Apología de un mito Árbol del conocimiento del bien y del mal, - TopicsExpress



          

Apología de un mito Árbol del conocimiento del bien y del mal, testigo que protegió con sus ramas espesas al poeta y a su amada dulce katara-la paz este contigo- murmuro quedamente, en un aliento de silencio eterno a los amantes. Destello de amor de la eternidad, fragmentándose en noche con hálitos iridiscentes que crearon una resoncia danzistica en el universo del sueño de dios. meses antes, recordaba un ángel como el poeta se atrevió a hablarle a pesar de saber que los que lo intentaron habían perdido la luz de sus ojos déspotamente cuando sus cabezas eran cercenadas colocándoles un espejo para contemplar sus castigo observando sus propias decapitaciones con un cuchillo grande de obsidiana sagrada por “el engañador”. El poeta conocía la prohibición que yacía sobre ella. Las potestades que tenían señorío sobre el pueblo de sus padres y de los padres de sus padres habían profetizado sobre esta señal sacrílega-ella había nacido con la marca del astro en cuarto menguante. dentro del paisaje, al mirar la composición de la bóveda celeste, ya conocían de día al astro rey que gobernaba el día con su luz, y en las tardes, las sombras, cubrían el día con su oscuridad, y solo reinaban estrellas y el velo denso de lo negro y sombrío. Habían heredado el miedo, y prohibiciones sobre observar en el cielo, y navegar con la vista, sin temor de amanecer ciegos, castigados por este embelezo vedado desde antiguo. el poeta supo de esta visión y herencia maldita y temida, la vio y no quiso comprenderla-la mujer que espero vaga en calles oscuras del alma de la tierra y de mi sino, sin rostro, oculto por el velo de mi ignorancia bendecida- se repetía en el amanecer del alma, enriquecido por el vuelo de una pareja de iridiscentes quetzales que terminaban desvaneciéndose entre la niebla de la montaña y la frontera del confín del sueño que se le manifestaba todos los días en su tierna vida. ahora ese rostro era real, una manifestación divina. Era para el, un mandato sagrado amarla todos los días de los latidos de su corazón, y arrebatos de su aliento agitado, cuando desde lejos la veía aparecer. Porque ella era para el, lo sintió en lo mas profundo de su ser. ¿Por que no habría de decirle, de manifestarle que estaba enamorado de ella?.y los hombres de poder, ya la habían elegido para sagradas responsabilidades y al darse cuenta de la inquietud que el poeta manifestaba cuando de entre la multitud rompía escandalosamente las filas para luchar por una cercanía a la presencia de la elegida por su corazón, y mas al hacer consejo, confirmaron que ella manifestaba las mismas señales que el, empezaron a confabular la manera de acabar con el, discretamente, y como el poeta era escalera para elevar el conocimiento del pueblo a los cuatro rincones del corazón del cielo, temieron en secreto que el consejo sagrado de los jaguares de los diversos barrios, que integraban esa ciudad, madre del poeta y de su amada; dulce katara. Buscaron afanosamente la destrucción de ese amor, o ellos destronarían sus consejos y sus poderes que les traían riquezas y confor, a todas sus casas y linajes y señorío, sobre las casas importantes de aquel reino.-tiene que morir,(decían en consejo secreto) tiene que morir, ¡ya!- . Ella desafiaba a los dioses representados por estos consejeros del reino, viéndolo clandestinamente bajo las ramas de ese árbol prohibido a los habitantes. Poblado por pájaros malignos cuyos cantos sólo eran murmullos de voces confundidas entre gritos y lamentos de los que habían abandonado esta vida. Ahí, rodeados por dos ríos que se juntaban a otro más caudaloso que gobernaban los espíritus de los hombres de poder. Ahí, entre la espesura de la niebla y el denso frió que sacudía hasta el rugido del alto y sagrado guerrero de la montaña. y este frío en especial, de oscuras señales que acechaba, como una fiera hambrienta y desesperada por saciar su placer, aullando estrepitosamente al compás de los truenos y rayos que iluminaban de ves en ves el lecho de ellos. Templos sagrados desnudos a la naturaleza del amor, ahí, en ese paraje iridiscente del vuelo perenne de quetzales. Mensajeros celestiales, con un único canto que se adentraba a los cuatro rincones del corazón del cielo como única resonancia cósmica con su mensaje de amor a algún lugar del tiempo, en sus ecos tiernos y consagrados al último latido del amor. Ahí, ahí se consumaba el sueño puro del amor. ¡Como se acariciaban besándose temblorosos! Tal vez por las gotas de roció congeladas y vueltas cristales de hielo formando una esfera protectora alrededor de ellos, como un muro, una señal de lo venidero. Sus alientos entrecortados y sedientos de eternidad