Testigos de Jehová: problemas en el paraíso 21 Martes feb - TopicsExpress



          

Testigos de Jehová: problemas en el paraíso 21 Martes feb 2012 Publicado por Esteban López en Ensayos ≈ 4 comentarios Que se cite a los testigos de Jehová como ejemplo de intolerancia religiosa, puede parecer extraño a muchas personas, sobre todo cuando se tiene en cuenta que ellos mismos fueron víctimas de la intolerancia religiosa en años pasados. Muchos sufrieron prisión en campos de concentración y otros murieron durante el régimen nazi. El tribunal Supremo de los Estados Unidos sentó jurisprudencia al decidir a favor de ellos en la defensa de sus derechos como “minoría religiosa.” Y así fue en el caso de otros países, hasta que hoy día, en los países democráticos disfrutan plenamente de sus derechos como grupo religioso amparándoles la ley. Como ejemplo de esto, la Constitución española, en el Artículo 16, párrafo 1 dice: “Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la Ley.” Pero es triste reconocer que hay otra faceta en los testigos de Jehová que muchas personas no conocen, y es que ellos están muy prestos a exigir a las sociedades democráticas su derecho a la libertad de pensamiento como grupo religioso que son, pero niegan ese mismo derecho a sus miembros de base. Eso ha causado y está causando un gran sufrimiento a muchas personas por el simple hecho de solo disentir en ciertos aspectos doctrinales. Los testigos de Jehová no se limitan solo a expulsar de entre sus filas a los disidentes o a los que ellos llaman despectivamente “apóstatas” y a otras personas. La política doctrinal oficial de su cuerpo gobernante enseña a sus miembros que corten toda relación con ellos o incluso a que los odien, aunque estos sean miembros de una misma familia o no hayan perdido en absoluto la fe en Dios o en la Biblia. El adoctrinamiento interno en ese sentido es constante. A los testigos se les enseña que no deben aceptar publicaciones llamadas por ellos “apóstatas.” Sin embargo, ellos mismos no dudan en llenar sus vecindarios con sus publicaciones y aunque en ellos vivan también personas creyentes y con fe en sus respectivas iglesias. Exigen su derecho de “predicar” y hablar de su religión a otros, pero ellos mismos no ven con buenos ojos que otros lo hagan, sobre todo si éstos han pertenecido a sus filas y tienen preguntas sinceras o simplemente disienten en algún aspecto doctrinal o de organización. Esa es la razón por la que dentro de la organización de los testigos de Jehová hay una atmósfera asfixiante de falta de libertad de expresión, y una verdadera “psicósis” en relación a todo lo que ellos llaman “apostasía”, y a los medios donde se supone que ésta aparece, como son algunos programas de televisión, Internet, etc. Como ejemplo ilustrativo de lo que se dice, su órgano oficial, la revista “La Atalaya” (1 Mayo 2000, págs.9,10) dijo: “Los apóstatas representan otra amenaza para nuestra espiritualidad. El apóstol Pablo predijo que habría una apostasía entre los que se llamaban cristianos (Hechos 20:29, 30; 2Tesalonisences 2:3). En cumplimiento de sus palabras, después de la muerte de los apóstoles, una gran apostasía condujo a la formación de la cristiandad. Aunque hoy no se ha producido ninguna gran apostasía dentro del pueblo de Dios, algunos de los que se han separado de los testigos de Jehová los disfaman difundiendo mentiras e información errónea. También hay quienes se unen a otros grupos para oponer una resistencia organizada a la adoración pura. De este modo se colocan del lado del primer apóstata, Satanás. “Algunos apóstatas se valen de diferentes medios de comunicación de masas, entre ellos Internet, para divulgar información falsa sobre los testigos de Jehová. Así es que las personas sinceras que desean informarse sobre nuestras creencias, en ocasiones se topan con propaganda apóstata. Incluso algunos testigos se han expuesto sin darse cuenta a esta información perjudicial. Además, los apóstatas a veces participan en programas de televisión o radio. ¿Qué proceder es prudente que sigamos en vista de lo antedicho? “El apóstol Juan mandó a los cristianos que no aceptaran a los apóstatas en sus hogares: «Si alguno viene a ustedes y no trae esta enseñanza, nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo. Porque el que le dice un saludo es partícipe en sus obras inicuas». (2 Juan 10, 11) Evitar todo contacto con estos opositores nos protegerá de su modo de pensar corrupto. Ahora bien, exponerse a las enseñanzas apóstatas a través de los