me lo parece a mí —comenta Ángel—. Ese jueves tú llegaste tarde a la entrevista que había pactado nuestra revista contigo. —Sí. Se nos acumularon varios retrasos y vosotros, como erais los últimos de la lista de ese día... —¿Y te acuerdas qué pasó después de la entrevista? —interrumpe Ángel, que ahora habla con más confianza. —Claro. Te llevé con el coche a una reunión porque se te había hecho muy tarde. —Más o menos. Más que una reunión, era una cita. —Eso. —Con mi novia. —Sí, es verdad. No me acordaba —miente Katia, que comienza a sentirse algo incómoda. —Se llama Paula. Blue Jeans ~ 421 ~ Canciones Para Paula —Ajá. Aunque aún no sabe qué va a decirle, la cantante del pelo rosa intuye que no le va agradar demasiado. —Pues el sábado es su cumpleaños. Diecisiete añitos. —Es muy joven. Tú tienes veintidós, ¿no? —Sí, pero bueno, su edad es lo de menos. —Ángel se acerca a Katia; sus piernas se tocan—. Te quería pedir un favor. —Claro. Dime. —Ella es una gran admiradora tuya. Le encanta Ilusionas mi corazón. La canta a todas horas. Entonces, lo que me gustaría, si tú quieres, es que le dedicaras a ella la canción. La harías muy feliz. Y a mí también. Katia no sabe qué decir. Las emociones se disparan en su interior. No puede creerse que Ángel le esté pidiendo eso. —No entiendo muy bien. ¿Dedicarle la canción? —Sí, te lo explico. Bastaría con que grabaras Ilusionas mi corazón en un CD y, en lugar de Laura y Miguel, dijeras los nombres de Paula y Ángel. —¿Quieres que cambie la letra de la canción? —Si pudieras, sí. Si no es demasiada molestia. Silencio. —Yo..., la verdad es que... no sé. —Si no quieres hacerlo, no pasa nada. Pensaré en otra cosa —señala el chico, al comprobar su reacción. Ángel vuelve a apartarse un poco de su lado creando un espacio entre ambos. —Perdona, es que no imaginaba que fuera esto de lo que querías hablarme. —No te preocupes, entiendo que no quieras hacerlo. —No he dicho eso. —Lo intuyo. —Pues te equivocas... Lo haré encantada —contesta Katia sonriente. La cantante finge sus verdaderos sentimientos. Sonríe aunque tiene ganas de irse de allí, pero, si se va, perderá a Ángel para siempre. En cambio, si le hace este favor, Blue Jeans ~ 422 ~ Canciones Para Paula puede que gane puntos y además podrá verlo más veces. Aunque es tan frustrante complacer a la novia del hombre del que estás enamorada... —¿Lo harás? —pregunta sorprendido. —Sí. —¿De verdad? —¡Que sí! —¡Vaya! ¡Muchísimas gracias! Ángel se echa encima de Katia y le besa en la mejilla, cerca de los labios, quizá demasiado cerca. Los dos sienten un impulso tentador, pero él se aparta cuando se da cuenta de que está sobre ella. No es Paula. Silencio. Solo se escuchan sus respiraciones nerviosamente agitadas. No se miran a los ojos. No pueden. Por fin, el chico se pone de pie, recoge la bandeja con los cafés y sale del salón. Katia también se levanta y lo sigue. Ambos entran en la cocina. —¿Para cuándo lo necesitas? Katia trata de recuperar la normalidad ocultando su malestar, su sufrimiento, sus deseos. ¡Como le habría gustado que la hubiera besado en la boca! —Si lo pudieras tener para el viernes por la mañana... Piensa un instante. Desde el accidente no se ha ocupado de nada de lo que tenía concertado en su agenda, así que para mañana ni sabe qué tiene programado, ni lo cumplirá, argumentando que sigue afectada. —Vale, creo que me dará tiempo. Llamaré a mi agente esta noche para que me reserve una cabina en algún estudio de grabación. —¿Un estudio de grabación? No hace falta que te molestes tanto. —No es molestia. —¿Y encontrarás alguno en tan poco tiempo? —Sí, no te preocupes. Ser conocida también tiene sus ventajas. Déjalo en mis manos. —Bueno, como veas. —Si quieres, puedes venir conmigo. Blue Jeans ~ 423 ~ Canciones Para Paula —No sé si podré. Estamos cerrando el número de abril y quizá no pueda escaparme. De todas formas, te llamo mañana para confirmarte lo que sea. —Bien. Pero estaría muy bien que vinieras. —Lo intentaré. Minutos después, esa noche de marzo, al volante del Saxo de su hermana. —¡Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! Katia se ha saltado un semáforo y un autobús casi se la lleva por delante. Estaba distraída pensando en la conversación con Ángel y no se ha dado cuenta de que estaba en rojo. Nerviosa, aparca en doble fila y pone el intermitente. Suda y tiembla. ¡Dios, ha estado a punto de tener otro accidente! ¡Y con el coche de su hermana! Intenta tranquilizarse. Respira hondo. En Kiss FM ahora suena A bad dream, de Keane. Y sí, todo aquello se asemeja mucho a "un mal sueño".
Posted on: Tue, 13 Aug 2013 22:32:39 +0000

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