Delirio en las Venas (Entre charlas y tus brazos). Las horas - TopicsExpress



          

Delirio en las Venas (Entre charlas y tus brazos). Las horas pasan muy a prisa, los latidos de la vida no esperan, o vives o dejas de existir, los sueños con el tiempo se olvidan, y al pasar el tiempo vuelven a la memoria como flashazos inexplicables, destellos de los recuerdos que ya se vivieron, basta ver de nuevo aquella imagen para que vuelva a suceder de principio a fin. Vlad se levantó abrió los ojos y de la antigua finca salió caminando, volvió a casa con un aspecto rejuvenecedor, sus ojos brillantes, la piel más pálida y la sonrisa siniestra que se dibujaba en su rostro. Abrió lentamente la puerta de la entrada, entro a lentos pasos, después se sentó en el sofá. Liv llego después, corría tan a prisa que al entrar a la casa casi tropieza y cae al suelo, pero sus reflejos le devolvieron la compostura, vio a su príncipe y de un salto se abrazó a él, Vlad la sostuvo. Ella se sentó en las piernas del vampiro y le pidió que le platicara todo lo que había ocurrido en su concierto, lo quería con lujo de detalles; Vlad la abrazo entonces y comenzó: > Liv escuchaba cada palabra, viajaba en su mente para poder verlo todo, sentir cada detalle, su rostro se veía feliz, sabía que en todo momento aquel príncipe del escenario había pensado en ella, que cada canción de amor llevaba su dedicatoria, cada palabra que su amado pronunciaba, se lo decía. Entonces lo vio fijamente a los ojos y un beso le robo, aquel acto siempre encantaba al vampiro, también gustaba siempre de hurtar uno que otro beso aun sabiendo que todos eran suyos. Liv comenzó a relatar su parte de la historia escrita en el tiempo de aquella noche: >. Vlad escuchaba con tranquilidad, en verdad le habría gustado mucho haber podido acompañarla, Liv se percató de algo en aquel silencio, su vampiro no estaba del todo sereno, escarbo en su mirada y noto aquel detalle. — ¿Qué pasa mi príncipe? ¿Hay algo que yo te haya dicho, que te ha molestado? Vlad permaneció en silencio y al verla también a los ojos sabía que tenía que emitir alguna respuesta, que debía decir lo que su alma intentaba callar. Entonces se puso de pie y hablo: —Liv, tú dices que lo haces todo por mí, todo en mi nombre, ¿No es así? Ella asintió con la cabeza. — Dices también que tu última presentación sobre la pasarela es solo por mí. Liv volvió a afirmarlo con su dulce voz. —No estuve ahí, no me percate siquiera de aquel instante preciso, no puedes decirme entonces que ha sido por mí, porque en realidad yo no pude verlo, me habría encantado hacerlo, pero no fue así, por lo que no es correcta esa parte, quizás en mi nombre si fue, porque mi nombre cualquier ser puede pronunciarlo, mas no significa que hagan las cosas por mí. Liv palideció aún más, sus oídos escuchaban pero su mente no podía relacionar ante aquellas palabras, derramo una lagrima sobre el sofá e intento reaccionar. Vlad la abrazo diciéndole que comprendiera lo que ella misma había dicho, que era ilógico, en verdad se alegraba por el éxito de su vampira, pero no le parecía concebible aquello que escuchaba, sabía que Liv en verdad lo había creído así, que jamás pensó en otra cosa. Liv intentaba explicar sus propias palabras, en vano era, las conjeturas no podían ser diferentes, el hecho de hacer algo por alguien que no lo ve simplemente es como no haber hecho nada. Entonces lo que Vlad decía tenía sentido, era verdad lo que decía, aun cuando su vampiro le dedicaba melodías a kilómetros de distancia, ella no lo había visto, ni oído, quizás algún video en la red se lo enseñaría, entonces ahí estaría la evidencia, Liv no tenía nada con que demostrar lo que había dicho, porque su decisión no fue por si misma, sino por alguien más, no había fotografías suficientes que demostraran que aquel acto había sido así, aun así Vlad encantado las veía, las líneas plasmadas en cada retrato lo enajenaron por un instante, se perdió del mundo y visualizaba aquellos instantes como si hubiese estado presente. Liv desconsolada pidió disculpas, Vlad la tomo entre sus brazos y le dijo al oído que no tenía por qué disculparse por algo que ella había decidido, las decisiones cambian el rumbo de la vida, son las decisiones las que nos llevan a eventos agradables o desastrosos, el vampiro le decía que no había ningún error en aquel acto, solo le pidió de favor que no volviese a decir jamás que hacia algo por él cuando ni siquiera estuviese presente. Liv prometió jamás volver a adjudicarle a su amado decisiones que ella misma había tomado, y la plática prosiguió de nuevo en calma. La serenidad volvió, sujetados de sus manos subieron a la alcoba y sobre la cama se recostaron para seguir charlando sobre los detalles más insignificantes de aquella noche en que no pudieron permanecer completamente juntos. Música de fondo se escuchaba, Mozart en la composición de aquellas melodías; perdidos del tiempo, abrazados; Liv pensaba en completo silencio aun en lo que había dicho, quizás su amado estaba equivocado, a final de cuentas el hecho estaba ya concretado; cuando fríamente lo visualizo y se imaginó en aquella situación del lado opuesto, comprendió que era verdad todo lo que él decía. La verdad absoluta de los actos no podría existir, porque un ser en sí tiene la razón desde su punto de vista, cambiando el ángulo de dicha situación las cosas pueden ser muy diferentes, es por ello que las decisiones que se toman en cualquier instante son tan importantes, las personas suelen elegir muy a la ligera, el hecho es que muchas personas se han perdido de mucha felicidad solo por miedo a intentar, han dejado ir incluso al amor de su vida sin siquiera comprobar que así pudo o no ser, carecen de la voluntad de tomar decisiones y por siempre se quedan varados en una situación que no tiene mejorías, ni avances, solo desolación. Liv no había analizado a detalle que con solo enfocar un milímetro diferente lo que se ve, las situaciones pueden ser completamente distintas, puede cambiarlo todo, y no es que ella estuviese en un error o que él fuera el que se equivocaba, ambos tenían la razón desde diversos enfoques. No es sencillo poder ver todos los panoramas al mismo tiempo, eso requiere de mucho tiempo, Vlad había podido ver con claridad los escenarios de diversas situaciones de su vida, era capaz de visualizarse en todos ellos en unos cuantos minutos y tomar la decisión en que se viese mejor. Al amanecer Vlad se ofreció a llevar a la escuela de modelos a su eterna novia, Liv se puso feliz, disfrutaba mucho de pasear al lado de su obscuro novio, así que le pidió que fueran de nuevo caminando, el vampiro acepto y aunque el día era nublado los pasos que daban eran lentos, el maldito sol estaba asediándolos. Ambos disfrutaban tanto de esas caminatas, del panorama que los rodeaba, árboles en medio de las calles que se absorbían por los automóviles, sobre la banqueta deslizando los pies sin prisa, llegaron a la puerta de la escuela donde una nueva oferta Liv recibiría por su reciente buen desempeño…
Posted on: Thu, 31 Oct 2013 05:38:29 +0000

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