diferentes medios modernos de comunicación es tan perjudicial como recibir al apóstata mismo en casa. Nunca debemos de permitir que la curiosidad nos haga actuar de un modo tan calamitoso. (Proverbios 22:3)” Al testigo medio le queda poca opción de pensar que esa clase de política no tenga base bíblica, pues “tejen” los argumentos y textos bíblicos suficientes como para que se inculque un verdadero desprecio por todo aquel que haga preguntas sinceras en cuanto a ciertos asuntos doctrinales o de organización. En su actitud de sospechar de otros y en sus acciones intolerantes, mezclan el nombre de Dios con su “organización” de tal modo que los testigos de base son incapaces de ver la diferencia entre “Jehová” y “organización.” También llama la atención aquí, la facilidad con que relacionan a esos “apóstatas” con el mismo Satanás. Recuerda las mismas palabras empleadas por el obispo que dirigía la operación de quema de John Hus: “Encomendamos tu alma al Diablo.” Por otro lado, cuando citan 2 Juan 10 y 11, no dicen que aquí el apóstol habla solo de los que “niegan a Cristo” (versículo 9) y un poco antes, de los “anticristos.” Sin embargo, la realidad es que muchas personas que son expulsadas nunca negarían a Cristo ni su enseñanza. Se puede ver con claridad diáfana lo patético y triste del caso, y es el hecho de que no les importa incluso manipular hasta la aplicación del texto bíblico mismo con tal de mantener su inicua política de extremo rechazo a personas inocentes. Además están los avisos constantes con relación a la información que aparece en Internet. Es verdad que no toda la información que aparece en Internet es digna de confianza. Sucede lo mismo con lo que se publica en la forma de libros y revistas. Pero parece que mucha de la información que compromente seriamente a la organización de los testigos sí es comprobable y hace reflexionar profundamente. Intentar demonizar un medio de libre información como es Internet es a la larga contraproducente para los intereses de una organización autoritaria como la de los testigos de Jehová, porque Internet representa libertad de información para mucha gente, no hermetismo. De hecho, cabe esperar que no se pueda frenar el crecimiento y el efecto imparable que la Red tiene en la vida de la gente. Los testigos de Jehová niegan que sean una secta en el sentido peyorativo del término. Pero si realmente no desean que se les confunda, deberían reflexionar en el informe siguiente. En el libro Sectas y Derechos Humanos (Editorial Universidad de Córdoba), un estudio hecho por un grupo compuesto por cinco profesores de las universidades españolas de Alcalá de Henares, Cádiz, Complutense, Córdoba y Oviedo se dice: “Lo que conduce a la secta al fanatismo es la propia inconsistencia de sus creencias, que hace que los adeptos, para defender una idea un tanto insegura, se vuelvan intolerantes y que por miedo a no tener razón, impongan sus ideas violentamente, fanáticamente, absolutizándolas. La conciencia de saberse en la verdad, genera en la secta y en sus miembros complejos de superioridad y persecución… “El fanatismo es el mecanismo que produce en la secta la concesión de primacía total a sus principios, doctrinas e interpretaciones, por encima de las personas. Esto conlleva que aquellos adeptos que piensen de forma diferente se conviertan automáticamente en enemigos a los cuales se les silencia, se les persigue, se les expulsa, porque son un peligro para la secta, crean la duda y la inseguridad en ella. “El fanatismo obliga a todos los miembros de la secta a que se ajusten a los moldes “sagradamente” establecidos. De hecho, entre 1975 y 1978, se persiguió a los disidentes de los testigos de Jehová, produciéndose casi un millón de expulsiones, es decir, un 25% de la secta.” ¿No debería ser eso suficiente causa de reflexión para los dirigentes de los testigos de Jehová hoy? ¿No sería mucho mejor que propiciaran cambios hacia posiciones de mayor tolerancia y respeto por la conciencia individual de sus miembros y de ese modo evitar que constantemente se haga referencia a ellos como una “secta”? El Tribunal del Santo Oficio de la Santa Inquisición, con sus juicios y quema de “herejes”, fue una de las instituciones más despiadadas e inicuas que han existido. Es triste reconocer que el sistema policial y judicial que emplean los testigos para deshacerse de los disidentes es el mismo. Es verdad que no queman el cuerpo físico de la persona porque simplemente el Estado no se lo permite. Pero sí se aseguran de “quemar” su