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watchman nee Lección uno LOS DOS ESPIRITUS Lectura bíblica Jn. 3:6; 4:24; Ro. 8:16; Gn. 1:26; Ef. 1:10; 3:9; 1 Ti. 6:16; Jn. 1:14; 20:22; 14:17 Bosquejo El propósito eterno de Dios Un pueblo que exprese a Dios El hombre es hecho a imagen de Dios La manera en que Dios lleva a cabo Su propósito eterno La economía (oikonomía) de Dios Dios se imparte en el hombre a fin de producir el Cuerpo de Cristo Dios llega al hombre como Espíritu Cómo Dios entra en los creyentes El Espíritu es la trasmisión de Dios El Espíritu es el Dios Triuno completo El Espíritu de realidad El espíritu humano El órgano con el cual establecemos contacto con Dios La clave para experimentar la vida cristiana La grandeza del espíritu del hombre Texto El Nuevo Testamento contiene tres versículos importantes que hablan de los dos espíritus: el humano y el divino, los cuales debemos memorizar. Se trata de Juan 3:6; 4:24 y Romanos 8:16. [En Juan 3:6 leemos: “Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. Este versículo habla de dos espíritus distintos: uno se escribe con letra mayúscula y el otro con minúscula. La primera mención se refiere al Espíritu Santo de Dios, y la segunda, al espíritu humano. Lo que es nacido del Espíritu Santo es el espíritu humano. Otro versículo que menciona los dos espíritus es Juan 4:24: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y con veracidad es necesario que adoren”. Una vez más, el primer “Espíritu” se escribe con letra mayúscula y el segundo con minúscula. Debemos adorar a Dios, quien es el Espíritu, en nuestro espíritu humano. Romanos 8:16 también confirma la existencia de los dos espíritus: “El Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”. El pronombre “nuestro” designa al espíritu humano y elimina cualquier duda acerca de la realidad de ambos: el Espíritu divino y el espíritu humano.] Hay personas que han sido cristianas por muchos años, pero que nunca han visto los dos espíritus en estos versículos. Sin embargo, ésta es una verdad crucial en cuanto a Dios, a Su propósito y a nuestra experiencia cristiana. I. EL PROPOSITO ETERNO DE DIOS A. Un pueblo que exprese a Dios [Efesios 3 revela que en la eternidad pasada Dios planeó forjarse en Sus escogidos. Su propósito eterno consiste en tener un pueblo que lo contenga a El como vida, de modo que Dios esté en ellos y ellos sean uno con El. Este pueblo es el Cuerpo de Cristo, el cual expresa a Dios en Cristo. Primero ellos son la iglesia, y finalmente llegan a ser la Nueva Jerusalén.] B. El hombre es hecho a imagen de Dios [La Biblia dice que en la eternidad pasada Dios estaba solo. Entonces, El se propuso obtener un Cuerpo para Cristo. Con este fin creó primero el universo y luego al hombre, quien es el centro mismo del universo. Génesis 1:26 declara que el hombre fue hecho de una manera específica: a imagen y semejanza de Dios. ¿Por qué hizo Dios al hombre conforme a Sí mismo? Porque Su propósito era que un día entraría en el hombre; el hombre sería el recipiente, y Dios, el contenido. Por lo tanto, desde el inicio mismo, cuando el hombre fue creado, todo quedó dispuesto para que el hombre contuviera a Dios.] II. LA MANERA EN QUE DIOS LLEVA A CABO SU PROPOSITO ETERNO A. La economía (oikonomía) de Dios Dios lleva a cabo Su propósito eterno por medio de Su “economía”. [La economía de Dios consiste en impartirse en Su pueblo escogido, predestinado y redimido, para ser su vida, su provisión de vida y el todo para ellos. Hemos invertido mucho tiempo estudiando el término griego oikonomía, el cual se traduce economía o administración y se usa en Efesios 1:10; 3:9 y 1 Timoteo 1:4. La palabra griega se compone de los vocablos óikos, que significa casa, y nómos, que significa ley. La raíz de este vocablo comunica la idea de repartir o distribuir alimentos, suministrándolos en porciones. Esta palabra alude también a la distribución de alimentos al ganado para apacentarlo. La economía de Dios consiste en distribuirse en nosotros como vida y suministro de vida.] B. Dios se imparte en el hombre para producir el Cuerpo de Cristo [Conforme a Su economía, Dios se imparte en Su pueblo como vida, como suministro de vida y como el todo para ellos, lo cual incluye ser su fortaleza, poder, sabiduría, justicia, santidad, amor, bondad y sus atributos y virtudes. Esta es la economía de Dios. Mediante esta economía se producen los muchos creyentes que componen el Cuerpo del Hijo de Dios, los cuales expresan plenamente al Dios Triuno. Esta es nuestra visión en cuanto a la economía divina.] III. DIOS LLEGA AL HOMBRE COMO ESPIRITU A. Cómo Dios entra en los creyentes ¿De qué manera puede el Dios infinito impartirse en el hombre finito? [El Padre por Sí solo no puede entrar en nosotros (lo mismo es verdad en cuanto al Hijo). El Padre es inaccesible (1 Ti. 6:16), pero el Hijo vino y fijó tabernáculo entre nosotros (Jn. 1:14). No obstante, aun así, El no podía entrar en nosotros, debido a que era sangre y carne. Como un hombre que poseía un cuerpo físico, El podía estar entre los apóstoles, pero no podía entrar en ellos. Así que un día les dijo que tenía que morir y resucitar. Por medio de Su muerte y Su resurrección, Su forma física cambió a una forma espiritual, y El llegó a ser el Cristo pneumático, capaz de entrar en Sus discípulos (Jn. 20:22). Así llega a nosotros el Dios Triuno. Cuando El se une a Sus redimidos, lo hace como Espíritu.] B. El Espíritu es la trasmisión de Dios [Dios el Padre está corporificado en Dios el Hijo, y Dios el Hijo es hecho real, trasmitido, experimentado y obtenido por nosotros, en Dios el Espíritu. El Espíritu, el tercero de la Deidad, es el Dios que llega a ser nuestra realidad y experiencia. Esto significa que el Espíritu de Dios es quien nos trae la realidad del Dios Triuno. Por esta razón, en nuestra experiencia, el Dios Triuno es el Espíritu. La corriente eléctrica es un ejemplo de cómo el Espíritu nos aplica al Dios Triuno. Sin la corriente eléctrica, la electricidad no tiene ninguna aplicación. Para que la electricidad se pueda aplicar, ésta necesita convertirse primero en la corriente eléctrica. Esto no quiere decir que la corriente eléctrica sea diferente a la electricidad. La corriente eléctrica es sencillamente la electricidad en movimiento. Bajo este mismo principio, el que nos aplica al Dios Triuno es el Espíritu. El Espíritu es la corriente del Dios Triuno, la cual podemos aplicar. El es el Dios Triuno en movimiento.] IV. EL ESPIRITU ES EL DIOS TRIUNO COMPLETO Además, [es muy importante entender que el Espíritu, el tercero de la Deidad, nos comunica la realidad del Padre y del Hijo. Esto quiere decir que es imposible separar al Espíritu Santo del Hijo y del Padre. Los tres de la Deidad no sólo coexisten, sino que moran el uno en el otro. Así que, entre los tres —el Padre, el Hijo y el Espíritu— existen estos dos aspectos de morar mutuo. Dios es triuno; El es tres y simultáneamente uno.] Ya hemos abarcado estos asuntos cabalmente en el libro de lecciones titulado: El Dios Triuno. [Cuando el Dios Triuno llega a nosotros, El lo hace en Su forma final y consumada: el Espíritu Santo. No piense que cuando el Espíritu Santo llega a usted, solamente viene el tercero de la Deidad, y que el Padre y el Hijo permanecen en el cielo. Algunos cristianos sostienen este concepto. No creen que Cristo está en nosotros, sino que afirman que El envió al Espíritu Santo como Su representante. Este concepto es totalmente erróneo. La Biblia jamás dice que el Espíritu