En busca del amor Hoy desperté a las 6 de la mañana acompañado de esta Lima que abre los ojos con el trajín de la gente intolerante, que sale con desesperación peleando con todo el mundo porque llegaran tarde al trabajo. Personas que en su mayoría tienen tiempo solo para eso, el trabajo. Tienen que sacar dinero para la academia de los hijos (otro negocio que juega con la ilusión), para la comida y la casa, y no les queda tiempo para nada, ni si quiera para reflexionar. Pregunta, de todas las millones de personas que viven en esta ciudad, cuantas toman un pedazo de su tiempo para pensar en esta sociedad; y de esas, cuantas hacen algo al respecto para cambiarla o mejorarla. Hace poco en un programa decente de televisión peruana (que paradójicamente muy pocos ven) llamó a opinar un señor sobre lo que ocurría en la sociedad y con mucho fervor supo expresarse y dar a entender cada causa empezando por el gobierno y su forma de ejercer el poder (como eje principal del problema el abandono al sector educación). Al terminar, el entrevistador le preguntó sin mayor recelo y directamente si estaría de acuerdo y si participaría en una lucha (en caso de haberla), en protestas y revoluciones por una causa justa; a lo que el señor cayendo otra vez en la fosa del pasivo respondió que no, que era mejor que no, que le preocupaba su familia (lógicamente), que no quería problemas. Y como es sabido, una sociedad nunca progresó con la indiferencia de su gente, y esta es una muestra de ello. Ese tipo se quedó solo en la intención. Y hay una frase que ronda en mi cabeza "cada pueblo tiene el gobernador que se merece" y parece que es verdad. Por el bien de mi hígado trato de no tocar muchos temas de política pero esta siempre se las ingenia para tocarme la espalda y escupirme en la cara. En fin, fui con el RX7(vendí el Mustang rojo para comprar este) al grifo, se acercaba un muchacho y le grito (como buen criollo): ¡échame 10 mangos de 97! En eso se me acerca y con cara de extrañado me dice: "¿qué son 10 mangos padre? Disculpe, es que recién vengo de Colombia y aún no conozco bien las monedas"(me hablaba con su dejo). Le expliqué que cada sustantivo después del número significaba "soles". Después él me contó que era exactamente de Cali, la ciudad donde están las mujeres más bellas del mundo; y yo le conté de esa fantasía que tengo de viajar por todo el mundo y tener un hijo en cada ciudad que visite, agregando esta vez que la ruta de partida sin discusión sería esa, Cali. Salía a la avenida y de pronto me alcanzó una moto de policía; la reconozco es uno de esos dos que siempre están escondidos esperando a un incauto chofer para luego otorgarles muy generosamente el perdón de su falta por una justa coima. Me saludó, me pidió los papeles y todo en orden, se fregó. No encontró nada y se fue, al parecer la única falta era que el Mazda era muy vistoso, el guardia se subía con las manos vacías a la moto y yo festejaba en silencio. Llegué a la casa del señor que me contó su vida y yo la convertí en "Percepción", él era amigo de don Tomás. Me siguió contando mucho más cosas que seguían pasando, al parecer su historia de amor va a durar un buen rato más; y la pienso respetar, ese cuento ya lo abandoné. Estuvimos conversando un rato hasta que tuve que excusarme pues quedé con un amigo en encontrarnos en un bar. Llegué a la hora exacta al bar y no lo encontré. Estoy pensando seriamente si la puntualidad en estos tiempos es una virtud o un defecto. Porque para qué llegar temprano si todos llegan a deshora. Y me pregunto ¿quién inventó la hora peruana? Alguna vez leí que los que siempre llegan tarde son los que tienen miedo a los compromisos. Bueno pensaba en todo esto y al fin llegaba José. Conversamos de todo, estábamos un poco mareados cuando empezábamos a hablar de su novia y de una nueva chica que había aparecido en su vida y le dio a su vida un giro completo. Me preguntó: Óscar, ¿tú sabes que es el amor? Yo le respondí: Creo que a estas alturas estoy más confundido que tú, ¿cómo saber qué es?, dicen los viejos del bar que solo se tiene que sentir pero, no sé. - ¿Qué mierda será eso no?