«Todo aquél que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, - TopicsExpress



          

«Todo aquél que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.» (1 Corintios 9:25) Estamos comprometidos en una lucha mucho mayor que a de los que luchan profesionalmente, los cuales no suben a la lona sin antes haberse preparado –en los entrenamientos diarios de varias horas hasta las abstinencias de determinados alimentos–. Sin embargo, parece que no creemos, o que no aprendemos que estamos en una guerra abierta contra las fuerzas de las tinieblas. Ellas son terribles y están determinadas a acabar con nuestra vida. ¿Usted se está preparando? Luchador desesperado es sinónimo de luchador derrotado. ¿Usted, de hecho, cree que fue alistado para esa guerra? Ella es contra los principados, las potestades, los príncipes de las tinieblas de este siglo y las huestes espirituales de maldad (Efesios 6:12). ¿Eso no le interesa? Quien piensa así, cuanto menos espera, es alcanzado por un dardo mortal que trae una enfermedad, un problema en el hogar, en las finanzas o en otras áreas. De nada le servirá «tirar la toalla», pues el enemigo no descansará hasta que tenga a usted en sus manos sucias. ¡Cómo es triste ver a los soldados de Cristo heridos! Ellos fueron llamados por el Rey para representarlo y, por un determinado tiempo, lo hicieron. Sin embargo, por falta de preparación, el enemigo envió a una persona hermosa, una verdadera Dalila, como en la historia de Sansón (Jueces 16), y ellos, dejándose llevar por las paciones, cayeron. Ahora, lo que resta es la vergüenza y algunos hijos bastardos. Otros se envolvieron en los engaños y viven sobornando a los agentes de la ley para que no sean presos. Nuestra lucha es real y continua. Así que, necesitamos estar a los pies de Cristo, siempre en comunión con el Señor para que seamos victoriosos. Cada cristiano tiene que llegar a la conclusión de que no es una excepción; no hay quien no tenga que luchar contra esas fuerzas malignas; y el que no se prepare caerá en la batalla. Tenemos que presentarnos a Dios listos, como obreros que no tienen de qué avergonzarse y que usan bien la palabra de verdad (2 Timoteo 2:15). Al final, fuimos convocados para luchar, vencer, vencer y vencer. Si usted es uno de esos que fueron heridos, el Señor puede sanar sus llagas. Pero, si no hace nada a partir de ahora, quedará en las manos del adversario. Eso es equivocarse más de lo que se ha permitido. Ahora que usted tomó conocimiento del porqué los males hechos le suceden, no tendrá más excusas. Todo lo que debe hacer es arrepentirse de lo que el maligno ya le usó para hacer y emendar su fracaso. Así como Pedro, grite para el Señor que usted se está hundiendo (Mateo 14:30). De este modo, Él le extenderá la mano y le rescatará, tal como hizo, por ejemplo, con David, que siguió siendo una bendición después de haberse arrepentido de su pecado con Betsabé (2 Samuel 11:3ss). ¡Invoque al Señor Dios de la santidad y Él le perdonará ahora mismo!
Posted on: Wed, 13 Nov 2013 20:26:35 +0000

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