sea el representante del Hijo en los creyentes. Antes bien, las Escrituras muestran que cuando el Espíritu Santo viene a nosotros, el Hijo viene juntamente con El y en El. Además, el Padre viene con el Hijo y con el Espíritu. En otras palabras, cuando el Espíritu Santo viene a nosotros, viene el Dios Triuno. Basándonos en la Biblia, podemos afirmar que el Padre es la fuente, el Hijo es el cauce y el Espíritu es el fluir. ¡Cuán maravilloso es que el Espíritu Santo sea la forma consumada en la que el Dios Triuno llega a usted y a mí!] V. EL ESPIRITU DE REALIDAD Debido a que el Espíritu es la realidad del Dios Triuno, se le llama el Espíritu de realidad (Jn. 14:17; 15:26; 16:13). [En Juan 16:13 vemos que el Espíritu de realidad nos guía a toda la realidad: “Pero cuando venga el Espíritu de realidad, El os guiará a toda la realidad; porque no hablará por Su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oye, y os hará saber las cosas que habrán de venir”. El Espíritu de realidad guía a los creyentes a toda la realidad del Dios Triuno y de todos los asuntos divinos. El Espíritu nos guía a la realidad de la justificación, la santidad, el amor y a todas las demás realidades divinas. No sólo nos guía, sino que nos conduce a la realidad de estas cosas.] [Para aplicar todo lo que Dios y Cristo son, necesitamos al Espíritu. Debemos alabar al Señor porque hoy El no es solamente el Padre y el Hijo, sino también el Espíritu. No es solamente la fuente y el cauce, sino también la aplicación. El Espíritu llega a nosotros, entra en nuestro ser y nos aplica todo lo que necesitamos del Padre y del Hijo. Esto es maravilloso.] VI. EL ESPIRITU HUMANO A. El órgano con el cual establecemos contacto con Dios [El hombre puede compararse a un radio. El Espíritu de Dios es como las ondas radiales celestiales, y el espíritu del hombre, como un receptor de radio. Muchos “radios” no funcionan porque sus dueños no usan su espíritu. Muchas personas no pueden establecer contacto con Dios porque su receptor interior no funciona.] Si el hombre no poseyera un espíritu, no podría tener contacto con Dios. B. La clave para experimentar la vida cristiana [Experimentamos el nuevo nacimiento en nuestro espíritu (Jn. 3:6); recibimos vida en nuestro espíritu (Ef. 2:5; Ro. 8:10); Dios mora en nuestro espíritu (Ef. 2:22; 2 Ti. 4:22; Ro. 8:16); en nuestro espíritu estamos unidos al Señor (1 Co. 6:17); y con nuestro espíritu podemos tener contacto con Dios y adorarlo (Jn. 4:24). Ahora es necesario que andemos conforme a nuestro espíritu y centremos todo nuestro ser en él: debemos servir en el espíritu (Ro. 1:9), orar en el espíritu (Ef. 6:18), ser llenos en espíritu (Ef. 5:18), recibir la revelación de Dios en el espíritu (Ef. 1:17; 3:5; Ap. 1:10; 4:2; 17:3; 21:10), tener comunión con los hermanos en el espíritu (Fil. 2:1) y ser edificados con otros como morada de Dios en el espíritu (Ef. 2:22).] C. La grandeza del espíritu del hombre [Zacarías 12:1 revela que existen tres elementos cruciales en la obra creadora de Dios: los cielos, la tierra y el espíritu del hombre. Este versículo dice que Jehová “extiende los cielos y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre dentro de él”. ¡Cuán importante es nuestro espíritu! Los cielos son útiles para la tierra, pues sin ellos, la tierra no podría albergar nada orgánico. Además, la tierra se hizo para el hombre, y el hombre, para Dios. A fin de que el hombre sirva a Dios, necesita un receptor, el cual es el espíritu humano. ¡Alabado sea el Señor que estamos en la tierra por causa del plan de Dios! ¡Aleluya que fuimos creados por El a Su imagen y conforme a Su semejanza; que tenemos un espíritu para recibirlo a El, y que El como Espíritu divino entró en nuestro espíritu humano y nos hizo Sus hijos para obtener Su expresión! En esto consiste Su plan.] RESUMEN El propósito de Dios es obtener un pueblo que le exprese. El lleva a cabo este propósito por medio de Su economía. En Su economía, Dios se imparte como Espíritu en el hombre. Dios puede impartirse en el hombre debido a que El es el Espíritu y el hombre tiene un espíritu. El Espíritu trasmite al Dios Triuno completo, y el espíritu humano recibe dicha trasmisión divina. Nuestro espíritu es el órgano por el cual establecemos contacto con el Dios Triuno; así que, el espíritu humano es sumamente importante en el universo. El Espíritu divino se imparte en el espíritu humano, y así cumple Dios Su deseo. Lección dos El ESPIRITU TODO-INCLUSIVO Lectura bíblica Gn. 1:2; Ez. 11:5; Lc. 1:35; Jn. 7:37-39; Hch. 16:6-7; Ro. 8:9-11; Fil. 1:19; Ap. 22:17 Bosquejo La revelación progresiva acerca del Espíritu divino El Espíritu de Dios El Espíritu de Jehová El Espíritu Santo El Espíritu que “aún no había” El Espíritu de Jesús El Espíritu de Cristo El Espíritu de Jesucristo El Espíritu: el Dios Triuno procesado que lo es todo Salvos por la abundante suministración del Espíritu Texto Hemos visto que Dios es Espíritu y que por ende puede llegar al hombre y entrar en él. Sin embargo, el hecho de que Dios entrara en el hombre no fue algo sencillo. El Dios Triuno tuvo que pasar por un largo proceso para poder impartirse en nosotros. Esto se ve cuando examinamos lo que la Biblia revela acerca del Espíritu divino. I. LA REVELACION PROGRESIVA ACERCA DEL ESPIRITU DIVINO [La revelación en la Biblia en cuanto a Dios, Cristo y el Espíritu es progresiva; comienza en Génesis 1 y se desarrolla progresivamente hasta llegar a su consumación en el libro de Apocalipsis.] A. El Espíritu de Dios [La primera vez que se menciona el Espíritu en las Escrituras ocurre en Génesis 1:2, donde dice que el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas. Con relación a la creación, al Espíritu se le llama específicamente “el Espíritu de Dios”.] B. El Espíritu de Jehová [La relación que Dios tiene con el hombre ciertamente es más íntima que la que tiene con la creación.] [Después de crear al hombre, Dios permaneció íntimamente relacionado con él. En Su relación con el hombre, el título de Dios es Jehová. A esto obedece que en el Antiguo Testamento, al Espíritu de Dios usualmente se le llame “el Espíritu de Jehová”. El Espíritu de Jehová descendió sobre ciertas personas, lo cual indica que dicho Espíritu tiene que ver con el hecho de que Dios llegue al hombre (Jue. 3:10; Ez. 11:5). Los títulos principales atribuidos al Espíritu divino en el Antiguo Testamento son: el Espíritu de Dios y el Espíritu de Jehová.] C. El Espíritu Santo El primer título divino otorgado al Espíritu en el Nuevo Testamento es: el “Espíritu Santo”. [En el momento de la encarnación, al Espíritu de Dios se le llamó el Espíritu Santo (Mt. 1:18, 20; Lc. 1:35). Andrew Murray, en su obra maestra El Espíritu de Cristo, señala que el título divino “Espíritu Santo”, no se usa en el Antiguo Testamento. En Salmos 51:11 y en Isaías 63:10-11, “Espíritu Santo” debe traducirse “Espíritu de santidad”. El término “Espíritu Santo” no se introdujo sino hasta que llegó el tiempo de preparar el camino para la venida del Señor, y de preparar un cuerpo humano para El, al inicio de la dispensación del Nuevo Testamento (Lc. 1:15, 35).] [El título divino “Espíritu Santo”, se menciona por primera vez en Lucas 1:35. Dicho título se presenta en el momento en que el Señor Jesús fue concebido por una virgen humana. Esto era necesario porque algo común iba a ser hecho santo. En este versículo, al niño que iba a nacer se le llama “lo santo”. El Espíritu Santo entró en un ser humano para engendrar algo santo. Cuando el Espíritu