Al Buen Entendedor… El Fenómeno Cancún, orgullo y envidia… Dado que esta prestigiada publicación, en la que me permite su orgulloso editor verter alguna que otra opinión mes a mes, tiene por nombre Cancunissimo, justo es referirse de vez en vez al orgullo de ser cancunense y a los retos y satisfacciones que ello implica cotidianamente. Hace muchos años que pensé y reflexioné por primera vez como muchos de mis curiosos lectores lo han hecho sin duda, en ese fenómeno maravilloso que significaba provenir de Cancún frente al mundo de curiosos que trataban de investigar como sería la vida en este paraíso. Si bien Cancún es motivo de orgullo por muchas razones, y ha sido también un fantástico lugar donde vivir para muchos, también ha generado enconos, envidias y ha sido sujeto de críticas, no siempre justas, por su modelo de desarrollo. Cancún, como debería llamarse el municipio y no Benito Juárez, con respeto para el benemérito, ha sido forjado por una pléyade de valientes que dejaron su lugar de origen para venir aquí aventuradamente no solo a buscar fortuna, como se dice trilladamente, sino también a intentar una mejor calidad de vida pero que sin darse cuenta muchos de ellos, fueron formando lo que hoy es Cancún, el destino turístico más importante de América Latina que dio surgimiento además a la hoy ya muy famosa Riviera Maya. A Cancún llegaron jóvenes hoteleros, hoy grandes empresarios, aventureros comerciantes, animosos pescadores, vendedores sin rumbo, constructores incipientes, banqueros inexpertos, divorciados incomprendidos, buscadores de tesoros, buzos profesionales, músicos en potencia, talentos ocultos de todo tipo y en general un grupo de ciudadanos del mundo dispuestos a hacer de esta ciudad su casa permanente, dispuestos a quedarse, a buscar y encontrar el amor de su vida, a construir y a proponer y así, en medio de muchas adversidades, en el marco de este clima maravilloso y de esta prodiga tierra colmada de bellezas y paisajes difíciles de describir, hicimos Cancún. Cancún es pues la suma de todos, es el esfuerzo si, bien organizado del Gobierno Federal en su momento, es una decisión presidencial y un proyecto institucional que salió bien, no cabe duda, pero es también un mágico fenómeno que atrajo y sigue atrayendo seres humanos de todas partes del mundo. Cancún es una llama que se encendió hace más de cuarenta años y que su luz sigue iluminando a muchos que buscan aún la posibilidad de mejores espacios y que ha incluido sin duda a lo que hoy es la Riviera Maya, que no existiría sin la llama luminosa de Cancún. Aún con este mágico comienzo y con los enormes beneficios que Cancún ha significado para México en términos no solo de desarrollo económico y social sino de imagen frente al mundo, Cancún es también motivo de enconos, de disputas e increíblemente también de envidias. Para empezar con un ejemplo, me siento muy bien y sumamente orgulloso cuando me toca el privilegio de impartir una conferencia en alguna ciudad de Sud América y poder hablar de nuestro maravilloso fenómeno llamado Cancún, sin embargo no siempre es lo mismo cuando estoy en México. Si bien mis conferencias gustan y se venden mis libros, la imagen de Cancún no siempre es bien recibida y he llegado a la conclusión de que solo es ese tan mexicano y latino factor llamado envidia. Lo que ocurre es que los cancunenses, nos lo hemos buscado, y lamento que suene arrogante para quienes no sean de estas latitudes, pero acá nos ha ido bien y no solo es por que la tierra ha sido bendecida con la playa, el mar azul turquesa del caribe y el patrimonio cultural maya entre otros, sino que hemos montado cosas bonitas, bien hechas, bien organizadas y además por si fuera poco hemos procreado buenos hijos que son ya producto de esta tierra. La madera Cancunense no solo es ya la de los que llegamos hace tres décadas o más, sino ahora también la de un conglomerado de jóvenes que por alguna mágica razón tienen este temple, este coraje, esta sabia cancunense. Cancún ha dado campeones en todo, pero en todo, si me permiten la reiteración mis ocho lectores; en lo deportivo, en lo académico, en lo intelectual y bueno aunque no este muy orgulloso de ellos, también en lo político. Tenemos seleccionados nacionales y campeones destacados en fútbol americano, soccer, natación, canotaje, box, etc. campeones de oratoria, matemáticas y por si le parece a usted poco hasta Campeones Mundiales en Robótica. Y es que Cancún tiene algo, tiene magia y tiene quizá esa semillita que sembramos un montón de locos que llegamos hace años y que hoy cosechan nuestros triunfadores hijos. Cancún ha dado de que hablar y lo seguirá haciendo, Cancún no solo ha sido un mosaico pluricultural, Cancún es hoy sin duda cuna de nuevos Campeones de los que estamos orgullosos. Cancún es también poder económico y cada día serán más los que tengan que hacer caravana en esta tierra, porque aquí se genera la tan anhelada derrama turística. Cancún no se termina ni empieza en una elección política, no se equivoque nadie, Cancún tiene su propia magia, esa que hemos creado los verdaderos Cancunenses… Al Buen Entendedor… Cualquier comentario con esta orgullosa columna favor de dirigirlo a: sgrubiera@acticonsultores
Posted on: Sun, 11 Aug 2013 19:00:56 +0000
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