DE LA SABIDURÍA DE LO SENSIBLE, V (última parte): La risa, - TopicsExpress



          

DE LA SABIDURÍA DE LO SENSIBLE, V (última parte): La risa, la embriaguez, el sacrificio o la poesía, el mismo erotismo, subsisten en una reserva, autónomos, insertos en la esfera, como niños en la casa. Georges Bataille , exclamaba Georges Bataille al preguntarse por la utilidad de lo literario, . Nada humano. Por un extraordinario azar de la naturaleza, los humanos podemos y debemos intentarlo todo. Y, por añadidura, felizmente. Una ética eudemonista, al parecer. Pero esto no es, si nos fijamos bien, una ética. Humano, todo, feliz. No es cuestión de deber. Intentarlo todo, por definición, no es ético. Ético es, precisamente, no intentarlo todo, es intentar y hacer lo que hay que hacer. Se trata aquí, por el contrario, de hacer no lo que se debe hacer, sino todo lo que se puede hacer. Posible, qué mundo tan infinito. Detenerse en el hecho de que no hay nada posible sin que algo en ello sea imposible, eso cuesta más trabajo. Más reflexión. Ni siquiera podría decir que, por descontado, sea cierto. Se puede amar lo que no es posible entender. Preguntémonos si entender es un impedimento para el amor. Si la respuesta es positiva, nada qué hacer. Una noche, alguien cobra conciencia de su propia mano. No es que sea diestra. No es que sea siniestra. No pertenece a geometría alguna. No tiene importancia sentimiento alguno. Amar es no tener nada que amar. Amar es no tener que amar. Lo más humano es la rebelión, el desgajamiento, la prohibición. Un animal más deseante que sapiente, ciertamente. Bien, pero, ¿qué desea el deseo sino su propia extinción? , escribe Bataille, . No es que el deseo sea inútil; el deseo es más bien deseo de lo inútil, de lo inservible, de lo demasiado potente para ser domado o de lo demasiado débil para ser empleado. Cuando se comprende que el deseo desea su extinción hay que tomarlo en el siguiente sentido: aquél no quiere . Desea perderse, hundirse, consumirse en el instante. En su inocencia, en su inmediación. En su no ir a, y no venir de, ninguna parte. No hay deseo que no sea de desconocido, mas no para poseerlo o regirlo. Deseo de dejarlo tal cual es. Así debe entenderse. El deseo deja a su presa tal como es, antes o con independencia del deseo mismo. Dejarla intacta, sólo darla a ver en su verdad de cosa. El deseo rompe o desequilibra el para qué de las cosas. Diríase que, si quiere adueñarse de algo, ese querer no es un deseo de verdad. El deseo no es propiamente hambre, o si lo es significa que el hambre es esencialmente de no comer. Animales deseantes: deseo de no ser animales. Al dejar de serlo, el deseo gira en redondo: deseo de volver a ser animales. Sin tregua. Amar no para tener, ni detener, ni retener, sino para soltar, para desposeer(se). No embarazar sino desembarazar. Que seamos deseantes nos torna irredimiblemente paradójicos. Equivale a reconocer y declarar que hay en nosotros algo más fuerte que nosotros. ¿Qué desea eso en nosotros más fuerte que nosotros? Una existencia apasionada, eso desea. No una existencia apisonada. Que la existencia se rija por una pasión grande, no que la veamos reducida a un anhelo de grandeza. El deseo es deseo de indigencia, de pequeñez, de insignificancia. Pensemos en los relatos de Kafka, para no errarle. ¿Una bestia apasionada? Sí: un hombre que un día amanece escarabajo. Pero que vive para contarlo. La pasión no otros a los hombres, les deja en la libertad de serlo. Un animal deseante o pasional desea su extinción, su no ser eso que es. Comprende su ser como un transtorno del ser. Quiere simultáneamente sostenerse y derrumbarse. Una bestia que se asigna a sí misma fines se sabe de antemano determinada por ese fin de fines que es la muerte. Deseante, pasional, es decir: mortal. , murmura Bataille . Es una rigurosa inversión de Kant: el cielo estrellado dentro de mí, la ley moral lejos de mí. El hombre ha aprendido a dominar a la naturaleza, pero en su hazaña lleva la penitencia. Un mundo hecho a su medida termina por asfixiarle, irritarle —o conducirlo a la indiferencia. En medio de su triunfo, el hombre . Percibe de golpe su caída en la trampa: