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Nuestra Maritza Al irte me sentí en la confusión de llorar y reír al recordar alguna de tus genialidades ELEONORA BRUZUAL | EL UNIVERSAL viernes 19 de noviembre de 2010 12:00 AM Te imaginé entrando con tu sonrisa única, desarmando a cualquier "concierge" que pretendiera poner trabas a tu arribo al paraíso. Te imagino en ese otro plano donde amigos y seres que te aman te dan la bienvenida y te rodean para volver a tener la fortuna de estar cerca de ti... Te imagino mi turca querida pensando que tenías razón cuando a todos los que querías nos decías ¡Disfrútenme porque no les voy a durar toda la vida! Y así fue y al irte me sentí -como también nuestro inseparable Jacky- en la confusión de llorar y de pronto reír al recordar alguna de tus genialidades. Llorar y reír recordando aquellas imaginaciones sobre la llegada a comienzos del siglo XX de nuestros abuelos desde Líbano... De la criollización de tu apellido: De Al Bahari -marinero en árabe- al más sencillo Bajares... Tu abuelo como Cónsul de Francia en nuestra tierra oriental y el mío vendedor ambulante, midiendo cortes de tela y nosotras para hacer rabiar a mi mamá, tu querida Sarita, asegurando que él decía rapidito ¡89 centímetros un metro... ! Vivencias de mi madre y tus tías en el único colegio importante que en los años 20 del siglo pasado había en Cumaná... Me contaron tus hijos el domingo que al sacerdote que te dio la Extremaunción le hablaste en latín y lo desconcertaste y pensé que al cielo llegaste preguntando si hablabas en francés, italiano, inglés, portugués... Preguntándolo sin vanidad, la que jamás tuviste, ni siquiera para percibir que eras excepcionalmente bella también físicamente. Y allá estás en el cielo mi Maritza querida, por tu bondad a toda prueba, por esa honestidad que te hizo rechazar siempre cualquier convencionalismo provechoso y cualquier hipocresía siempre en boga... Tus hijos te despidieron con los acordes de "La Vie en Rose" tu canción; y te fuiste con los buenos, con los justos, con los auténticos... Y me lees ahora, cuando no puedo contener mis lágrimas porque recuerdo perfectamente que la primera lectora de mis artículos y mis escritos eras tú, la que no se contenía para llamarme y gritar ¡Pimpo! Te leí. ebruzual@gmail
Posted on: Thu, 19 Sep 2013 18:43:32 +0000

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