¿Se come? Reímos sin parar un buen rato. También me excusé , le dije que tenía que hacer un par de visitas. Pisé a fondo el acelerador y en poco tiempo llegué a casa de mamá. A penas me vio me preguntó si pasaba algo, si necesitaba algo, si se acercaba alguna reunión, etc (aún en su inocencia es tan linda). Le dije con mucho énfasis "¿tan mal hijo he sido?",la abracé con todas mis fuerzas y le di mil besos, como solía dárselos de niño. Le expliqué que venía a visitarla, que quería verla. Hablamos, pero esta vez no de las cosas que todos hablan, hablamos como madre a hijo, como debía ser, a mi edad recién la encontraba tan tierna, tan bella, lloré de felicidad al verla llorar a ella de felicidad también, de estar agradecida, de que esperaba mucho un acercamiento así. Yo creo que si todos hicieran ese acercamiento con su madre, hasta el cielo de Lima dejaría de ser tan gris. Es algo que llena mucho. (Esta vez) ella se excusó, tenía una reunión con unas amigas de su promoción de hace 26 años. Fui a visitar a papá. Mi gran viejo me abrazó con fuerzas y quedé convencido que el mayor amor se encuentra en la familia. Fuimos a conversar como si fuéramos patas de años en una tienda, acompañados de una par de cervezas. Recordamos a mi hermano preso, ya va a salir todo regenerado y queremos darle una buena bienvenida. Le hablé de mamá y me dijo que estaba trabajando para reconquistarla, me causó mucha gracia y a la vez alegría. Pero eso es cosa de ellos, no debo meterme aunque quiera. Y ya que tocamos ese tema me empezó a preguntar si tenía alguna relación, si me interesaba alguien. Le conté la complicada historia (era la primera vez que hablábamos de ese tema, claro a excepción de esa vez que me llevó a un burdel). Atendió cada parte que le contaba y al terminar empezó a aconsejarme, diciendo antes que primero tengo que estar bien conmigo mismo, que tengo que quererme y no depender de alguien para ser feliz, sino tener alguien para compartirla. Dijo que parecías una buena chica, que tal vez me decías algunas cosas para no hacerme daño, que no quería que me decepcionara y eso pocas personas lo hacen. Le agregué que parecía complicado, pues podemos confundir las cosas por la distancia, por lo que sentimos; de pronto me interrumpió y me dijo ¿quién te dijo que sería fácil?, deberías sentirte afortunado, estos amores difíciles y que se les pone tanto tacto son los que se quieren mejor. Si fuera fácil no habría sentido ni gusto. El amor es algo muy fuerte, así que en estos tiempos si quieren que dure ambos tienen que dar de su parte, esforzarse. En este mundo hay mucho odio, envidia y malas vibras que solo podrían espantar si están juntos. Le respondí que yo estaba dispuesto a dar todo, para que estemos juntos y me volvió a interrumpir diciendo que esto es algo de dos, que ella también tendría que poner de su parte, y si no fuera así tendría que aceptarlo como buen hombre, agradecerle ese gesto de no querer lastimarme y dejarte ir. Nos abrazamos fuertemente (creo que borrachos somos demasiado sensibles) y nos despedimos. Heredé de mi padre poner la música a todo volumen en el auto y en la radio se escuchaba "¡quiero intoxicarme en vos!" cuando volvía a pasar por los 2 guardias escondidos, por suerte como sabían que tenía todo en orden no me pararon, no se dieron cuenta que andaba medio ebrio. Me dirigía al grifo y veía al colombiano, me estacioné en su grifo y le grité: ¡échame 10 maracas!
Posted on: Tue, 20 Aug 2013 22:26:13 +0000
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