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Esta cultura, no se consigue sólo con buenos apoyos literarios y artísticos, aunque es muy conveniente: • Tener buenos libros en el hogar (libros para los padres, libros para los hijos, lecturas comunes, libros de consulta) • Saber decorar la casa, escuchar buena música, etc. La confianza es una manera de comunicarles a los demás que ocupan un lugar destacada como seres humanos íntegros, no como piezas aisladas. La intimidad es aquel espacio en el que uno se siente suficientemente protegido por la comprensión y por el respeto para actuar con naturalidad, para manifestar lo mejor de sí mismo. Educación El orientador familiar se ocupa, fundamentalmente, de las funciones educativas de la familia y de asesorar personalmente a quienes integran a ésta para que colaboren, con libertad responsable, en el cumplimiento de esas funciones. Esas funciones educativas de la familia no se agotan en la dimensión personal: tienen también una dimensión social porque la familia es la célula natural de la sociedad. La familia, considerada desde la perspectiva de la educación, es una institución fundamental. Al parecer nunca se ha hablado tanto de la educación como en estos tiempos. Por esta razón, se multiplican las teorías pedagógicas; se inventan, se proponen y se discuten los métodos y los medios, no sólo con el fin de facilitar la educación, sino, además, para crear una nueva pedagogía de infalible eficacia. La educación y la felicidad son cuestiones íntimamente relacionadas. En primer lugar, interesa no errar en materia de felicidad porque entonces perderíamos el sentido de la educación. Por ejemplo, ¿qué pueden significar la acción y el proceso educativos si su objetivo indiscutible (la felicidad) se reduce a la felicidad material, a la felicidad placentera? En segundo lugar, ¿cuál es el cauce más apropiado para el logro de esa felicidad a la que aspira el hombre mediante la acción educativa? Estas interrogantes ponen de relieve la importancia de acertar en materia de educación. La verdadera educación supone la formación de la persona en orden a su bien y al de la sociedad. El cauce más apropiado para lograr la felicidad mediante la educación es la familia, porque las personas que la integran están unidas originalmente por lazos de amor. Centro de la intimidad La familia es un conjunto de intimidades unidas por el lazo del amor familiar. De la convivencia familiar surgen el crecimiento individual y el enriquecimiento personal. Las relaciones familiares nacen del amor y el origen del amor es el corazón. Hay una estrecha relación entre corazón, amor, intimidad y relaciones familiares, la cual surge en forma natural. Por esto: La familia es una institución natural. No es, pues, un invento social, artificial. Si así fuera, hace tiempo que habría sido sustituida por otros inventos sociales más prácticos, de acuerdo con las ideas predominantes en un momento dado. La familia hace posible que el ser humano disfrute de algunos derechos esenciales: 1. El derecho a la vida, a nacer. 2. El derecho a la educación, a crecer. 3. El derecho al progreso. En definitiva, la familia resguarda y fomenta el derecho a desarrollarse como persona. No basta ser y aprender a ser persona. El hombre también necesita ser reconocido como persona. No es en la superficialidad donde el ser humano se distingue de sus semejantes, sino en la intimidad: el hombre vale lo que vale su intimidad. Descubrirse a sí mismo en la dimensión personal requiere conocer cada vez mejor la propia intimidad. Descubrirse a los demás en esta misma dimensión implica ser capaz de comunicar la intimidad a otros. Ambas cosas resultan más fáciles en el clima natural de la intimidad que es la familia. Ello se debe a que "en el ámbito de esa gestación de segundo orden -comparando el claustro familiar con el claustro materno- lo biológico se hace biográfico. La familia es, por tanto, un centro de intimidad. La familia es el modelo de convivencia del ser humano porque en ella se comprende y se quiere, de modo natural al hombre como persona. Como centro de intimidad, en la familia coinciden libertad y naturaleza porque ella facilita las acciones libres de quienes la integran. Pero si en una familia determinada falta esa referencia personal en las relaciones entre los cónyuges, entre padres e hijos, o entre hermanos, esas relaciones se desnaturalizan: no son más propiamente familiares. Ese concurso de libertad responsable debe traducirse en una serie de objetivos educativos que cada familia concreta fijará en cada caso como su centro de intimidad. Los principales responsables deben esforzarse en promover la intimidad en la familia. ¿Cómo? Los padres necesitan preguntarse a sí mismos: ¿Nuestra vivienda favorece la intimidad? Las costumbres que vivimos, ¿son costumbres propias o son costumbres de moda? ¿Propiciamos un diálogo amistoso y de confianza? ¿Desarrollamos un estilo personal? Cuando se responde negativamente a las preguntas anteriores, entonces, en esa familia se corre el riesgo de referir las cuestiones íntimas a cualquier persona, sin criterio selectivo, de modo que la intimidad viene a formar parte del dominio público. Esto se traduce también en el lenguaje. El lenguaje de moda a veces es inexpresivo, repetitivo, y nada tiene que ver con la intimidad. También tienen que preocuparse de esto los responsables de la educación: se procurará fomentar las pláticas amistosas y frecuentes con los hijos (en grupo y en privado), con el fin de que ellos sepan con claridad lo que piensan. Centro de apertura Por medio de lo anterior procuramos señalar que la familia no puede ignorar el ambiente que la rodea ni puede dejar que la influencia del entorno anule su labor educativa. En un estudio sobre la familia, realizado en Francia y publicado en 1975 por el Comisariado del Plan de Desarrollo, se dice: "La familia, fuertemente sacudida por el choque del futuro, se nos muestra, dentro de este mundo incierto y cambiante, como el último refugio de la verdadera convivencia." Pero habría que decir que la familia no es un refugio, sino un lugar desde el que se puede, mediante la acción educativa, mejorar este mundo incierto y cambiante, porque a la familia le corresponde el privilegio de seguir siendo el ámbito natural del amor y, por tanto, el lugar original de la educación. La familia no es un refugio: es una escuela de irradiación de virtudes sociales. También se ha calificado a la familia como "un islote privilegiado dentro de una sociedad personalizada". Es evidente que el privilegio del islote familiar tiene que servir para transformar esa sociedad despersonalizada en una sociedad educativa, en una sociedad humanizada. Es una aspiración (un "objetivo tendencia") construir una sociedad totalmente personalizada. Debemos intentarlo con perseverancia revitalizando la célula básica de la sociedad -la célula familiar- para que ésta supere los condicionamientos actuales y haga posible la aceptación incondicional de las personas en las relaciones sociales y profesionales, de modo que se puedan armonizar en cualquier situación de colaboración o de convivencia social la exigencia y la comprensión, la confianza y el respeto, la eficacia y la amistad. MÉDICO GENERAL: ÁLVARO MIGUEL CARRANZA MONTALVO Matrícula Profesional de M.S.P.Nº C-3011 Matrícula Colegio Médico Departamental Nº CH-2212 SUCRE-BOLIVIA-CHUQUISACA FACEBOOK, YOU TUBE, TWISTER, MY SPACE, REDES SOCIALES INTERNET.
Posted on: Sat, 21 Sep 2013 18:01:18 +0000

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