¿HAS SIDO TÚ ATRAÍDO POR LA CRUZ? En el puerto de Nueva - TopicsExpress



          

¿HAS SIDO TÚ ATRAÍDO POR LA CRUZ? En el puerto de Nueva York, Estados Unidos de América, se levanta la Estatua de la Libertad. Esa majestuosa dama, que sostiene en alto la antorcha de la libertad, ha atraído a millones de personas que estaban viviendo vidas miserables bajo una tiranía o dictadura totalitaria, o simplemente que anhelaban encontrar un futuro mejor en el aspecto económico. Ellos han sido atraídos a lo que ese monumento simboliza: la libertad. Inscritas en el pedestal de la Dama de la Libertad están las siguientes palabras escritas por Emma Lazarus en su poema "The New Colossus" (El nuevo coloso): “Dame a tus cansados, a tus pobres, a esas masas ansiosas de ser libres. Que vengan los desamparados, los sacudidos por la tempestad, envíamelos a mí; mi antorcha alumbra la entrada a una nueva vida.” ¡Preciosas palabras que anuncian libertad! Sobre la historia de la humanidad se levanta otro monumento que ofrece una libertad mucho más profunda y trascendental a personas esclavizadas por el pecado en todas partes del mundo. Es la cruz donde nuestro Señor Jesucristo fue clavado en el Monte Calvario hace dos mil años. En la cruz, la justicia de Dios fue satisfecha. Dios sabía que no podíamos pagar por nuestros pecados. Por eso, dio a su Hijo como sustituto, transfirió nuestras iniquidades a Jesús, y lo declaró culpable en lugar de nosotros. Sin la sangre de Cristo, que fue derramada por nosotros, y sin su muerte vicaria a nuestro favor, seríamos como perennes esclavos o prisioneros condenados sin esperanza por toda la eternidad. Por su muerte y resurrección somos verdaderamente libres para siempre. Jesucristo dejó su trono en el cielo para venir a este mundo a traer libertad y consuelo a una humanidad perdida y encadenada por el pecado. Juan 12:27-33 > “¡Siento en este momento una angustia terrible! ¿Y qué voy a decir? ¿Diré: “Padre, líbrame de esta angustia”? ¡Pero precisamente para esto he venido! Padre, glorifica tu nombre. Entonces se oyó una voz del cielo, que decía: «Ya lo he glorificado, y lo voy a glorificar otra vez.» La gente que estaba allí escuchando, decía que había sido un trueno; pero algunos afirmaban: Un ángel le ha hablado. Jesús les dijo: No fue por mí por quien se oyó esta voz, sino por ustedes. Éste es el momento en que el mundo va a ser juzgado, y ahora será expulsado el que manda en este mundo. Pero cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo. Con esto daba a entender de qué forma había de morir.” En el pasaje de hoy, Jesús anuncia su muerte, y declara: “Pero cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo. Con esto daba a entender de qué forma había de morir.” Si bien muchos han sido atraídos por la libertad que ofrece la Estatua de la Libertad, muchísimos más en todo el mundo han sido atraídos por el poder, el amor y la autoridad de Cristo desde la cruz del Calvario, ofreciendo A TODOS la vida eterna. En estas palabras de Jesús podemos sentir el dolor que él experimentaba al acercarse el momento de su muerte en la cruz del Calvario. “¡Siento en este momento una angustia terrible!”, dice el Señor. Sin duda la tristeza le invadía. Estaba a punto de dar su vida por un mundo corrupto, malvado y mal agradecido, y en su condición humana esto le afligía sobremanera. Por eso clama: “Padre, glorifica tu nombre.” En otras palabras: “Padre, sigue adelante con tu plan.” Y desde el cielo, el Dios Todopoderoso le responde: “Ya lo he glorificado, y lo voy a glorificar otra vez.” Durante el tiempo de su ministerio en la tierra, Jesús hizo una invitación que todavía hoy está vigente. En Mateo 11:28-30 dijo: “Ustedes viven siempre angustiados y preocupados. Vengan a mí, y yo los haré descansar. Obedezcan mis mandamientos y aprendan de mí, pues yo soy paciente y humilde de verdad. Conmigo podrán descansar. Lo que yo les impongo no es difícil de cumplir, ni es pesada la carga que les hago llevar.” El Señor se dirige a todos aquellos que llevan sobre sí cargas pesadas, que están agotados, que les faltan las fuerzas, quienes están llenos de ansiedad y angustia, y les promete que si vienen a Él les dará descanso, no solamente físico, sino un descanso mucho más profundo y duradero: descanso para el alma. ¿Has oído la invitación del Señor? ¿Cuál ha sido tu respuesta? ORACIÓN: Padre del cielo, no hay palabras con qué agradecerte el enorme sacrificio de tu Hijo en la cruz del Calvario. Gracias porque a través de Él, hoy soy libre de toda condenación. Ayúdame a vivir de manera que ese triunfo se refleje en mi testimonio cada día. En el nombre de Jesús, Amén.
Posted on: Fri, 02 Aug 2013 12:52:53 +0000

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