Santo viene a nosotros, seres humanos comunes, nosotros también somos hechos santos.] D. El Espíritu que “aún no había” Ahora llegamos a un punto crucial, aunque misterioso, en la revelación progresiva en cuanto al Espíritu. [En Juan 7:37-38, el Señor Jesús clamó: “Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba. El que cree en Mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. Luego, en el versículo 39, Juan explica que el Señor dijo esto “del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en El; pues aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado”. Juan no usa los títulos “el Espíritu de Dios”, “el Espíritu de Jehová”, ni “el Espíritu Santo”, sino “el Espíritu”. Además, él declara que cuando Jesús se dirigió a las personas, “aún no había el Espíritu”. Algunas traducciones del Nuevo Testamento dicen: “... el Espíritu no había sido dado todavía”, pero las palabras “sido dado” son insertadas; no aparecen en el texto griego. El Espíritu de Dios estaba en Génesis 1, y el Espíritu de Jehová vino sobre los profetas del Antiguo Testamento. ¿Por qué entonces, en Juan 7 dice que “aún no había el Espíritu”?] [En el capítulo siete de Juan, el Señor Jesús estaba todavía en la carne; no estaba en gloria, es decir, que aún no estaba en resurrección. Debido a que aún no había resucitado, aún no había el Espíritu. Por supuesto, el Espíritu de Dios existía desde el principio (Gn. 1:1-2), pero el Espíritu como Espíritu de Jesús (Hch. 16:7), Espíritu de Cristo (Ro. 8:9) y Espíritu de Jesucristo (Fil. 1:19), “aún no había”, hasta que el Señor fue glorificado mediante Su resurrección. Después de Su resurrección, el Espíritu de Dios llegó a ser el Espíritu del Jesucristo encarnado, crucificado y resucitado. Esto alude a un proceso. En Génesis 1:2 vemos al Espíritu de Dios, el cual sólo poseía un elemento: la esencia divina. Después de la encarnación, crucifixión y resurrección del Señor Jesús, el Espíritu llegó a ser el Espíritu de Jesús, el Espíritu de Cristo y el Espíritu de Jesucristo. Cuando el Espíritu era solamente el Espíritu de Dios, el único elemento que había en El era la esencia divina. Pero cuando el Espíritu de Dios llegó a ser el Espíritu de Jesús, le fue añadida la esencia humana.] E. El Espíritu de Jesús [En Hechos 16:6, el Espíritu Santo les prohibió a Pablo y a sus colaboradores que hablaran la palabra en Asia, y en el versículo 7, el Espíritu de Jesús no les permitió entrar a Bitinia. En estos dos versículos, primero se menciona el Espíritu Santo, y luego, el Espíritu de Jesús. Si estudiamos el contexto del versículo 7, nos daremos cuenta de que Pablo se hallaba sufriendo. Por esta razón el Espíritu de Jesús estaba con él. El Espíritu de Jesús contiene los elementos de la humanidad del Señor, Su vida humana y Su crucifixión. Debido a que en Hechos 16 Pablo pasaba por algunos sufrimientos y experimentaba la muerte de Cristo, en ese momento, el Espíritu de Dios, el Espíritu del Señor y el Espíritu Santo fueron para él el Espíritu de Jesús; el Espíritu del Jesús encarnado, quien vivió en la tierra como hombre y fue crucificado.] F. El Espíritu de Cristo [Romanos 8:9 dice: “Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de El”. Los versículos 9, 10 y 11 están relacionados con la resurrección de Cristo. El Espíritu de Cristo mencionado en el versículo 9 contiene el elemento de la resurrección. Este Espíritu es el Espíritu de Dios que se menciona en el mismo versículo y el Espíritu de vida que se menciona en el versículo 2. En el Espíritu se halla la encarnación, la humanidad, la vida humana, la muerte y la resurrección de Cristo. Esto lo revelan los diferentes títulos dados al Espíritu. Si el Espíritu no contuviera los elementos de la encarnación, la vida humana y la crucifixión, ¿por qué entonces llamarle el Espíritu de Jesús? Asimismo, si el Espíritu no contuviera el elemento de la resurrección, ¿por qué llamársele el Espíritu de Cristo? Además, si el Espíritu no contuviera la vida divina, ¿por qué se le llama el Espíritu de vida? Los títulos del Espíritu aluden a ciertos hechos y realidades. Por consiguiente, con base en los títulos del Espíritu que se usan en el Nuevo Testamento, podemos afirmar que en el Espíritu de Jesús se hallan la encarnación, la humanidad, los sufrimientos y la crucifixión; y el Espíritu de Cristo contiene la resurrección, el poder de la misma y la vida divina. G. El Espíritu de Jesucristo [En Filipenses 1:19 Pablo habla del Espíritu de Jesucristo: “Porque sé que por vuestra petición y la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi salvación”. Cuando Pablo escribió estas palabras, se encontraba en prisión. Pero aunque era un prisionero, podía regocijarse, debido a que tenía la suministración abundante del Espíritu de Jesucristo. El apóstol disfrutó el Espíritu del Jesús sufrido, y el Espíritu del Cristo resucitado. Este Espíritu suministró y sostuvo a Pablo en sus sufrimientos, de tal manera que él pudo regocijarse. Por eso Pablo pudo decir en Filipenses 1:20-21: “Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”.] II. EL ESPIRITU: EL DIOS TRIUNO PROCESADO QUE LO ES TODO Cuando unimos todos los aspectos y elementos del Espíritu, obtenemos la totalidad, el producto final conocido en el Nuevo Testamento como “el Espíritu” (Ro. 8:16, 23, 26, 27; Gá. 3:14; 5:16-18, 22, 25; 1 P. 1:2; Ap. 2:7; 14:13; 22:17). Este Espíritu maravilloso finalmente adquirió un título tan sencillo. No obstante, aunque Su título es sencillo, el Espíritu está lleno de elementos divinos los cuales podemos disfrutar. Este Espíritu es el Espíritu de Dios, el Espíritu de Jehová, el Espíritu Santo, el Espíritu de Jesús, el Espíritu de Cristo y el Espíritu de Jesucristo. Ahora, El es el Espíritu todo-inclusivo, compuesto y vivificante. Este Espíritu, el Dios Triuno procesado, mora en los creyentes. [Hemos visto que en el tiempo de Juan 7:39, “aún no había” el Espíritu. Eso fue antes de que el Señor Jesús fuera crucificado y luego glorificado en resurrección. Pero ahora, los que creemos en Cristo, podemos disfrutar al Espíritu, el cual se convierte en ríos de agua viva que fluyen desde nuestro interior. Según Juan 7:38-39, el Espíritu, quien lo es todo, sería los ríos de agua viva que fluyen de nosotros, lo cual significa que en nuestra experiencia, el Espíritu llega a ser los muchos ríos de agua viva. Esto habla del disfrute que tenemos del Espíritu.] III. SALVOS POR LA ABUNDANTE SUMINISTRACION DEL ESPIRITU [En Filipenses 1, Pablo fue salvo de una situación particular mediante el suministro abundante del Espíritu. En el capítulo dos, el apóstol le muestra a los creyentes cómo ellos pueden experimentar una salvación constante en las circunstancias cotidianas. Por ejemplo, en 2:14 dice: “Haced todo sin murmuraciones y argumentos”. Las murmuraciones y argumentos son parte de nuestra vida diaria. Es posible que no odiemos ni nos enojemos, pero ciertamente razonamos y murmuramos a diario.] Es muy común sentirnos insatisfechos con la situación que vivimos en el hogar o la escuela. Quizás nos encontremos restringidos y presionados, y pensemos que necesitamos libertad y paz. Pero nada de esto cambia la situación ni nos hace felices. ¡Lo que realmente necesitamos es la abundante suministración del Espíritu todo-inclusivo! Pablo estaba en prisión condenado a morir, sin embargo, podía regocijarse (Fil. 4:4). El dijo: “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (Fil. 4:11). La próxima vez que sienta que su situación es una “prisión”, debe declarar: “¡Alabado sea el Señor! ¡Gracias, Señor, por esta situación maravillosa! ¡Querido Señor, Tú eres todo lo que necesito!” Esto no es una simple teoría, sino algo práctico que se puede experimentar. Si lo hacemos, seremos salvos de muchas cosas negativas y nos llevará a expresar a Cristo ante los que nos rodean. RESUMEN La revelación bíblica en cuanto al Espíritu es progresiva. En el Antiguo Testamento, el Espíritu era simplemente el Espíritu de Dios y el Espíritu de Jehová. No fue sino hasta el tiempo de la encarnación del Señor, en el Nuevo Testamento, que se introdujo el título “Espíritu Santo”. El “Espíritu de Dios” existía desde el principio, pero “aún no había el Espíritu”, hasta que el Señor pasó por el proceso de la encarnación, la vida humana, la muerte y la resurrección. ¡El Espíritu hoy ha llegado a ser el Espíritu todo-inclusivo, que incluye todos los elementos divinos los cuales podemos disfrutar! Lección tres EL ESPIRITU COMPUESTO Lectura bíblica Ex. 30:22-25; Sal. 45:7; Is. 61:1; Col. 3:5; Gá. 5:24; Ro. 8:13; Jn. 7:39 Bosquejo El ungüento compuesto, de Exodo 30 El significado de los ingredientes Aceite de olivas Mirra Canela Cálamo Casia El significado de los números y de las medidas Un hin de aceite con cuatro especias Tres unidades de quinientos siclos Cinco elementos El Espíritu compuesto Texto I. EL UNGÜENTO COMPUESTO, DE EXODO 30 En la lección anterior vimos que el Espíritu divino que se revela en el Antiguo Testamento era solamente el Espíritu de Dios y el Espíritu de Jehová, y que “aún no había el Espíritu” todo-inclusivo, porque el Dios Triuno aún no se había procesado. Exodo 30:22-25 muestra un cuadro maravilloso del Espíritu que lo es todo. “Habló más Jehová a Moisés, diciendo: Tomarás especias finas: de mirra excelente quinientos siclos, y de canela aromática la mitad, esto es, doscientos cincuenta, de cálamo aromático doscientos cincuenta, de casia quinientos ... y de aceite de olivas un hin. Y harás de ello el aceite de la santa unción; superior ungüento...”. (El hin y el siclo son unidades de medidas antiguas.) El aceite de la santa unción era aplicado al tabernáculo y a todo su contenido, y a los sacerdotes que servían en él. Este ungüento es un tipo o símbolo del “Espíritu compuesto”. Un compuesto se produce cuando se unen o se mezclan diferentes elementos o ingredientes. Cada ingrediente de este ungüento compuesto y su unidad de medida nos muestran algo muy significativo acerca del Espíritu. II. EL SIGNIFICADO DE LOS INGREDIENTES A. Aceite de olivas [En la Biblia, el aceite de olivas representa al Espíritu de Dios (Sal. 45:7; Is. 61:1). Este aceite se produce exprimiendo las olivas, y representa al Espíritu de Dios, el cual, debido a la presión que sufrió Cristo al morir, fluyó de El. El aceite de olivas es la base del ungüento; es el elemento básico con el cual se mezclan las cuatro especias. Estas se añaden al aceite de olivas para producir el ungüento, lo cual indica que el Espíritu de Dios, tipificado por el aceite de olivas, ya no es simplemente aceite, sino que ha llegado a ser un compuesto de aceite junto con ciertos ingredientes.] B. Mirra [La mirra aromática, de olor dulce pero de sabor amargo, representa la preciosa muerte de Cristo. En la Biblia la mirra se usa principalmente en los entierros; así que, está relacionada con la muerte. Según Juan 19, cuando Nicodemo y otros preparaban el cuerpo del Señor Jesús para la sepultura, utilizaron mirra. La mirra proviene de un árbol aromático, el cual secreta su jugo o sabia como resultado de una cortada o incisión, o por alguna abertura natural. En tiempos antiguos, este jugo se usaba para reducir el sufrimiento de las personas mientras éstas morían. Cuando el Señor Jesús estaba siendo crucificado, le ofrecieron vinagre mezclado con mirra para mitigar Su dolor. Sin embargo, El rehusó tomarlo. Sin duda, la mirra de Exodo 30 es un símbolo de la muerte del Señor.] C. Canela La canela aromática representa la dulzura y eficacia de la muerte de Cristo. [La eficacia de la muerte de Cristo se encuentra en el Espíritu. Este Espíritu es semejante a una dosis medicinal completa. Algunas medicinas lo incluyen todo, es decir, contienen los elementos necesarios para nutrir, y los elementos capaces de matar los microbios. El Espíritu todo-inclusivo es como una dosis que lo incluye todo. Si lo tomamos, nos sanará, no importa cuál sea nuestra enfermedad. El Espíritu contiene el elemento nutritivo y el elemento aniquilador. El poder aniquilador de la muerte de Cristo se encuentra hoy en el Espíritu todo-inclusivo.] En Colosenses 3:5 [Pablo dice: “Haced morir, pues, vuestros miembros terrenales: fornicación, impureza, pasiones, malos deseos y avaricia, que es idolatría”. En nuestros miembros pecaminosos gobierna la ley del pecado, la cual nos lleva cautivos al pecado y causa que nuestro cuerpo corrupto sea el cuerpo de muerte (Ro. 7:23-24). De manera que, nuestros miembros, que son pecaminosos, están identificados con las cosas pecaminosas, tales como la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia.] Gálatas 5:24 dice: “Pero los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y concupiscencias”. Cristo logró una crucifixión completa, y ahora la podemos aplicar a nuestra carne lujuriosa. Observe, sin embargo, que esto es completamente diferente al ascetismo. [Esto corresponde a Romanos 8:13, que dice: “Porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; mas si por el Espíritu hacéis morir los hábitos del cuerpo, viviréis”. Por nosotros mismos, no podemos hacer morir los hábitos del cuerpo, así como no podemos crucificarnos nosotros mismos.] [Nuestros intentos por hacer morir los hábitos del cuerpo no son otra cosa que ascetismo. Sin embargo, aunque no creemos en el ascetismo, sí debemos valernos del poder del Espíritu Santo y hacer morir las prácticas negativas que hay en nosotros. Para lograrlo, debemos abrirnos al Espíritu y permitir que éste fluya en nosotros. A medida que el Espíritu fluya en nosotros, experimentaremos la eficacia de la muerte de Cristo. Esto no es ascetismo; más bien, es la operación del Espíritu en nosotros.] [Podemos experimentar la obra aniquiladora del Espíritu en nuestra vida diaria. Supongamos que cierto hermano no le da importancia al Espíritu que mora en él, rechaza la obra del Espíritu, y discute con su esposa diciéndole cosas desagradables. Sin embargo, supongamos que este mismo hermano, se une al Espíritu por medio de la oración, vive en el Espíritu y anda en El. Si éste es el caso, será muy difícil que el hermano discuta con su esposa, pues cuando lo intente, el elemento de la muerte de Cristo operará en él y le será imposible discutir con ella. Muchos hermanos casados han tenido este tipo de experiencia.] Puede ser que usted no esté casado, pero debe aplicar esto a su situación familiar y a la manera en que se relaciona con sus amigos. D. Cálamo [El cálamo que se menciona en Exodo 30 alude a una caña. La raíz hebrea de la palabra mirra significa: fluir, y la raíz de la palabra cálamo significa: levantarse. El cálamo crece en lugares pantanosos, en el fango; pero a pesar de ello, crece muy alto, es decir, se eleva. Según la secuencia de las especias, el cálamo habla de que el Señor fue levantado de la muerte. Nuestro Señor fue puesto en un pantano, en una situación de muerte, pero El se levantó en resurrección. Por lo tanto, el cálamo representa la preciosa resurrección de Cristo.] E. Casia [La cuarta especia, la casia, representa el poder de la resurrección de