¡CANTA FUERTE, MIERDA! En memoria de Violeta Parra (4 de octubre - TopicsExpress



          

¡CANTA FUERTE, MIERDA! En memoria de Violeta Parra (4 de octubre de 1917 - 5 de febrero de 1967) Dieciocho años tenía Violeta Parra cuando recorrió las aldeas polvorientas del Chile profundo a bordo de un circo trashumante. Ella y su hermano Lalo entretenían al público rasgueando cuecas en la guitarra. Una noche, en Curacaví, exhausto y mal alimentado, Lalo apenas modula las palabras. Violeta trata de animarlo con la mirada y, al no conseguirlo, pierde la paciencia, le da un puntapié y le dice: – ¡Canta fuerte, mierda! Los campesinos cobrizos y tristes acogen la frase con un aplauso y terminan coreándola entre risas. "¡Canta fuerte, mierda!" resultó ser más que una expresión para sacudir a Lalo. Fue el principio vital que estimuló a Violeta Parra desde que nació, armada ya con dos significativos dientes, en San Carlos, sur de Chile, el 5 de octubre de 1917. Los hijos de doña Clarisa (...) y don Nicanor (...) fueron muchos y muy pobres. Rebuscaban monedas robando flores en el cementerio, ayudando en labores domésticas en el vecindario o vendiendo empanadas. Jugaban en los basurales y eran víctimas propicias de toda epidemia, como la de viruela que marcó la cara de Violeta. "Fue muy perra la infancia de nosotros", recuerda Roberto. Hasta que descubrieron la música, escondida en una vieja guitarra de familia. La música los sedujo primero, los secuestró después y terminó por redimirlos. Por ella Violeta y su hermana Hilda viajaron a Santiago en 1933 e iniciaron una vida modesta de artistas de barriada. (...) Allí casó por primera vez Violeta con un obrero ferroviario. Allí tuvo a sus hijos Isabel y Ángel, que luego formaron un famoso dúo. Allí se interesó por la política. El Frente Popular socialista caminaba con pasos de animal grande y los Parra se sumaron entusiastas a la campaña. La izquierda cantó fuerte, mierda, y ganó las elecciones en 1945, pero perdió el poder porque Gabriel González Videla, elegido con sus votos, se entregó a la derecha. Para entonces Violeta recogía en campos y salitres el folclor chileno, del cual se nutre buena parte de su obra. Ya era personaje de radio en 1955, cuando recibió una invitación para acudir al Festival de la Juventud en Polonia. Así comienza su etapa europea, que incluye un novio español, una temporada artística en París y el mito del inmigrante suramericano en la Europa acogedora. (...) Pasado año y medio, Violeta vuelve a Santiago acosada por las nostalgias y atiborrada de proyectos. (...) La década de los sesenta sacudió la música y la política en América Latina. Surgió un poderoso movimiento folclórico que ilusamente pretendía ser también anuncio de tiempos más justos. (...) Los Parra, madre e hijos, agitaron tanta frescura y tanta cueca. (...) Violeta se consagró a grabar discos, tejer artesanías, fungir de alfarera. Quería estar en contacto con el pueblo-pueblo. Denunció a oligarcas que prometían mejores tiempos y a curas que prometían mejores mundos: "Porque los pobres no tienen adónde volver la vista, / la vuelven hacia los cielos / con la esperanza infinita". La vida de Violeta anticipó, a modo de parábola personal, lo que estaba a punto de suceder en el continente. El 5 de febrero de 1967, deprimida y sola, se encierra en su carpa y, al filo de las seis de la tarde, se dispara un tiro en la sien. Tenía 49 años. Al día siguiente, más de 10.000 chilenos desfilan en su entierro llorando y cantando fuerte. Daniel Samper Pizano: “¡Canta fuerte, mierda!” (“El País, 19 de agosto de 2003) Fotografía: Violeta Parra y su hermano Roberto actuando en la calle.
Posted on: Fri, 04 Oct 2013 15:17:16 +0000

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