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olítica Los riesgos de gobernar a los ponchazos cristina melani muñequito 28/07/13 - 08:01hs ¿Por qué el gobierno sostiene contra viento y marea a un personaje tan oscuro -sospechado por crímenes de lesa humanidad- como César Milani en la Jefatura del Ejército? La respuesta hay que encontrarla en los verdaderos intereses que mueven los hilos del gobierno. Milani hizo carrera en las fuerzas armadas siendo espía, por lo que se presume que maneja información altamente sensible para el gobierno K. No sólo eso: también sería el nexo con otros servicios de inteligencia del mundo. Ni siquiera el hecho de figurar en el Nunca Más, una prueba irrefutable de que Milani no es trigo limpio, sirvió para que la administración K decidiera dar marcha atrás y proponer otro jefe militar. En otras palabras, el kirchnerismo prefiere entrar en contradicción con su discurso de defensa de los derechos humanos (a esta altura quedó demostrado que era una falacia absoluta), antes de desarticular la red de espionaje que le suministra información sensible, especialmente en lo que se refiere a sus adversarios políticos. No por casualidad el famoso Proyecto X, un programa de espionaje ilegal, habría sido diseñado por el ahora Jefe del Ejército. Para cumplir con su objetivo, CFK cuenta con el apoyo de personajes como Estela de Carlotto que, con total de garantizarle puestos políticos a sus hijos, sale a defender lo indefendible. Carlotto llegó al extremo de relativizar el Nunca Más, cuando numerosos militares fueron pasados a retiro en la última década sólo por el hecho de ser familiar de algún militar involucrado en alguna causa por represión. En definitiva, tanto Abuelas como Madres de Plaza de Mayo, por el vil metal, se han convertido en un apéndice más del gobierno. Los intereses Resulta evidente que soltarle la mano Milani le podría generar a la administración K que trascienda públicamente información comprometedora que complicaría aun más, en casos de corrupción, a la familia presidencial y al círculo de funcionarios públicos que la rodea. En ese sentido, varios funcionarios K parece que tienen una prioridad que los enceguece: garantizarse impunidad. Y así evitar terminar tras las rejas, cuando dejen de saborear las mieles del poder. De ahí que también se lo proteja, de forma escandalosa, con jueces amigos del gobierno, al multidenunciado exsecretario de Transporte, Ricardo Jaime. No haberle soltado la mano a Jaime, que arrastra más de 20 procesos penales y sigue en libertad, no hace más que confirmar la sospecha que siempre se tuvo de que el exfuncionarios no habría robado sólo para su beneficio personal. Por el contrario, habría practicado el famoso “robo para la corona”, que significa que fue uno de los cajeros de Néstor Kirchner durante varios años. Improvisación permanente En definitiva, este tipo de episodios, no hacen más que mostrar que el gobierno no tiene planes estratégicos de ningún tipo. Conduce el país a los ponchazos, improvisando permanentemente. Y las consecuencias están a la vista en el plano político y social, con una severa recesión económica, una inflación que no da respiro y una acelerada pérdida del poder adquisitivo de los asalariados. La improvisación llevó a la Presidenta a decidir, en una medida absolutamente electoralista, reintegrar a los trabajadores el descuento que ya se les había aplicado por el Impuesto a las Ganancias. Un verdadero parche que de poco sirve. Por un lado, porque existen muchas dudas acerca de cómo se implementará el reintegro, y por el otro porque no se está atacando el problema de fondo como es la aberración que significa que exista un impuesto al salario. Durante más de una década en el poder, el kirchnerismo profundizó hasta límites intolerables la presión fiscal sobre la clase media, los trabajadores, los pequeños y medianos empresarios, y todo sector pueda darle un valor agregando a la economía, generando empleo genuino. Los objetivos del gobierno siempre pasaron por conformar y mantener un gigantesco aparato de clientelismo político con los planes sociales y la proliferación de cargos rentados en el Estado, maquillando la desocupación real y garantizando voto fácil en las elecciones. Ahora bien, ese esquema de acumulación de poder está llegando a su fin porque todas las cajas del sector público se han secado. Y el gobierno se niega a ir contra los sectores privilegiados que más ganan en nuestro país, como son los bancos (que no pagan un solo centavo en concepto de renta financiera), las multinacionales mineras y el juego. Es más, prefiere regalarle los recursos naturales a una compañía nefasta como Chevron, con pesadas denuncias en todo el mundo, antes de exigirle a estos que aporten lo que corresponde en pos de salir de la crisis energética que está desangrando al Estado. El gobierno no lo hace, sencillamente, porque estos intereses a los que debería atacar son los que siempre sostuvieron al kirchnerismo y que ahora también miran con buenos ojos a candidatos como Sergio Massa, que les garantiza la continuidad de sus oscuros negocios. Seguramente, en los próximos días, a medida que se acerquen las primarias, asistiremos a nuevos manotazos de un gobierno que está demostrando no tener ningún tipo de límite moral a la hora de saquear el Estado en función de sus oscuros intereses políticos. 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Posted on: Mon, 29 Jul 2013 13:33:16 +0000

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