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Los negocios que están bajo la lupa de los especialistas en lavado de dinero Algunos segmentos específicos de la economía suelen ser utilizados por quienes desean blanquear activos. Cuáles son y cómo es el procedimiento detrás de cada uno. Es imposible generalizar. Y ésa es una de las ventajas que ven los delincuentes. Quienes lavan dinero buscan como pantalla actividades que son legales a los ojos de cualquiera, pero que ellos usan como canal para convertir su dinero mal habido en legal. Pero, ¿qué es el lavado de dinero? Nadie puede llegar al banco en un país, que no sea un paraíso fiscal, con un monto importante de dinero y depositarlo sin tener que dar explicaciones. En la Argentina, la AFIP, la UIF (Unidad de Información Financiera) y hasta el banco preguntarán de dónde salió. ¿Tiene recibo de sueldo? ¿Boleto de compraventa? ¿De dónde sale ese efectivo?, serán las preguntas escuchadas. Para evitar ser atrapados, quienes se manejan por afuera de la ley montan negocios como pantalla para introducir al circuito legal su dinero. En todo el mundo se suelen blanquear el cash a través de segmentos específicos de la economía, en los que también se hacen operaciones legales, y cada uno de ellos cuenta con una particularidad que atrae a los delincuentes. Existen mitos urbanos sobre algunos negocios utilizados en este sentido, como hoteles, real estate o venta de jugadores de fútbol. Sin embargo, muchas historias no están lejanas a la realidad. “Son actividades donde no se identifique al cliente o se pueda inventar uno”, explica, en diálogo con Apertura, Marcelo Casanovas, presidente de la Fundación Argentina para el Estudio y Análisis sobre la Prevención del Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo (FAPLA). A la hora de inventar un cliente, se consiguen los padrones de los ciudadanos, y con ello se completan todos los datos necesarios. Al momento de lavar dinero, hay dos posibilidades. “Cuando se hablan de las actividades para lavar dinero, hay que plantear dos escenarios: una organización criminal que genera flujos de cash todo el tiempo (por ejemplo, la venta de drogas); o una actividad aislada que generó activos (por ejemplo, el pago de sobornos). Para el primer caso, se necesita una pantalla lícita”, grafica el experto. A dormir o al cine, da igual. Los hoteles son, según detalla Casanovas, uno de los más comunes, aunque como en todos los casos, eso no quiere decir que todos los establecimientos se usen para estos fines. Quienes buscan lavar dinero, se hacen de un hotel y comienzan a explotarlo bajo todas las normas y regulaciones. Todo legal. “Muchas veces se dice que el lavador de dinero no quiere pagar impuestos y es todo lo contrario: él quiere pagar todo y estar en blanco. Él quiere decir que el dinero lo sacó de su negocio”, narra Casanovas y explica cómo trabajan: “Con el hotel ya funcionando, el dueño –quien busca justificar su dinero sucio- dice que sus habitaciones están siempre ocupadas. Es decir, que siempre está facturando el máximo posible. Por lo tanto, cada vez que dice que un mes facturó $ 100 mil, por ejemplo, realmente ese monto es ficticio, jamás ingresó por huéspedes, sino que el lavador deposita en el banco $ 100 mil conseguidos mediante una actividad ilegal”. Porque, ¿Quién va a ir a golpear la puerta de cada habitación para saber si hay alguien? El especialista explica otra de las opciones utilizadas y advierte que es una de las “más curiosas”, pero también empleadas. “Se arma una cadena de cine con complejos, cinco salas por cada uno y 300 espectadores por sala”, ejemplifica y aclara que a quien lava dinero poco le importa qué película proyecta. Lo mismo La Gran Estafa, El Padrino o Piratas del Caribe. Después actúa la misma lógica que con los hoteles: “Se les dice a la AFIP y al INCAA que están siempre llenas la salas. Y para explotar la cadena se suele poner a gente del riñón del delincuente, pero de alto perfil que pueden salir, por ejemplo, en las revistas de espectáculos”. Muchas veces se dice que el lavador de dinero no quiere pagar impuestos y es todo lo contrario: él quiere pagar todo y estar blanco. Marcelo Casanovas, experto en lavado Sigue girando. Usted va al casino –de Mar del Plata, de Tigre, el flotante de Puerto Madero, el que más le guste- con $ 10 millones y los cambia por fichas. Al rato, sin haber jugado ni una vez, va a la ventanilla y pide volver a cambiar las fichas. Sin embargo, ahí recién el empleado del casino le exigirá sus datos. Así la persona puede decirle al Estado: “Los $ 10 millones, que nadie conocía su origen, los gané en el casino”. Aunque parezca curioso, es real. “Así es la regulación argentina (norma 199/2011 de la UIF). Obliga al que explota un local de juegos de azar a identificar a quien gane más de $ 50 mil. Es un control ex post, después del acto”, dice Casanova. Subjetividad, la clave. “El negocio del fútbol es fabuloso, porque ¿cuánto vale un jugador? Hay subjetividad en el valor”, afirma Casanovas, y trae consigo una anécdota escuchada entre quienes se dedican al tema de lavado de dinero, pero en este caso en relación al arte. El protagonista es Pablo Escobar, jefe del cartel de Medellín, como protagonista. Para justificar su dinero proveniente del tráfico de drogas, Escobar empezó a inflar a un artista, que hoy en día es muy conocido: Fernando Botero. “Escobar enviaba a sus testaferros a las subastas en Nueva York, para que inflaran el precio. Después vendía el cuadro inflado y así lavaba dinero”, cuenta el especialista. Lo mismo, explica, sucede en las empresas de software o puntocom, porque más allá de la valorización que se pueda hacer de una compañía, ¿Por qué pagar ese dinero y no más o menos? También el mercado inmobiliario es objeto de lavado de activos. Quienes buscan blanquear su dinero, se alejan de los mercados más regulados –como la Ciudad de Buenos Aires o la Provincia de Buenos Aires- y compran campos en lugares menos observados, donde la explicación del origen de los fondos es menor. Luego, al vender el campo, sólo les resta hacerse del dinero de la venta, sin explicar de dónde salieron los fondos para aquella primera compra. ¿Y por casa? Según la ONU, el 5 por ciento del PBI mundial corresponde al lavado de activos. Es decir que, de todos los bienes y servicios que se producen en el mundo, el 5 por ciento es producido por personas que buscan ingresar al mercado legal su dinero ilegal. “La Argentina es una de las más severas del mundo en legislación. Recién a partir de fines del 2010, que se cambiaron las autoridades de la UIF, y con la ley de 2011 -la 26.683-, la actividad antilavado se incrementó”, cuenta Casanovas, quien afirma que “hay hipocresía internacional, la Argentina no está tan mal como se dice, incluso se lava más en Uruguay, y nosotros estamos en el foco del GAFI (por un informe de 2010 que fue catastrófico). Y a pesar de haberlo corregido, seguimos en la lista”.
Posted on: Thu, 03 Oct 2013 12:14:01 +0000

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