TERRATENIENTES: OBJETIVOS Y MOTIVACIONES Entre la segunda mitad - TopicsExpress



          

TERRATENIENTES: OBJETIVOS Y MOTIVACIONES Entre la segunda mitad de la década de los setenta y la primera de los ochenta, el principal conflicto en el estado fue la lucha por la tierra que se desarrolló entre dos fuerza: las del gobierno y las del campesino. por parte de los trabajadores del campo el objetivo de la lucha era la defensa de la principal fuente de subsistencia que tenían: las tierras, que ya para entonces trabajaban. pero el gobierno ¿ que defendía cuando apoyaba a los finqueros o a grupos dependientes oficiales y atacaba de diversas formas con represión selectiva o masiva a los grupos campesinos? En el caso de chiapas, quienes controlaban el poder no eran dirigentes obreros o campesinos, todos pertenecían a la burguesía agraria de Chiapas; entonces, lógicamente, defedían a su clase. la mayoria de los gobernadores del estado habían sido hijos de grandes terratenientes, tradicionalmente atrasados y reaccionarios. Absalón Castellanos Domínguez, gobernador del estado en el periodo de 1982 a 1988, representó la síntesis de esa burguesía agraria tradicional: CASTELLANOS y DOMÍNGUEZ, dos familias terratenientes de la zona de Comitán. Jorge de la Vega Domínguez, ex gobernador del estado de Chiapas, ex-secretario de Comercio, es también descendiente de la burguesía agraria de Comitán y un influyente miembro del PRI. Los secretarios generales de gobierno y demás funcionarios también estaban bien relacionados con los terratenientes; algunos de ellos eran finqueros o simplemente mantenían compromisos con ellos. Sorprendente el echo de que fuese la burguesía agraria tradicional, reaccionaria, no productiva, que no se insertaba en el capitalismo moderno, la que dominaba en el estado. ¿A qué se debía ese poderío tan grande de los terratenientes, que en ocasiones no coincidía con los intereses del estado mexicano? Eso tiene su explicación en la historia particular de Chiapas, cuyo desarrollo no siguió las mismas vertientes de lo ocurrido a nivel nacional; el sector terrateniente se constituyo como tal desde hace aproximadamente ciento cincuenta años, se vio favorecido por las primeras Leyes Agrarias de la época de independencia y, sobre todo, por las Leyes de Reforma que le permitieron apoderarse de las mejores tierras de las comunidades indígenas y de aquellas que fueron llamadas de "manos muertas". Así, mientras que en el centro del país la burguesía pretendía convertir en pequeños propietarios a los indígenas, en Chiapas se les despojó y se les convirtió en peones acasillados y baldíos; este proceso de sometimiento de los indígenas a la servidumbre se vio favorecido con el porfirismo, periodo en el que se consumó el despojo a las comunidades y la conversión de los indígenas en mozos atados por deudas a las fincas. Sin embargo, el poderío de los latifundistas se remonta al tiempo de la llamada revolución mexicana; esto se explica en el hecho de que la historia chiapaneca siempre ha registrado un desfase con respecto a la historia nacional. Desde 1821, año de la independencia de Chiapas, la clase propietaria del estado se dividió en dos bandos: los conservadores, localizados territorialmente en la región de Los Altos, con sede en San Cristobal de Las Casas, en aquel entonces capital de Chiapas, y por otro lado lo liberales, que dominaban Chiapa; Tuxtla y Comitán. A lo largo del siglo XIX Tuxtla Gutiérrez fue superando en el terreno económico a San Cistobal de Las Casas y con ello el poder de los tuxtlecos fue expandiéndose. En 1892 Emilio Rabasa, "el cacique ilustrado", sindo gobernador de Chiapas trasladó los poderes a Tuxtla, contando para ello con el apoyo de Porfirio Díaz y de los propios liberales tuxtlecos. Este echo exacerbó aún más los ánimos entre las dos facciones de terratenientes; en 1911, mientras