Hoy hace siete años estuve a punto de perder la vida en un accidente o quedar en una silla de ruedas. Sufrí mucho con la lenta recuperación y para aprender a caminar con muletas, luego sin ellas; no podía sentarme en los buses por no poder flexionar. En medio de dolorosas terapias, renqueando por muchos meses y con una cirugía más aún pendiente me quejé con Dios por quitarme lo que más amaba hacer: jugar fútbol. Me quedé sin mi deporte y sin el dinero extra que eso representaba. Un día de tantos escuchando una salsa de Juan Luis Guerra (Los dinteles) tirado en un sillón, me levanté a bailarla y lloré como un chiquillo. Estaba bailando cuando casi ni caminaba!! Unos días después salí a correr renqueando, luego en bicicleta y casi dos años después otra operación para sacar metal, me dieron ánimo. Otros cinco meses después estaba jugando un partido de fútbol y debutando con tres goles en Coronado. Aprendí dos cosas: La primera es que quejándome no iba a ganar nada, tenía que empezar a creer en un Dios sanador y poner de mi parte para recuperarme. Lo segundo fue que entendí que hay vasijas hechas de un barro más débil que necesitamos más fuego de la cuenta y que todo ese trayecto iba a ser una escuela de humildad, paciencia, resistencia y fe en un Dios que te corrige fuerte, pero que no te deja tirado. Alabado sea el Dios de las segundas oportunidades, ese que escribe recto en renglones torcidos! youtube/watch?v=TPQZB9WrHNQ
Posted on: Wed, 23 Oct 2013 01:48:11 +0000
Trending Topics
Recently Viewed Topics
© 2015