se mezclaban en besos prolongados como una resistencia a todo lo vaticinado por los que tenían la palabra sagrada del poder de lo bueno y de lo malo. no les importaba mas que estar juntos, fusionados, ser un instante, latido, corazón y palabra divina del dios verdadero del amor. Solo les importaba ser, rito, sudor, contentamiento de la voluntad de la vida, de ser eso, creación de la madre vida, alegría constante y suprema voluntad de los primeros rayos que derriten el velo denso de la ignorancia y de la noche del hombre, en el viaje por la eternidad. Estar en plenitud total, y herederos de ese amor que contradecía a la voluntad de los supremos terrenales. ¿cómo era posible que eso que experimentaban y sentían, como la voz del alba susurrando en sus oídos, la voluntad de la ternura y de la inocencia pura de dos almas, no fuera producto de sus voluntad? si dios era el sonido del amor, su origen primero, ¿por que decían estos ¿que estaba dios enojado con ellos?. ¿Que estaba pasando por la cabeza de este fragmento del tiempo, de este accidente del día? ¿Quién podría pecar pensando que ella al entregarse al elegido de su corazón de ella, seria el pretexto del furor desatado por dios, en desgracias, miseria, pobreza, enfermedad, ignorancia y servidumbre física, moral y espiritual, para su pueblo. Para los que la habían educado, otorgándole las riquezas que ninguna otra mujer, en su condición podía recibir. quien profanaría el silencio de lo sagrado con pensamientos de traición, del corazón de dulce katara, la amada, no solo del poeta, sino de su comunidad, de ese reino de dios, arrastrándolos con ella al abismo de destrucción y desgracias. el amor en ellos les despertó a la realidad para recibir los brotes de caricias del paisaje, y tranquilidad les susurraba en sus oídos poemas de fragmentos del hogar deseado, y risitas de bebes y juegos con los rayos de sus vidas. Disfrutaron varias horas e intentaron engañarse a si mismos creyendo que existía un mundo para ellos. ya entregados a la voluntad de esperanza, cuando tranquilidad, de pronto, volvió la cabeza al otro extremo del río donde se estacionaron luces de antorches coléricas, y entonces, solo entonces, como un pájaro al percibir las garras de una fiera emprendió el vuelo bruscamente al firmamento, y ellos al verse desprotegidos, se miraron profundamente advirtiendo el orden del día, cuando intentaron, desesperadamente huir, ya se encontraban rodeados por cayucos donde se transportaba la muerte. En vano fueron sus suplicas. En vano la resistencia que el poeta opuso a sus verdugos. en ese instante solo percibió los fríos metales que penetraban lascivamente su carne desnuda y la tibia sangre, se derramaba sobre el lecho matrimonial agradeciendo a la tierra y a las aguas de los ríos que los habían recibido en secreto. Despidiéndose con gran gratitud, respeto y amor. el manto rojo se desvanecía y ella, dulce katara, la amada, se precipitaba sobre el cuerpo de su amado, no sin recibir una lluvia de pedradas, maldiciones y escupitajos mezclados con injurias pero no tocaban su conciencia con dolor y espanto un manto protector la protegió de experimentar humillación y dolor sedándola con un golpe certero que la mando con el espíritu de su corazón. No percibió dolor su carne cuando los mismos monstruos metálicos entraban y salían de su carne, oscureciendo hasta la voluntad del día. Después, los hijos de la muerte abandonaron a los cuerpos de los hombres de poder, instrumentos del destino supremo, quienes se alejaron confundidos por la sangre derramada, llorosos, al otro extremos del río. Iban en silencio, despacio de vez en vez se cruzaban sus miradas entre sí, preguntándose que había ocurrido. De pronto, tembló la tierra. y el cielo se estremeció llenándolos de espanto, y la desgracia esclavizó sus corazones. Con asombro descubrieron, que de aquel lugar donde se hizo el caos, una explosión de luz colocó a los dos seres fusionándolos y otorgándoles una distinción de los sagrados. En el cielo apareció de pronto una deidad desconocida, radiante entre lo oscuro que se encontraba por castigo de dios, el día. Una imagen nueva, un astro lleno de blancura perfecta. y de ella bajo un ave hermoso con plumas iridiscentes llamada esperanza y descendió a esas tierras para morarla hasta que el tiempo borrara del corazón de los hombres, el mal que habían hecho. con el tiempo aprendieron que los designios de dios eran otros. Que ellos solo habían sido instrumentos de ignorancia, soberbia y arrogancia. y que estos tenían señorío en sus voluntades. a esta deidad que apareció, solo se le veía en las noches y le llamaron; juntossomosnaciónjuntos.
Posted on: Fri, 16 Aug 2013 22:10:05 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015