en México tomaba fuerza la revolución, los alteños pretendieron recuperar el poder por la vía armada, pero fueron derrotados en una guerra que duró un mes por los "Hijos de Tuxtla". Con este enfrentamiento, que costó el desorejamiento a los chamulas y muchas muertes, la clase propietaria de Chiapas saldó una vieja cuenta. Sin embargo, sólo vivirán dos años en orden y progreso, pues en septiembre de 1914 la revolución mexicana llagó por fin a Chiapas. El 14 de ese mes las División Veintiuno del Ejercito Constitucionalista, encabezada por el general Jesús Agustín Castro, ocupó la provincia, disolvió los poderes legalmente constituidos y concentró todas las funciones de gobierno en su persona, incomodando a la clase política chiapaneca. El general Castro decretó nada menos que la liberación de mozos y la cancelación de sus deudas; impuso una jornada laboral máxima y un salario mínimo, entre otras medidas orientadas a terminar con la servidumbre de los chiapanecos y con el poder patriarcal de los terratenientes: éstos calificaron a los carrancistas como un ejercito de ocupación que atentaba contra las "costumbres" de la familia chiapaneca y se levantaron en armas llamándose "villistas", con el apoyo de un ejercito compuesto por peones acasillados, con el propósito de mantener las viejas estructuras basadas en relaciones sociales semiserviles. En 1920 los "mapaches", como se conocía a las tropas comandadas por los finqueros chiapanecos, derrotados en el terreno militar, aprovecharon la coyuntura nacional y pactaron alianzas con Álvaro Obregón, quien les reconoció como fuerza militar y política. Esta alianza, además de garantizarles el poder político, les aseguró que sus "feudos" quedaran intactos, intocables; precisamente el primer gobernador post-revolucionario fue el jefe mapache Tiburcio Fernández Ruiz, quien en su primera Ley Agraria estableció como terrenos susceptibles de afectación a aquellas propiedades que excedieran las ocho mil hectáreas, lo que explica el escaso reparto de tierras en esos primeros años de gobierno "revolucionario" en Chiapas y que también se mantuviera la servidumbre en el campo. En consecuencia la reforma agraria no se aplicó en Chiapas de manera amplia, sino fue hasta el régimen del general Lázaro Cárdenas cuando el gobierno federal afectó propiedades en la región de Soconusco, en la Frailesca, en el área tojolabal, en la chol, así como en los municipio de Frontera Comalapa, Cintalapa y Jiquipilas. Pese a todo, la estructura agraria chiapaneca siguío teniendo como resago distintivo el de la concentración de las tierras en pocas manos y el mantenimiento de una fuerza de trabajo sujeta a relaciones semiserviles. Así, los gobiernos de Chiapas, herederos de la familia chiapaneca, integrada por aquellos terratenientes que organizaron la contrarrevolución, el movimiento reaccionario de 1914 a 1920 y que triunfaron, conservaron el poder suficiente para evitar que en Chiapas se realizara la reforma social puesta en marcha en otros estados. Hasta la década de los ochenta, algunos de sus descendientes se turnaban en el poder estatal, dando continuidad al proyecto reaccionario de principios del siglo XX. Sin embargo, debe quedar claro que una cosa son los terratenientes, los intentos de una burguesía agraria tradicional y atrasada y otra la dinámica de las leyes del desarrollo capitalista, pues éste va avanzando, se oponga quien se oponga; estos latifundistas no se hubiese acomodado a las nuevas condiciones -tal como lo hicieron en 1920-; de ese manera no era raro encontrarnos, en pleno fin de siglo, a mozos sujetos a relaciones semiserviles, pero manejando modernos tractores en algunas regiones del suelo chiapaneco. tomado del libro "LOS ZAPATISTAS DE CHIAPAS" de JUAN PEDRO OCAÑA
Posted on: Wed, 24 Jul 2013 05:39:02 +0000

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