se ha arrancado de la naturaleza para encadenarse con eslabones más funestos y más poderosos, aun si quizás más difíciles de reconocer. Aquel triunfo lo condena a las no por nuevas menos espantosas servidumbres. Pasar de una caverna a una jaula de hierro y hormigón, qué progreso. Autodominio y domesticidad ofrecen al cabo un espectáculo desolador. Mirémonos con nuestros carritos en los supermercados. Mirémonos sentados al televisor. Mirémonos desempeñando los trabajos más absurdos. El progreso lo ha sido, sin duda, en la dirección de la abyección. El progreso ha logrado hacer mascotas de los fabricantes de mascotas. La resistencia a este progreso produce obras maestras: cada una repite a su modo la metamorfosis soñada por el judío no judío de Praga. También podemos aborrecer a Teseo por haber dado muerte al monstruo del laberinto. Debe ser necesario para subsistir —¡pero no para vivir! La hazaña es un truco que se vuelve contra el héroe. La eliminación de la bestia le ha dejado sin fuerzas para proseguir con su vida. El obstáculo era al mismo tiempo el sentido. Su triunfo le ha secado toda pasión: acaso por ello olvidará a Ariadna en el laberinto insular del Egeo. Hoy, en el borde del éxtasis telectrónico, uno termina identificándose con la amenaza victimada. Sacrificar la parte indómita nos tiene ahora postrados ante los diversos Golem creados por la industria humana. Esto ha ocurrido no por no prever, sino justamente por sacrificar cada instante presente a su instante venidero. ¿No es esta la nota propia del progreso? En su mecanismo, cada instante cobra sentido exclusivamente por el que le sigue. Nada casual que todo en tal condición sea virtual. El dominio se ejerce desde lo que (aun) no es. Principios básicos del monoteísmo. Animales sujetos de un lado al futuro y encadenados del otro al pasado: el presente simple y sencillamente no puede ser. ¿De qué hablará Kafka cuando apela a lo indestructible que hay en cada ser humano? . ¿Del alma (inmaterial)? ¿De Dios? Escasamente. En otro fragmento, escribe: . Lo indestructible es lo inviolable. Es en un sentido paradójico: el animus, pero en un sentido que llega al animal. Parte segregada, mas nunca enteramente destruida. Parte indómita: , advierte Kafka, . Magnífica descripción del hombre moderno, del hombre dueño de sí. Esta soberanía es ilusoria; pero queda la otra soberanía, la de su ser animal, que quizá se somete pero no se destruye. Esa animalidad es la sede del deseo, deseo tal como lo hemos entrevisto. Deseo de no sojuzgar sino de mantener libre. Y, ¿cómo es posible esto? Despojando al instante de su sentido, de su justificación, de su empleo. Bataille cita a Henry Miller: , se lee en la Primavera negra, . Desear es darle lugar al instante, no apropiárselo con vistas a un instante posterior. La parte animal es la parte infantil: amor sin reservas ni condiciones por el instante vivido. Lo humano adviene al subordinarlo, por cualquier razón, al tiempo que vendrá. Al tiempo que, sin ser, deberá llegar. Es el azote que describe Kafka. El amo permanece de esa forma esclavizado. Lo indestructible kafkiano aparece ahora como la existencia humana en su inocencia radical y su insensata frescura. Su nada qué hacer. Animales extáticos, eso es lo que somos aunque los fines más elevados y los más mundanos nos persigan y enclaustren en todas partes. Por una sorprendente y aporética reversión, hay que situar lo indestructible en lo perecedero. No es posible destruir nuestra mortalidad. El valor más alto en el lugar más bajo. Inversión que otorga sus prestigios a los componentes olvidados o despreciados del ser humano: animal poético, trágico, extático… Partes residuales e inaprovechables del trabajo civilizatorio. lo es aquí en un sentido preciso: como deseo del presente. Un poeta podría describirlo así: . Dejémosles aquí. Kierkegaard y Bataille se lanzan guiños desde paisajes disímbolos y asimétricos, pero ello no impide que sus miradas y sus plumas coincidan en nuestro presente como dos flechas lanzadas al nocturno aunque encandilado corazón del presente.
Posted on: Sat, 19 Oct 2013 03:01:05 +0000

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