LOS SENTIMIENTOS DE LA NACIÓN Y LA SOBERANÍA NACIONAL Con - TopicsExpress



          

LOS SENTIMIENTOS DE LA NACIÓN Y LA SOBERANÍA NACIONAL Con motivo de la conmemoración del bicentenario de la conformación del histórico manuscrito creado por José María Morelos y Pavón, los Sentimientos de la Nación, tuve el honor de ser invitado por mi amigo el Sr. Lic. Marco Antonio Aguilar Cortés, Secretario de Cultura del Gobierno Estatal, a comentar dentro de una gran obra patrocinada por la Secretaría de Cultura, sobre el artículo quinto de los Sentimientos de la Nación, comparto algunos de los comentarios que me permití hacer en relación a esa importante disposición que me permitió regresar a los orígenes de un precepto incluido en ese documento, que consolida una idea fundamental para la vigencia del Estado Constitucional. Desde el nacimiento del movimiento de independencia, y durante los avatares de la conformación ideológico política del Estado, existió una idea que prevaleció constante como una aspiración incontrovertible y común entre las facciones que combatían por hacer prevalecer sus ideales, un postulado que enraíza en la decadencia de las monarquías absolutistas y que reivindica para el pueblo la noción que legitima la existencia del Estado, a saber, que la soberanía dimana del pueblo. El precepto concreto que esbozó los principios aludidos dentro de los Sentimientos de la Nación, fue el artículo 5 que es del tenor siguiente: 5º Que la Soberanía dimana inmediatamente del Pueblo, el que sólo quiere depositarla en el Supremo Congreso Nacional Americano, compuesto de representantes de las provincias en igualdad de números. La importancia del precepto apuntado trasciende el ámbito histórico, pues encuentra su correlativo en el contenido actual del artículo 39 de la norma fundamental emanada del Constituyente de 1917 , por lo que no cabe duda sobre el impacto que tuvo en la emergente nación mexicana y posteriormente en su consolidación. Hoy en día el concepto de soberanía es ampliamente utilizado tanto en el discurso político como en la apreciación cotidiana de nuestra realidad social. Aparece lo mismo en los espacios televisivos que dan cuenta de los asuntos que afectan nuestra nación, en las opiniones de los foros que los abordan, como en los debates ciudadanos sobre la amenaza que para ella representa alguna realidad o política pública. Así por ejemplo, aparece como eje rector de los debates sobre la apertura de la inversión privada a la explotación de los recursos petroleros, sobre los efectos que el flagelo del crimen organizado producen en la eficacia del gobierno, o sobre el rechazo a operaciones realizadas en territorio nacional por agentes o tecnologías extranjeras con matices de poder gubernativo. No obstante la ambigüedad con la que se emplea y en ocasiones su tergiversación con fines populistas, el hilo conductor que homogeneiza el concepto en la retórica mexicana evoca sentimientos nacionalistas, de pertenencia y exclusividad, de independencia, una imagen que propone que de la vigencia de dicho concepto depende que sea el pueblo de México quien decida en los aspectos más básicos y fundamentales, cuál es el curso que debe seguirse en el devenir de nuestra nación.. De la misma forma que el concepto de soberanía no es extraño en el uso cotidiano del lenguaje, lo mismo puede decirse de la voz “pueblo”, con lo que se denomina a los individuos que guardan un vínculo de pertenencia con un territorio, o a quienes son los destinatarios de la acción estatal, así como –desafortunadamente- a quienes se les excluye de las injustificadas prerrogativas de las que gozan ciertas clases sociales. Si bien, en el acto de delegación de la Soberanía no hay más que una serie de lineamientos y principios fundamentales con base en los cuales se organizará la actividad estatal y la conformación y distribución de funciones, existe un elemento aglutinador de convicciones que garantiza la constante voluntad de que continúe el status quo de la delegación, este elemento se hace consistir en los órganos que han de velar por la limitación del ejercicio arbitrario del poder, dentro de los cuales destaca en el artículo 5º de los Sentimientos de la Nación, el parlamentario, lo anterior sin desconocer que en su artículo 6 de la versión original del manuscrito, se plasmaba el principio de la división de poderes, y que en la enmienda a dicho texto se eliminó por completo el artículo para incorporarlo al artículo 5º que nos ocupa y quedar como sigue: “Que la soberanía dimana inmediatamente del pueblo, el que sólo quiere depositarla en sus representantes, dividiendo los poderes de ella en: legislativo, ejecutivo y judiciario, eligiendo las provincial sus vocales y éstos a los demás que deben ser sujetos sabios y de probidad.” Desde los albores de nuestra nación, largo camino tuvo que recorrer la historia de México para consolidar el sistema democrático sustentado en el sufragio de sus electores, y si bien hemos pasado por conquistas y cambios importantes tales como la alternancia en el poder aún subsiste la sombra de la duda sobre si realmente se ha cristalizado este principio legitimador de la encomienda soberana. Tenemos mucho por hacer, no resulta conveniente permanecer satisfechos en la inacción tomando por sentado el legado de los fundadores de nuestra Patria, hoy en día existen muchos peligros que amenazan estas conquistas sociales. En nuestro País se han generado verdaderas lagunas de presencia Estatal, pero el elemento que vacía de fuerza legítima al aparato gubernamental es la falta de participación del pueblo. Entiendo que la corrupción es un cáncer que motiva la desconfianza de la gente y esto es una realidad comprensible, pero el pueblo debe encontrar una ventana, un medio, una oportunidad para retomar lo que le corresponde. A partir de la realidad que existe, no está en manos del gobierno, no es del interés exclusivo del Estado, ni es su lucha el descubrir cómo puede remediarse la situación, es interés principal y fundamentalmente del titular de la soberanía, es del pueblo mexicano la tarea de reivindicar nuevamente el efectivo poder político y encauzar la actuación de sus mandatarios. Lic. Víctor Manuel Tinoco Rubí.
Posted on: Mon, 23 Sep 2013 17:26:07 +0000

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