buen nombre y su dignidad, y además de por vida. En cierta ocasión, una mujer de Nueva Zelanda que había sido testigo de Jehová por varios años, fue acusada de “apostasía” por reconocer haber leído los libros de Raymond Franz, anterior miembro del cuerpo gobernante de los testigos de Jehova, y un comité judicial le notificó que sería expulsada. Ella apeló. Durante la sesión de apelación se vió sola ante un grupo de nueve hombres que la increpaban constantemente a ella y al autor de los libros. ¿Puede alguien imaginar cómo se debe sentir una persona que está sola ante nueve hombres arrogantes y autoritarios bajo esas circunstancias? La escena en el tiempo podría ser un poco diferente, pero es obvio que la razón de fondo seguía siendo exactamente la misma que en el caso de la ejecución en la hoguera de John Hus: extrema intolerancia religiosa. Cuando una persona decide bautizarse como testigo de Jehová, lo hace con el sentimiento sincero de servir a Dios. Los ancianos de la congregación donde sirva, se aseguran de considerar con ella todas y cada una de las creencias de su teología para asegurarse de que las ha aceptado al cien por cien. Pero a esa persona nadie le dice que si con el tiempo, ella deja de aceptar tan solo una de esas creencias, se la tratará como alguien sospechoso, como falto de fe en Dios (o en su organización), y como un “apóstata,” alguien a quien hay que despreciar y hasta odiar. Cuando se ha preguntado en alguna ocasión a algunos de sus dirigentes por qué cortan toda relación con quien no comparte todo en sentido doctrinal, la respuesta es ‘¿qué sentido tiene ahora relacionarse con esa persona?’ Pero no reconocen que esa clase de política es inhumana y que hay otra manera de tratar a esas personas: como seres humanos con dignidad y derechos, y no como entes que “hay que tratar como si estuvieran muertos.” ¿No es semejante posición una vergüenza para una organización que afirma que es cristiana? ¿no es eso una afrenta descarada a las leyes morales universales y al espíritu de amor al prójimo enseñado por Jesús de Nazaret? Quizá una de las causas por las que los testigos de Jehová son tan intolerantes sea el que se les enseñe una y otra vez, como ocurre en el caso de otras religiones, que son “el único pueblo escogido de Dios.” Al resto de la gente, por no pertenecer a su religión, los llaman “mundanos”, merecedores de destrucción cuando Dios traiga el fin del mundo. Parece que olvidan el tremendo sentido exclusivista que tenían los judíos en el tiempo de Jesús. En la página 204 de su libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra, ellos quieren representar los rostros de superioridad y desprecio de los judíos hacia otras personas porque no formaban parte de su pueblo. Sorprende que los testigos no vean sus rostros reflejados allí. Para ilustrar lo que se acaba de decir. Hace ya algunos años, en una pequeña población de Andalucía, España, tuvo lugar un horrible accidente de autocar, donde muchos jóvenes testigos murieron abrasados debido a que falló el sistema de apertura de las puertas del vehículo. Casi todos los medios de información dieron la triste noticia. La sucursal española de los testigos de Jehová organizó una reunión grande para los funerales en la misma ciudad. Asistieron muchas personas, vecinos, amigos, familiares y varias autoridades de la Junta de Andalucía para dar su apoyo. Sin embargo, la pregunta que surge inmediatamente, conociendo el sentido de exclusividad que tienen los testigos es: si los accidentados hubieran sido otros vecinos del pueblo, ¿hubieran ellos asistido a los funerales? La verdad es que lo más probable es que no, pues para ellos el resto de la gente que no pertence a su religión es simplemente “mundana.” El trato de extremo rechazo también se aplica en el caso de que una persona escriba, por razones de conciencia, una carta de renuncia como testigo de Jehová. La indiferencia y desprecio por parte de familiares y amigos testigos “de toda la vida” es exactamente el mismo que en el caso de una persona expulsada. Tanto es así que, entre muchos anteriores testigos, se dice con frecuencia que “no hay modo honorable de dejar la organización.” Para el honor y buen nombre de tantas personas que por años “derramaron” sus vidas por servir en la organización de los testigos de Jehová, ¿no es eso muy triste, sobre todo teniendo en cuenta que muchas de ellas siguen teniendo fe en Dios y en su Palabra?
Posted on: Sat, 27 Jul 2013 09:42:57 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015