Empecemos el viernes con una palabras para la esperanza...a gran - TopicsExpress



          

Empecemos el viernes con una palabras para la esperanza...a gran escala ¿UN UNIVERSO ARMÓNICO? “Porque el anhelo ardiente de la Creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. porque la creación fue sujetada a vanidad no por su propia voluntad sino por causa de aquel que la sujetó en esperanza; porque también la Creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios” (Carta de Pablo a los Romanos 8: 19-22) Hay una idea infantil muy extendida y asentada que postula que el Universo es un lugar de armonía y de quietud admirable. Nada más lejos de la realidad. Las manifestaciones violentas de la Naturaleza fuera de nuestro mundo son mucho más espectaculares que cualquiera de las catástrofes naturales o artificiales que se producen aquí. Los terremotos más intensos, los huracanes más furiosos, las erupciones volcánicas más terroríficas, las explosiones nucleares más destructivas son simples juegos de niños en comparación con la magnitud devastadora de los fenómenos que se desencadenan habitualmente en el Universo. Algunas estrellas estallan con tal fuerza que la explosión es detectada a millones de años-luz de distancia y sus efectos se prolongan durante milenios. Otras permanecen tan próximas entre sí que tienden a caer unas sobre otras, formándose espirales de materia que gira a velocidades vertiginosas en el fenómeno conocido como “canibalismo estelar”. También las galaxias colisionan a veces sufriendo sus miles de millones de estrellas y planetas todo tipo de catastróficos transtornos orbitales, con choques entre ellos incluidos. Gran cantidad de galaxias están siendo, a su vez, devoradas por los agujeros negros que anidan en su seno. La acción destructora de éstos es la más terrible fuerza que se conoce: tragan estrellas, planetas y todo cuanto se aproxima a su radio de acción incluída la luz (por eso, son invisibles, por eso se les llama “negros”), provocando a la vez desgarrones, de imprevisibles consecuencias, en el espacio y el tiempo. En los últimos años se están descubriendo y localizando un elevado número de ellos. Hasta parece ser que en el centro de nuestra galaxia, opera uno que, si nada lo remedia, acabará devorándola. En nuestro mismo Sol se producen tormentas de magnitud apabullante y el Sistema Solar es escenario de cataclismos dantescos: vientos de 1800 km/h, frentes tormentosos con una extensión dos veces superior al tamaño de la Tierra que duran siglos, caídas de asteroides que pueden devastar un planeta entero y cambiar su eje de rotación, lluvias de ácido sulfúrico, presiones atmosféricas con fuerza suficiente para aplastar cualquier objeto macizo de metal, tempestades de arena capaces de oscurecer un planeta entero, erupciones volcánicas y relámpagos tan intensos que se ven desde el espacio...y el hecho de que la Ciencia los conozca y explique cada vez mejor no nos tranquiliza demasiado. Sólo nos hace más conscientes de nuestra insignificancia y vulnerabilidad, de lo frágil que es ese milagro divino y cósmico que llamamos vida. Todos estos cósmicos sucesos nos resultan doblemente inquietantes: de un lado, por el desconocimiento de qué fuerza última los causa; por otro, por la extraordinaria magnitud de su poder destructivo que supera en miles de millones de veces la energía liberada por el Sol, la cual es, a su vez, billones de veces más potente que la mayor detonación nuclear conocida. Y así podríamos seguir, manejando cifras descomunales e inmersos en el vértigo que producen. Pero la cosa no acaba ahí. Y es que considerar todo esto nos viene bien para recordar -siquiera sea de vez en cuando- que nuestra esperanza en Dios, nuestro Padre no sólo tiene su proyección en lo antropológico sino también en lo cósmico. Porque un día, del que sólo Él tiene memoria, la armonía reinará realmente en el Universo y éste se convertirá en un verdadero hogar dónde Dios reinará eternamente, donde Dios se sentirá a gusto en una Creación que dejará de ser hostil y violenta para convertirse, liberada, sin dejar de ser magnífica, en hospitalaria y benévola llegando a ser lo que Él siempre quiso que fuese. Los cristianos decimos que esperamos cielos nuevos y tierra nueva donde more la justicia...a todos los niveles. Por eso, desde nuestra pequeñez e insignificancia nos regocijamos en la convicción de que Dios tiene en sus manos no sólo nuestro futuro sino el del Cosmos entero. Y que será un futuro, donde, en Cristo, se recapitulará la Creación entera para glorificar a Dios...y las galaxias que un día fueron violentas, cantarán sus alabanzas: eso si que será lo que los griegos llamaron la armonía de las esferas, la verdadera música de las estrellas. Y tú y yo estaremos allí para escucharla, por la eternidad, al abrigo del Altísimo... agradecidos... sobrecogidos. Juan F. Muela
Posted on: Fri, 30 Aug 2013 07:02:59 +0000

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