Cristo. La casia y la canela pertenecen a la misma especie. La canela proviene de la parte interna de la corteza, y la casia, de la parte externa. Ambas, la canela y la casia, son dulces y aromáticas. Además, las plantas de las que éstas provienen, por lo general, viven y crecen en lugares donde otras plantas no crecen. En tiempos antiguos, la casia se usaba como un repelente contra insectos y culebras. Por ende, la casia representa el poder y la eficacia de la resurrección de Cristo. La resurrección de Cristo puede resistir cualquier circunstancia y Su resurrección es ciertamente un repelente poderoso, que ahuyenta todos los “insectos” malignos, y especialmente a la serpiente antigua, el diablo.] [Todos los días debemos aplicarnos al Espíritu vivificante, que repele a Satanás. Cuando invocamos el nombre del Señor Jesús, no sólo bebemos de El; sino que también nos aplicamos al Espíritu vivificante como repelente. Si no aplicamos este repelente temprano por la mañana, la serpiente nos atacará y perderemos la paciencia durante el día. Pero si invocamos el nombre del Señor varias veces, no solamente beberemos del agua viva, sino también nos aplicaremos el repelente divino. Cada vez que lo hagamos, la culebra huirá.] III. EL SIGNIFICADO DE LOS NUMEROS Y DE LAS MEDIDAS A. Un hin de aceite con cuatro especias [En la tipología, los números son muy significativos. En Exodo 30 tenemos uno más cuatro. El número uno representa al único Dios. Dios, representado por una unidad completa, un hin de aceite de olivas, es único y completo. El número cuatro representa a las criaturas. En Ezequiel 1 y Apocalipsis 4, leemos acerca de cuatro criaturas vivientes. En la Biblia, el número cuatro siempre representa a las criaturas. Por lo tanto, en el ungüento compuesto vemos a Dios, representado por el número uno, y a las criaturas, representadas por el cuatro. Esto indica que el ungüento se produce al añadirse Dios a Su criatura, el hombre, es decir, que está compuesto de Dios y el hombre. Dios, el elemento básico, está representado por el aceite de olivas, y el hombre, por las cuatro especias.] B. Tres unidades de quinientos siclos [En el Espíritu compuesto también vemos al Dios Triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu. Tal vez usted se pregunte cómo se puede ver al Dios Triuno en el tipo del ungüento compuesto. En el ungüento, el Dios Triuno aparece tipificado por las tres unidades de medida de las cuatro especias (Ex. 30:23-24). El compuesto tenía quinientos siclos de mirra, doscientos cincuenta siclos de canela y cálamo respectivamente, y quinientos siclos de casia. Aunque había cuatro especias, éstas conformaban un total de tres unidades de quinientos siclos. Pero ¿cómo aplicamos esto al Dios Triuno? La primera unidad es de quinientos siclos de mirra; sin embargo, la segunda unidad está dividida en dos: doscientos cincuenta siclos de canela y doscientos cincuenta siclos de cálamo; mientras que la tercera unidad es de quinientos siclos de casia. Notemos que la segunda unidad, la del centro, está dividida en dos partes. Seguramente esto alude al segundo del Dios Triuno, o sea, al Hijo y a Su crucifixión.] C. Cinco elementos Finalmente, veremos el significado del número cinco. [El ungüento está compuesto de cinco elementos básicos: aceite de olivas, mirra, canela, cálamo y casia. La cantidad añadida al aceite de olivas es cien veces cinco. En la Biblia, el número cinco, que se compone de cuatro más uno, denota responsabilidad. Tanto los Diez Mandamientos como las diez vírgenes están divididos en dos grupos de cinco (Ex. 34:28-29; Mt. 25:1-2). Mire su mano, tiene cuatro dedos y un pulgar, lo cual permite que usted lleve a cabo responsabilidades. Si tuviera sólo cuatro dedos sin el pulgar, le sería muy difícil sujetar las cosas. ¿Representa usted el número cuatro o cinco? Si Dios le ha sido añadido, usted representa el número cinco. Estoy seguro de en mí se ve el número cinco, porque Dios se me ha añadido. El significado del número cinco es que el Espíritu vivificante todo-inclusivo se añade a nosotros para que llevemos responsabilidades. Mientras más disfrutemos al Espíritu de Cristo, el cual lo es todo, más capacidad tendremos para desempeñar nuestras responsabilidades.] IV. EL ESPIRITU COMPUESTO ¡Alabado sea el Señor! La Biblia es verdaderamente un libro maravilloso. Aquellos que dicen que la Biblia no es la Palabra de Dios, seguramente nunca han visto el cuadro tan maravilloso que ella presenta del ungüento compuesto. Basados en este cuadro podemos entender claramente por qué en Juan 7:39 aún no había el Espíritu. Antes de la encarnación del Señor, de Su vida humana, de Su crucifixión y de Su resurrección, el Espíritu de Dios no estaba completo; solamente tenía divinidad y nada más. Pero ahora, el Espíritu es más que simplemente el Espíritu de Dios. [Hoy el Espíritu de Dios es el Espíritu de Jesús, el Espíritu de Cristo y el Espíritu de Jesucristo. En este Espíritu todo-inclusivo disfrutamos a Dios, la humanidad elevada de Jesús, la dulzura y eficacia de la muerte de Cristo, Su resurrección y el poder de la misma. Todos estos elementos integran el ungüento compuesto. Debemos recordar que el Espíritu de Cristo ya no es solamente el aceite de olivas, sino el ungüento compuesto, esto es, el Espíritu procesado. Ciertamente elaborar un compuesto involucra un proceso. ¡Aleluya!, hoy no tenemos a un Espíritu que simplemente contiene divinidad, sino a uno que lo incluye todo, un compuesto que incluye la divinidad, la humanidad de Jesús, la muerte de Cristo y Su resurrección. Basados en nuestra experiencia podemos testificar que Dios, la humanidad de Jesús, la eficacia de la muerte de Cristo y Su poderosa resurrección, están incluidos en el Espíritu todo-inclusivo. Este es el Espíritu de Dios mezclado con la humanidad de Cristo, Su muerte y Su resurrección.] En esta lección hemos abarcado muchas verdades. Debemos invertir algún tiempo para aprender y memorizar cuáles son los diferentes ingredientes del ungüento, sus medidas y lo que simbolizan. Podemos hacer una gráfica o diagrama; esto nos puede ayudar a experimentar el maravilloso Espíritu compuesto en nuestra vida diaria. Pocos cristianos han visto la verdad del Espíritu compuesto. ¡Damos gracias al Señor de que nos haya revelado esta gran verdad en estos días! RESUMEN El ungüento compuesto de Exodo 30 es un tipo del “Espíritu compuesto”. El aceite de olivas representa al Espíritu de Dios. Las cuatro especias simbolizan cuatro elementos que han sido añadidos al Espíritu: la mirra (la muerte de Cristo), la canela (la eficacia de la muerte de Cristo), el cálamo (la resurrección de Cristo) y la casia (el poder de la resurrección de Cristo). En los números y las medidas de los ingredientes también vemos: la mezcla de Dios con el hombre; al Dios Triuno; la capacidad para llevar responsabilidad. Todos estos elementos están ahora incluidos en el Espíritu procesado y compuesto. Lección cuatro EL ESPIRITU VIVIFICANTE QUE MORA EN LOS CREYENTES Lectura bíblica Jn. 1:1; 14; 1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17; Jn. 20:22 Bosquejo El Dios procesado Llega a ser el Espíritu vivificante Un proceso definido Cristo y el Espíritu son uno Cristo como Espíritu mora en los creyentes Cristo nunca abandona a Sus creyentes Texto Uno de los versículos más cruciales de la Biblia es 1 Corintios 15:45, que dice: “Fue hecho ... el postrer Adán, Espíritu vivificante”. El “postrer Adán” se refiere a Cristo. Las palabras “fue hecho” hacen alusión a un