Hachikō fue un perro de raza akita nacido en una granja cerca de - TopicsExpress



          

Hachikō fue un perro de raza akita nacido en una granja cerca de la ciudad de Ōdate (Prefectura de Akita, Japón), mejor recordado por su lealtad a su amo Eisaburō Ueno, un profesor del departamento de agricultura de la Universidad de Tokio, incluso varios años después de la muerte de éste." En 1924, Eisaburō Ueno, un profesor del departamento de agricultura en la Universidad de Tokio adoptó a Hachikō como su mascota. Desde entonces, cada día Hachikō lo esperaba en la puerta de la estación de Shibuya para saludar a su amo al final de cada día. Esta rutina continuó sin interrupciones hasta el mes de mayo de 1925, cuando el profesor Ueno ya no regresó. Había sufrido una hemorragia cerebral mientras impartía clases en la universidad de Tokio, y murió. Debido a esto, jamás regresó a la estación de tren, donde su leal mascota lo esperaba. Hachikō demostró su lealtad a Ueno y cada día, por los siguientes nueve años de su vida, esperó en el acostumbrado sitio donde se sentaba, justo enfrente de la estación. Pasaron los días, que se convirtieron en meses, y los meses en años, y Hachi seguía acudiendo fiel y puntualmente a esperar a su amo, sin importarle si hacía frío o calor, tan sólo esperaba volver a verle. Conforme transcurría el tiempo, Hachikō comenzó a llamar la atención de propios y extraños en la estación; mucha gente que solía acudir con frecuencia a la estación habían sido testigos de cómo Hachikō acompañaba cada día al profesor Ueno antes de su muerte. Fueron estas mismas personas las que cuidaron y alimentaron a Hachi durante ese largo período. En abril de 1934, una estatua de bronce fue erigida en su honor en la estación de Shibuya, y el propio Hachikō estuvo presente el día que se presentó la estatua. La estatua fue reutilizada a causa de la Segunda Guerra Mundial, pero se erigió otra estatua en agosto de 1947, que aún permanece y es un lugar de encuentro extremadamente popular. También hay una estatua similar en Odate, delante de la estación de Odate. El 7 de marzo de 1935, Hachiko murió. Su cuerpo fue encontrado frente a la estación de Shibuya, tras esperar infructuosamente a su amo durante diez años. Sus restos fueron depositados en una caseta de piedra que se construyó al pie de la tumba del profesor Ueno, en el Cementerio de Aoyama, Minmi-Aoyama, Minato-Ku, Tokio. Aunque, posteriormente, su cuerpo se recogió para ser expuesto en el Museo de Ciencias Naturales del distrito Tokiota de Ueno tras ser restaurado y disecado. El 8 de abril de cada año se conmemora a Hachiko en la plaza frente a la estación de trenes de Shibuya . Esta historia, ha inspirado peliculas, referencias en series como futurama, incluso en videojuegos. Pero no es un hecho aislado... En España por ejemplo se produjo el caso de Canelo que, en 1990, iba junto con su amo al Hospital de Cádiz para recibir su tratamiento periódico de diálisis, hasta que cierto día hubo una serie de complicaciones y el hombre falleció. Aún así, Canelo siguió esperando al dueño durante 12 largos años, hasta que en 2002 falleció al ser atropellado por un vehículo, cuyo conductor se dio a la fuga. En su honor se puso su nombre a una calle, en la cual se instaló una placa conmemorativa. En Monte Cristo, provincia de Córdoba, Argentina, está "Alicio", un "fiel y leal" perrito que aún sigue esperando a su amo muerto frente al centro de salud donde se fue a atender por última vez en enero de 2010. El hombre fue trasladado de urgencia con un problema de salud al dispensario local, debido a su gravedad murió. El hombre había llegado junto a su perrito, a quien los vecinos apodaron "Alicio". Desde el momento de la muerte, el animal se mantiene en guardia frente al dispensario como esperando el regreso de su amo En Uruguay, está la historia del Gaucho, un perro color negro, quien recorrió más de 50 kilómetros hasta el hospital en el que estaba recluído su amo y permaneció allí hasta el día en que su amo fallece; luego, el noble animal lo acompañó durante su velatorio y hasta el lugar donde recibiría santa sepultura. En el cementerio, Gaucho custodió aquella sepultura por más de 30 días, salía en las mañanas a recoger algún alimento que el pueblo le brindara, recorría calle Rivera, Plaza Artigas, La Picada y algunas veces 18 de Julio, para volver de tarde otra vez junto a la tumba de su amo en el Cementerio, esto es así todos los días hasta la muerte de Gaucho.
Posted on: Tue, 30 Jul 2013 05:06:59 +0000

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