DIA18: Jueves EL SACRIFICIO ES LA LLAVE MAESTRA PARA LA FRUCTIFICACIÓN Texto del día: Jn.12:23-24 “Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el hijo del hombre sea glorificado. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto” Col.3:2-3 “Poned la mira en las cosas de arriba no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.” Jn.10:17-18 “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre” Lc.14:27 “Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo” Fil.1:21 “Porque para mí el vivir es Cristo y el morir, ganancia” Visión del día: La única manera que se pueda fructificar es que podamos vencer la cultura egoísta del humanismo, si nuestro yo no es quebrantado y no hay una entrega genuina, por mucho que nos esforcemos no podremos fluir plenamente en el espíritu. No hay gloria sin muerte, el camino perfecto para experimentar la gloria eterna de Dios es aceptar “el morir para vivir”. Los seres humanos queremos poder, pero hay un precio para acceder a él, en el aposento alto solo 120 perseveraron en oración, porque el enemigo más grande de los planes divinos es la forma liviana y superficial como muchos quieren acceder a ellos. Si no entramos en la esfera del sacrificio jamás veremos la multiplicación. Siempre hubo voces opositoras al sacrificio, Judas estuvo en contra del sacrificio al desvalorar la acción de la mujer que ofrendó el frasco de alabastro. (San Juan 12:3-7). Pedro fue usado por Satanás para tratar de hacer desistir a Jesús del propósito de entregar su vida en la cruz (san marcos 8:31-33); Satanás está en contra del sacrificio para Dios, por eso Dn.11:31 “…Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio y pondrán la abominación desoladora”. La muerte de Jesús es el mejor ejemplo de sacrificio vivo, santo y perfecto, pero no existe ninguna ofrenda de sacrificio que no tenga una resurrección gloriosa; -Abraham sacrificó a su hijo y recibió una nación; -Moisés sacrificó su título de hijo de faraón para convertirse en el gran libertador hebreo; -Josué sacrificó su reputación al dar el informe de la tierra conforme a la palabra profética recibida y no como lo veían el resto de los príncipes; -María la madre de Jesús sacrificó su dignidad de mujer y recibió al Cristo; -Bernabé sacrificó su hacienda y la ofrendó a los apóstoles y recibió la unción gloriosa de la consolación que fue usada para consolidar a Pablo y a Juan Marcos. El sacrificio no empieza por otros, sino por usted y por mí; es necesario rendir nuestra voluntad y ofrendar nuestras vidas, dinero, tiempo, familia, pensamientos, nuestros deseos y sueños personales; nuestras costumbres y amistades; nuestro bienestar y comodidades; nuestra seguridad y confianza; entonces experimentaremos las palabras de Mt.11:30 “mi yugo es fácil y ligera mi carga” como una gloriosa realidad y no como una carga tormentosa. El camino para la multiplicación comienza con sacrificio, nadie podrá multiplicarse con fuerza a menos que muera al yo y a toda concupiscencia personal. En el sacrificio se genera intimidad, profundidad en la relación con Dios, una vida de oración sólida, Dios se constituye en nuestra única confianza, seguridad y esperanza, desarrollaremos compromiso genuino con el reino, humildad por quebrantamiento del alma, la gloria de Dios fluirá, la honra divina se manifestará, la gente nos seguirá, creerán en nosotros, se activará lo dicho en el Sal.91:14-15 “Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; le pondré en alto por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré”; por eso a Jesús le fue entregado un nombre que es sobre todo nombre, para que toda rodilla se doble y se incline ante él; nunca debemos olvidarnos que ¡la profundidad de nuestro sacrificio determina la altura de nuestra bendición! Declaración de fe: “Renuncio a creer que todo lo que espero llegará de una forma cómoda, que Dios tiene la obligación de hacerlo; rompo con la actitud de los brazos caídos, renuncio a los pensamientos egoístas de verlo todo en función de mi yo, mi conveniencia y provecho; sé que esto no tiene nada que ver con la nueva naturaleza divina; me libero de la siempre auto-complacencia, de la auto gratificación, de huirle a los momentos incómodos pero que son necesarios para ser discipulado; renuncio al ego, al amor propio, aprendo humildad, sujeción, obediencia, y abro mi mundo a otros; coloco a Dios y su voluntad por encima de la mía y me entrego completamente a él en mente, corazón, espíritu y cuerpo”.
Posted on: Thu, 01 Aug 2013 14:41:37 +0000
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