proceso por el cual Cristo se hizo Espíritu vivificante. Hoy, si usted le pregunta a la gente quién es Dios, algunos responderán que El es el Creador, otros dirán que El es nuestro Redentor y Salvador. Pero muy pocos dirán que Dios es el Espíritu. El hecho de que Dios sea el Espíritu, no es tan sencillo; El es el Espíritu vivificante que lo es todo. Este Espíritu contiene la divinidad, la humanidad, la crucifixión y la resurrección. El es el Espíritu compuesto y todo-inclusivo que vimos en las lecciones anteriores. I. EL DIOS PROCESADO A. Llega a ser el Espíritu vivificante [En la eternidad pasada Dios estaba solo. Luego, en el tiempo, El creó todas las cosas. En cierto momento en la historia, el Dios creador de todas las cosas, se hizo hombre. A este paso crucial se le llama encarnación, por medio de la cual Dios se vistió del hombre y de toda la creación, pues el hombre es la cabeza de la creación. El Señor Jesús, quien es Dios encarnado, vivió en la tierra por treinta y tres años y medio. Cuando fue crucificado, toda la creación fue crucificada juntamente con El. Esto significa que Cristo no fue a la cruz solo, sino que el hombre mismo, cuya humanidad Dios había asumido, juntamente con toda la creación, fueron puesto en la cruz con El. Por eso decimos que la muerte de Cristo en la cruz fue una muerte que lo incluyó todo. Después de Su crucifixión, Cristo fue puesto en una tumba, y el hombre y la creación que habían sido crucificados juntamente con Cristo, también fueron sepultados con El. Tres días después, Cristo se levantó de los muertos en Su resurrección. A través de la resurrección El fue hecho el Espíritu vivificante. Además, en Su ascensión al tercer cielo, Jesús fue coronado y hecho Cabeza y Señor sobre todas las cosas. Luego descendió sobre el Cuerpo como el Espíritu todo-inclusivo. Ya que Dios, después de consumar la obra creadora, experimentó la encarnación, la vida humana, la crucifixión, la resurrección, la ascensión y el descenso, podemos hablar de El como un Dios procesado. El siguiente diagrama muestra el proceso por el cual El pasó.] [El proceso de la economía divina] B. Un proceso definido [A muchos no les agrada la palabra “procesado” y argumentan que es imposible que Dios se procese, pues El es eterno e inmutable. Sin embargo, aunque Dios ciertamente es eterno e inmutable, El se procesó. ¿No fue Su encarnación un proceso? En la eternidad pasada, Dios nunca tuvo un cuerpo de carne, hasta el momento de la encarnación de Cristo. Cuando Jesús nació en el pesebre, El era el Dios fuerte encarnado en un bebé. Según Isaías 9:6, el “niño [que] nos es nacido” es llamado Dios fuerte. Este niño, el Dios encarnado, vivió en la casa de un carpintero por muchos años. ¡Imagínese!, el Creador del universo vivió en la casa de un carpintero en Nazaret. ¿No fue eso un proceso? De la misma forma, ¿no fueron la crucifixión y la resurrección un proceso? Ciertamente Dios se procesó mediante la encarnación de Cristo, Su vida humana, Su crucifixión y Su resurrección. Nuestro Dios hoy no es un Dios “crudo”, sino un Dios procesado. Hoy, El es el Espíritu vivificante que lo es todo.] II. CRISTO Y EL ESPIRITU SON UNO [En 1 Corintios 15:45 dice que el “postrer Adán, [fue hecho] Espíritu vivificante”. Y en 2 Corintios 3:17 se afirma que ahora “el Señor es el Espíritu”. Tanto el postrer Adán como el Señor, se refieren a Cristo. Esto indica claramente que Cristo y el Espíritu son uno.] [Cristo es quien fue crucificado, pero el Espíritu es quien entró en los creyentes. Al efectuar la redención del hombre, El era el Cristo, mientras que, al morar en el hombre como vida El es el Espíritu, el Espíritu vivificante todo-inclusivo que es la bendición máxima del evangelio, la cual lo incluye todo.] [Debido a que muchos no entienden claramente esto, hablan de la así llamada segunda bendición, o sea, de volver a recibir al Espíritu después de ser regenerados. Muchos cristianos, cuando se enteran de que alguien ha creído en Cristo, le preguntan si ya recibió al Espíritu Santo. Sin embargo, ser un cristiano genuino es creer en Cristo, y creer en Cristo es recibir el Espíritu. No obstante, aquellos que consideran que Cristo y el Espíritu son dos personas distintas y separadas, piensan que es posible creer en Cristo sin recibir al Espíritu. ¡Esto es un error muy serio!] III. CRISTO COMO ESPIRITU MORA EN LOS CREYENTES [Cuando creímos en el Señor Jesús y le recibimos como nuestro Redentor, el Espíritu vivificante entró en nosotros. Muchos creyentes no se dan cuenta que no sólo recibieron al Señor Jesús como Redentor y Salvador, sino que también lo recibieron como Espíritu vivificante. Cuando creímos en el Señor, reconocimos que éramos pecadores. Por consiguiente, oramos, nos arrepentimos, confesamos nuestros pecados, y le recibimos como nuestro Redentor. Sin embargo, no nos enteramos de que El entró en nosotros para ser nuestra vida. Por lo menos, a mí nadie me lo dijo cuando creí en El. Pero pronto descubrí que después de creer en el Señor, dentro de mí había algo que me hacía feliz y me llenaba de gozo. En ocasiones sentía deseos de brincar. ¿Ha tenido esta experiencia alguna vez? Esto se debe a que Cristo, como Espíritu vivificante, mora en nuestro interior. Aunque pensamos que sólo le recibimos como nuestro Redentor, El no solamente entró en nosotros como tal, sino también como Espíritu vivificante, como el Espíritu que da vida. Hoy El está en nosotros principalmente como Espíritu vivificante. Si le preguntáramos a los creyentes dónde está su Redentor, el Señor Jesús, muchos levantarían sus ojos al cielo y dirían: “El está arriba en el cielo”. Es raro encontrar a un cristiano que responda con gozo: “¡Cristo está en mí!” Si me preguntaran a mí dónde está mi Jesús, yo les diría: “Jesús mi Redentor, por un lado está en los cielos como mi Señor, y por otro lado, está dentro de mí como Espíritu vivificante”. Es por esto que muchas veces me regocijo tanto, que entro como en un éxtasis de alegría. ¡Regocíjense porque Jesucristo es el Espíritu vivificante que mora en nosotros! Antes de venir a la iglesia, tal vez nunca escuchó que el Redentor se hizo el Espíritu vivificante. Pero hay un versículo en la Biblia que nos dice que el postrer Adán fue hecho Espíritu vivificante. Pareciera que en el cristianismo no tuvieran la segunda parte de 1 Corintios 15:45. Cristo, después de consumar la obra redentora, se hizo el Espíritu vivificante.] IV. CRISTO NUNCA ABANDONA A SUS CREYENTES Juan 20 narra la primera vez que el Señor vino a los creyentes como Espíritu vivificante. Los discípulos estaban reunidos con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Tres días antes ellos habían visto la crucifixión del Señor Jesús. [En ese momento, el Señor Jesús apareció súbitamente en medio de ellos y les dijo: ¡“Paz a vosotros”! Sus palabras fueron pocas, pero El sopló en ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo” (Jn. 20:22). Sus palabras se pueden traducir: “Recibid el aliento santo”. Después de agregar unas cuantas palabras más, desapareció de ellos. El había entrado al aposento sin que le abrieran la puerta, y se había retirado sin despedirse. En realidad, El no se fue de ellos; más bien, entró en ellos como el aliento santo. Desde ese momento, adondequiera que los discípulos iban, Jesús iba con ellos. ¡El estaba dentro de ellos! Así vemos que Cristo en resurrección llegó a ser el Espíritu que mora en los creyentes.] [Tenemos la seguridad de que Cristo está en nosotros. Adondequiera que vayamos, El irá dentro de nosotros. Cuando estamos contentos con El y asistimos a las reuniones, oramos, y oramos-leemos, puede ser que la sensación de que El está en nosotros no sea tan fuerte. Pero si nos apartamos de El, se nos aparecerá en una manera más palpable. Si vamos al cine o a un casino, El nos dirá desde nuestro interior: “¿Qué haces aquí?” Nuestro Dios es real, viviente y está presente en nosotros. No tenemos una religión. ¿Para qué la necesitamos si tenemos al Cristo vivo! El es todo lo que necesitamos y todo lo que tenemos. El es real, viviente y poderoso, pero a la vez, tierno, amoroso y paciente. No pensemos que si lo ofendemos, El se irá. ¡Cuanto más lo ofendamos, más nos convencerá de que nunca nos dejará!] El Señor, a quien debemos disfrutar cada día, no está únicamente en los cielos. El pasó por un proceso para hacerse el Espíritu vivificante, y como tal, morar en nuestro espíritu e impartirnos vida. La vida que El nos imparte es la vida del propio Dios Triuno. ¡Qué Espíritu tenemos! ¡El es el Espíritu todo-inclusivo, compuesto y vivificante que mora en los creyentes. Este Espíritu es el Dios Triuno procesado! RESUMEN El hecho de que el postrer Adán se hiciera el Espíritu vivificante indica que Dios pasó por un proceso. Dios pasó por la encarnación, la vida humana, la crucifixión y la resurrección, para finalmente hacerse el Espíritu vivificante. Como tal, Cristo viene y entra en los creyentes. Este Cristo mora en los creyentes para que ellos lo experimenten, y nunca los dejará. Lección cinco EL ESPIRITU SIETE VECES INTENSIFICADO Lectura bíblica Ap. 1:4-5; Zac. 4:2; Ap. 4:5; Ex. 25:37; Ap. 5:6; Zac. 3:9; Mt. 16:18; 21:42; 1 P. 2:4-5 Bosquejo Los siete Espíritus de Dios No son siete Espíritus diferentes El Espíritu de Dios, intensificado para realizar el mover de Dios Las siete lámparas de fuego arden delante del trono Los siete ojos del Cordero Para movimiento e infusión No están separados de Cristo Los siete Espíritus, las siete lámparas y los siete ojos están relacionados con el edificio de Dios Las lámparas y el edificio La piedra con siete ojos Limpieza e infusión Purificación y transformación Texto I. LOS SIETE ESPIRITUS DE DIOS En esta lección veremos el tema de los siete Espíritus de Dios. El Espíritu es de por sí misterioso y maravilloso. Sin embargo, el libro de Apocalipsis revela un aspecto más acerca de lo que es el Espíritu hoy. Leamos Apocalipsis 1:4-5: “Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros de parte de Aquel que es y que era y que ha de venir, y de los siete Espíritus que están delante de Su trono; y de Jesucristo, el Testigo fiel, el Primogénito de entre los muertos, y el Soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama, y nos liberó de nuestros pecados con Su sangre”. A. No son siete Espíritus diferentes [El libro de Apocalipsis se lleva a cabo en la era del Espíritu, y en esta era el Espíritu ha sido intensificado. El Espíritu es llamado los siete Espíritus en 1:4 porque el Espíritu de Dios se ha intensificado; por esta razón se le llama los siete Espíritus. Los siete Espíritus son indudablemente el Espíritu de Dios porque se mencionan en relación con el Dios Triuno en los versículos 4 y 5. No podemos entender la Biblia con nuestra mente natural y limitada. De acuerdo con nuestro concepto, la expresión “siete Espíritus” denota siete espíritus individuales, pero ése no es el verdadero significado. El número siete aquí no se refiere a siete diferentes espíritus sino a un Espíritu séptuple.] B. El Espíritu de Dios, intensificado para realizar el mover de Dios [El siete es el número de consumación en la obra dispensacional de Dios, mientras que el doce es el número de consumación en la administración eterna de Dios. Por ejemplo, Dios creó la tierra en seis días, más uno, el día de reposo. Además, existen siete dispensaciones en la Biblia. En cuanto al mover de Dios hoy, la iglesia corresponde al número siete. En el libro de Apocalipsis: los siete sellos, las siete trompetas y las siete copas, tienen qué ver con el mover dispensacional de Dios. De manera que los siete Espíritus son el Espíritu de Dios siete veces intensificado para llevar a cabo Su mover. El es el Espíritu de Dios intensificado siete veces para efectuar el mover de Dios. Los siete Espíritus se relacionan con el mover de Dios en la tierra, puesto que siete es el número de consumación en la operación de Dios. El Espíritu de Dios es uno solo en substancia y en existencia; pero en función y obra intensificada de la operación de Dios, este Espíritu es séptuple. Es semejante al candelero mencionado en Zacarías 4:2. Existe un solo candelero, pero al cumplir su función, son siete lámparas. Cuando se escribió el Apocalipsis, la iglesia se había degradado y la época se había cubierto de tinieblas. Por consiguiente, el Espíritu de Dios siete veces intensificado era necesario para llevar a cabo la obra y el mover de Dios en la tierra. Todos sabemos del foco eléctrico de tres filamentos, la cual puede ser encendida progresivamente en tres grados de intensidad luminosa. Cuando no requerimos mucha luz, accionamos el interruptor al primer grado, pero si necesitamos más luz, pasamos al segundo o al tercer grado de iluminación. De igual manera, en las siete lámparas del candelero, la luz estaba intensificada siete veces. En los cuatro evangelios, el Espíritu de Dios solamente tenía el primer grado de intensidad luminosa, porque no se necesitaba mucha luz. Pero después de la degradación de la iglesia, la época se volvió extremadamente obscura; entonces fue necesario que el Espíritu Santo se intensificara siete veces. De esta manera, el Espíritu de Dios llegó a ser el Espíritu séptuple. El Espíritu Santo existe como uno solo, igual que el candelero que se menciona en Zacarías, pero ahora, en cuanto a Su función, el Espíritu Santo es siete.] II. LAS SIETE LAMPARAS DE FUEGO ARDEN DELANTE DEL TRONO Apocalipsis 4:5 [también nos dice que “delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete Espíritus de Dios”. Esto indica que Dios tocará la tierra con las siete lámparas, es decir, Sus siete Espíritus, los cuales consumen, iluminan, observan, escudriñan, buscan y juzgan. Estas siete lámparas están relacionadas con las siete lámparas del candelero que se menciona en Exodo 25:37 y con las siete lámparas del candelero que aparece en Zacarías 4:2. Las siete lámparas de fuego, las cuales son los siete Espíritus de Dios, representan la iluminación y el escrutinio que efectúa el Espíritu de Dios siete veces intensificado. En Exodo 25 y en Zacarías 4 las siete lámparas, que simbolizan la iluminación que el Espíritu de Dios efectúa en el mover de Dios, sirven para producir el edificio de Dios, ya sea para la edificación del tabernáculo o para la reedificación del templo. Aquí las siete lámparas son usadas para ejecutar el juicio de Dios, que también dará por resultado el edificio de Dios: la Nueva Jerusalén. Mientras que Dios ejecuta Su juicio, Su Espíritu siete veces intensificado edificará la morada eterna de Dios, escudriñando, alumbrando, juzgando e impartiéndose. Esto se desarrolla detalladamente en los siguientes capítulos. El resultado es la consumación de la ciudad santa, la Nueva Jerusalén.] III. LOS SIETE OJOS DEL CORDERO Además, en Apocalipsis 5:6, Juan vio “un Cordero en pie, como recién inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la tierra”. A. Para movimiento e infusión [Los ojos sirven para movimiento. Si fuésemos ciegos, nos sería muy difícil desplazarnos. En cuanto al mover actual de Dios, Cristo como Cordero de Dios tiene siete ojos. La función de los siete ojos del Cordero es vigilar, observar e infundir. Cuando miramos a una persona, algo de nosotros se infunde en ella. A menudo hablamos de amarnos los unos a los otros; pero ¿cómo puede darse cuenta que alguien le ama? El amor se infunde a través de la mirada. Si usted me ve de una manera amorosa, sus ojos me infundirán el amor que siente por mí. Cuando Cristo nos mira con Sus siete ojos, es posible que al principio nos aterroricemos. Pero con el tiempo, los siete ojos infundirán el elemento de Cristo en nosotros.] B. No están separados de Cristo [El Espíritu Santo hoy es los siete ojos de Cristo. Muchos cristianos tienen el concepto de que el Espíritu Santo está separado de Cristo, pero la Biblia dice que este Espíritu es los ojos de Cristo. ¿Cree usted que sus ojos están separados de usted mismo? Es ridículo decir esto. Cuando yo veo a sus ojos, lo veo a usted, y cuando usted mira a mis ojos, me ve a mí. Los ojos son la expresión de la persona. Decir que el Espíritu Santo está separado de Cristo no corresponde con la revelación pura de la Palabra santa.] [Día tras día sentimos que alguien nos mira. Ese alguien es el Espíritu: Cristo mismo. Nuestro Cristo no es un Cristo ciego; El es el Cristo que tiene siete ojos. A menudo El infunde Sus elementos en nosotros. Otras veces nos observa como una linterna, y nos dice: “¿Qué estás haciendo? ¿Estás peleando con tu esposo? ¡Detente!” ¿Nunca ha tenido esta experiencia? Día tras día experimentamos al Cristo que vigila, observa e infunde. Esto lo efectúa a través de Sus ojos. Sus ojos son el Espíritu y el Espíritu es simplemente El mismo. Si usted no cree esto, perderá la bendición.] IV. LOS SIETE ESPIRITUS, LAS SIETE LAMPARAS Y LOS SIETE OJOS ESTAN RELACIONADOS CON EL EDIFICIO DE DIOS A. Las lámparas y el edificio [Las lámparas de Exodo 25 sirven para la edificación del tabernáculo, especialmente para las actividades que se desarrollan en él. Sin luz es imposible desplazarse. La luz propicia el mover, y el mover efectúa la edificación. Las siete lámparas, por lo tanto, son útiles para la edificación del tabernáculo, la habitación de Dios en la tierra. Las siete lámparas de Zacarías 3 y 4 se usan para llevar a cabo el recobro del edificio de Dios. El principio es el mismo para la reedificación del templo y del tabernáculo. Lo mismo es cierto en cuanto al libro de Apocalipsis ... Apocalipsis comienza con las siete iglesias locales y concluye con la Nueva Jerusalén. Aunque este libro trata del juicio de Dios, el juicio no es la meta final; el objetivo del juicio es obtener el edificio de Dios. La Nueva Jerusalén, la habitación eterna de Dios, es producto de dicho juicio.] B. La piedra con siete ojos Zacarías 3:9 dice: “Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos”. En Apocalipsis 5, los siete ojos son del Cordero, pero en Zacarías los siete ojos están sobre una piedra. [En Mateo 16:18 el Señor Jesús dijo: “Y Yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia”. El Señor se refiere a Sí mismo como la roca. En Mateo 21:42 El declaró: “¿Nunca leísteis en las Escrituras: ‘La piedra que rechazaron los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos’”? La piedra a la que se hace referencia aquí es la piedra con siete ojos, que se menciona en Zacarías 3:9.] Estos versículos muestran claramente que la piedra es Cristo mismo, y que esta piedra se relaciona con la edificación de la casa de Dios. Cristo es el Cordero-piedra con siete ojos, que produce el edificio de Dios. C. Limpieza e infusión [Debido a que nuestra condición no es pura, muchos aún nos encontramos bajo el escrutinio de las siete lámparas. Todavía existen ciertas cosas que necesitan ser escudriñadas y juzgadas. Tal vez no estemos bajo la llama de las lámparas, pero sí, bajo los ojos que nos infunden. ¿Se encuentra usted bajo las lámparas que escudriñan, o bajo los ojos que infunden? Estoy contento de estar bajo los siete ojos. Suponga que se halla a punto de discutir con su cónyuge. En ese momento, los siete ojos inmediatamente se convierten en siete lámparas, y lo conducen a arrepentirse y decir: “Oh Señor Jesús, perdóname. Aún estoy en la carne, en una condición miserable. Señor, gracias por Tu sangre. Confieso ante Ti mi fracaso y aplico Tu sangre a mi situación”. Si hace esto, las siete lámparas se convierten en los siete ojos que lo escudriñan, y de inmediato se encontrará nuevamente bajo la infusión divina, la cual infundirá en usted la esencia de Cristo y algunos de Sus atributos.] D. Purificación y transformación [En 1 Pedro 2:4-5 dice: “Acercándoos a El, piedra viva, desechada por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sois edificados como casa espiritual”. La manera en que llegamos a ser piedras vivas es acercarnos al Señor y permitir que El nos examine. A medida que el Señor nos ilumina y nos juzga, El nos observa, y Sus siete ojos nos infunden Su persona divina. De esta manera somos transformados.] [En la actualidad, los ojos ardientes de Cristo irradian sobre nosotros para alumbrarnos, escudriñarnos, cambiarnos y juzgarnos; ellos no nos condenan, sino que nos purifican, nos transforman y nos conforman a Su imagen, a fin de que seamos útiles en la edificación de la morada de Dios. El juicio de Dios es motivado por Su amor. Debido a que El ama la iglesia, viene a escudriñarnos, alumbrarnos, juzgarnos, cambiarnos y purificarnos, todo esto con miras a transformarnos en piedras preciosas. Finalmente, el libro de Apocalipsis concluye hablando de la Nueva Jerusalén, la cual se edifica con materiales preciosos. ¿De dónde salen estos materiales? Son producto de los siete ojos de Cristo, es decir, del Espíritu vivificante que transforma. En el libro de Apocalipsis, al Espíritu no se le llama el Espíritu vivificante ni el Espíritu que transforma, sino los siete Espíritus, los cuales son siete lámparas que arden, escudriñan y juzgan. En Su relación con la iglesia degradada, el Espíritu vivificante, el Espíritu que da vida, tiene que arder siete veces más. El Espíritu vivificante hoy es el Espíritu que arde, y el Espíritu transformador es el Espíritu que escudriña y juzga. El hace esto con miras a purificarnos y transformarnos. Nadie puede ser transformado en piedra preciosa sin ser escudriñado por el Espíritu intensificado. ¡Mi deseo ardiente es que el Señor nos escudriñe a todos! No estamos aquí para adquirir doctrinas y enseñanzas, sino para que la Palabra pura nos ilumine y los siete Espíritus nos escudriñen. Todos necesitamos que se nos escudriñe, purifique y transforme. Si pasamos esta experiencia, no seremos los mismos.] RESUMEN En el último libro de la Biblia, Apocalipsis, al Espíritu se le llama “los siete Espíritus de Dios”. Esto no significa que haya siete Espíritus diferentes; más bien, quiere decir que el Espíritu de Dios se ha intensificado siete veces a fin de llevar a cabo el mover de Dios. Los siete Espíritus también son las siete lámparas que iluminan y juzgan. Además, son los siete ojos del Cordero que observan e infunden el elemento de Cristo en los creyentes. Los siete Espíritus, los cuales son las lámparas y los siete ojos, tienen el propósito de llevar a cabo la edificación de la morada de Dios. El Espíritu séptuple purifica, infunde y transforma a los creyentes para convertirlos en piedras preciosas, aptas para la edificación de la Nueva Jerusalén.
Posted on: Wed, 28 Aug 2013 00:02:03 +0000

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